“Patotear con una simple mayoría, ideas que tienen tanto que ver con la vida de nuestros pueblos, ayuda muy poco a la convivencia de los pueblos” mandó Néstor Kirchner ante la mirada furiosa del presidente de México, Vicente Fox y el gesto de hastío de George Bush. El presidente argentino fue tajante. Lula y Hugo Chávez lo miraban con sonrisas cómplices y Tabaré Vázquez permanecía pensativo: como titular del Mercosur tendría que negociar el texto de la Cumbre de las Américas. Estados Unidos y sus aliados querían respaldar el ALCA pero el Mercosur argumentaba que la reunión era para hablar de empleo.
Usar el término “patotear” por lo que estaba haciendo Bush para imponer una declaración sobre el ALCA mostraba a un presidente argentino que no encajaba en la media histórica. Néstor no le tenía miedo, como dijo en otro discurso al referirse a los militares de la dictadura. Pero al mismo tiempo mostraba que la alianza con Lula en Brasil y Chávez en Venezuela, era capaz de redefinir la relación hegemónica histórica de Estados Unidos en la región.
Esta escena poco acostumbrada en la diplomacia latinoamericana ocurría en la IV Cumbre de las Américas, que se efectuó el 4 y 5 de noviembre. Al mismo tiempo se celebraba en paralelo en Mar del Plata, del 1 al 4, la Cumbre de los Pueblos. El debate áspero no era por una simple mención en un documento de la reunión de mandatarios del Continente y el Caribe. La intención de Bush era bloquear el proceso de integración regional que comenzaba a desarrollarse en el Mercosur también con el uruguayo Tabaré Vázquez y el paraguayo Nicanor Duarte Frutos.
La resistencia del Mercosur a la iniciativa norteamericana no era ideológica. Estados Unidos subvencionaba la producción agrícola y de alimentos y pretendía imponer condiciones a la producción local. La misma situación se planteaba con Brasil. La aceptación de esos términos hubiera puesto en riesgo el incipiente repunte de la economía tras la crisis del 2001.
Finalmente, entre ovaciones, Chávez habló dos horas y llamó a su lado a Maradona y a Evo Morales. "Los argentinos tenemos dignidad. Echemos a Bush" gritó el 10. "ALCA, ALCA, ALCA, al carajo. ¿Quién enterró el ALCA? Los pueblos de América", dijo Chávez, y desató una cerrada ovación.
Pero el entierro real lo protagonizaron al día siguiente los mandatarios del Mercosur y el venezolano cuando frustraron el intento de Bush. La reunión de Mar del Plata impactó en el sistema unipolar que funcionaba en el planeta tras la caída de la URSS. Kirchner, Chávez y Lula pusieron un tope que permitió que América Latina tomara un rumbo de unidad e integración, en contraste con la división y el enfrentamiento promovido históricamente desde fuera de la región, cuando cada país enfocaba más hacia Washington o Europa.