La programación de la Feria del Libro de Mendoza, que se realizará del 10 al 15 de noviembre bajo la consigna “Literatura en expansión”, es un lujo. Mariana Enríquez estará en la apertura de esta edición virtual, en la que también participarán María Moreno, María Teresa Andruetto, Camila Sosa Villada, Selva Almada, Hernán Casciari, Alejandro Zambra (Chile), Claudia Piñeiro, Fernanda García Lao, Gabriela Wiener (Perú), Nona Fernández (Chile), Pedro Saborido y Rep, entre otros. Durante seis días habrá intercambios online entre narradores, poetas, guionistas y cineastas con propuestas imaginadas para conectar la escritura con otros lenguajes.
Cómo se la extraña a Liliana Bodoc (1958-2018), a más de dos años de su inesperada muerte. La Feria de Mendoza --organizada por el gobierno de la provincia, con el apoyo del ministerio de Cultura de la Nación-- la recordará en una actividad donde se presentarán los ganadores del certamen de cuento fantástico Liliana Bodoc 2020 con la participación de las juradas de esta primera edición, Claudia Piñeiro, Fernanda García Lao y Natalia Páez, que decidieron premiar a la obra Trampa para conejos, del escritor de San Rafael Ricardo Carpena. También se presentará una obra póstuma de Bodoc: Memorias de una alcahueta, publicada en la colección “Miscenas” de dramaturgia contemporánea por la editorial Hasta Trilce. Un grupo de juglares populares bajo el nombre de la “Logia Bagual”, en alguna ignota ciudad de algún virreinato latinoamericano, relatan la historia de amor, de intrigas y traición entre una alcahueta de gobernador y un poeta perseguido. El libro cuenta con un prólogo escrito por Galileo, el hijo de la escritora, que recuerda la vida de su madre, sus inspiraciones, desafíos y amores.
2020 es “el año de la pandemia” para el mundo. En Argentina, además del impacto que generó la Covid-19 en la vida económica y cultural del país, fue el año en que murió Quino (Joaquín Salvador Lavado Tejón), mendocino ilustre y universal gracias a Mafalda. Pedro Saborido y Rep participarán del homenaje “Quino en el cielo mendocino” y se proyectará el documental Quinopedia. La Feria del Libro de Mendoza desplegará La Genealógica, un Archivo Colaborativo en Construcción que pretende recuperar la literatura mendocina escrita por mujeres, identificando a las autoras que escribieron en la provincia. El lanzamiento de este archivo propone un recorrido transmedia a través de las imágenes, sonidos, fotografías, ilustraciones y materiales audiovisuales.
Los cruces de voces y miradas entre autores de Mendoza, de otras provincias y países se materializarán en mesas temáticas como “La distopía de lo real” con Mariana Enrique y Gastón Ortiz Bandes; “Las escrituras del feminismo”, con reflexiones de María Moreno, Vanina Escales, Gabriela Wiener y Alejandra Ciriza; “El periodismo post pandemia”, con la participación de Marina Walker, Hugo Alconada Mon y Flor Halfon; “Sara Gallardo. El nuevo clásico de la literatura argentina”, con Enzo Maqueira; “Hablemos de Astrología”, una mesa con Leticia Pogoriles, Lucía Ferreccio y Paula Jiménez; y Colectivas de escritoras y disidencias (Write like a girl, Cuatropías, Escritoras por la IVE, PAO, Chuncanxs), entre otras. “Esta pandemia hizo que la feria deba transformarse y mutar en este nuevo formato virtual. Lejos de ser una cuestión negativa (como lo vimos en un principio), ha tenido grandes puntos positivos porque nos ha permitido que sea inclusiva, accesible y nos dio la posibilidad de incorporar autoras y autores de distintos países y de otras provincias”, cuenta Gustavo Tarantuviez, director de Estrategias Culturales del ministerio de Cultura y Turismo de Mendoza. “La virtualidad nos aleja de la mística de la feria presencial, donde recorremos los stands, hojeamos libros, los olemos, leemos sus contratapas y algunas hojas, charlamos con los libreros, para darle paso a una feria que, seguramente, quedará en la historia por su apertura a distintos públicos y su gran capacidad de federalización de los contenidos”, subraya Tarantuviez a Página/12.
“Los artistas pueden trabajar en colaboración y con una transversalidad mucho más maleable y práctica. En la feria, por ejemplo, realizamos una convocatoria a un concurso de Video Poesía en el cual se llama a participar a grupos de artistas (poeta, más realizador audiovisual, más músico). Esto se podía hacer en la presencialidad, pero la virtualidad lo hace más fácil de llevar a cabo y hace que muchas más personas puedan participar –pondera el director de Estrategias Culturales-. Desde Mendoza (como le ocurre a todas las provincias alejadas de Buenos Aires), los costos de producción de una feria presencial son muy altos (pasajes, estadías, viáticos); pero con este formato esos costos se han reducido notablemente”. Tarantuviez dice, sobre el lema de esta edición, que “la literatura se expande hacia los más recónditos lugares donde tal vez antes no se llegaba, la literatura como todo se va transformando y los escritores y escritoras se van adaptando a esas mutaciones”. ¿Hacia dónde se puede expandir la literatura? “A esta altura, hay otros maneras de leer que no son los modos tan rígidos de la literatura que acontece nada más en los libros. Hay bastantes cruces con otros medios que están dados por Internet y eso trajo la apropiación de los fans como algo más intenso entre las adaptaciones de la literatura al cine”, plantea Mariana Enríquez que dialogará con Gastón Ortiz Bandes en la apertura de esta edición.
Editar y resistir
“¿Cómo editar en pandemia? Editoriales mendocinas resisten” reunirá a un grupo de editores de Ediciones del Retortuño, Grito Manso, Laboratorio Oscuro y Pez Menta. Alejandro Frías, de Ediciones del Retortuño, un proyecto que nació en 2018, recuerda las impresiones iniciales, allá por marzo, cuando llegó el coronavirus. “Nuestro primer paso fuerte del año era la Feria del Libro de Buenos Aires, pero todo se canceló, además de que se cerraron las imprentas también, por lo que nuestro plan de publicaciones tuvo que suspenderse, y pudimos sacar apenas dos títulos de la decena que teníamos prevista para este año”, resume Frías la parálisis de los primeros meses. “Hasta que no se abrieron las librerías el mercado ni se movió. Si bien ofrecimos servicios de ventas vía delivery, lo mismo que las librerías, la situación económica de la gente no está como para priorizar la compra de libros”, reconoce el editor mendocino. “Las que más sufrieron y siguen sufriendo son las editoriales autogestivas, con formatos de colectivos o cooperativas, cuyo mayor espacio de visibilidad y ventas son las ferias, no tanto las librerías. Con la apertura de las librerías, el circuito de la edición de libros volvió a funcionar. En este momento estamos retomando cierta normalidad, a la espera de que el 2021 sea un mejor año para el mercado editorial”, agrega el responsable de Ediciones del Retortuño.
María Luz Malamud, que dirige Pez Menta, literatura para las infancias con libros álbum y libros ilustrados, publicó en plena pandemia Donde vive la música, gracias al financiamiento colectivo, una experiencia que la editora califica de “muy grata”. “Si bien el contexto era muy desalentador a nivel económico y a nivel anímico, se pudo reunir el dinero para la publicación, y eso le da una connotación especial porque este concepto de hacer cultura entre todos, que la poesía llegue a las casas y que sea un refugio y una compañía, nos parece muy valioso”, destaca Malamud sobre este proyecto editorial. “Nos mueve el deseo de hacer libros, y entrar en el mercado es muy difícil, más desde el interior, donde el circuito y la distribución de nuestros libros es mucho más complicado. Vamos a seguir sosteniendo este formato del esfuerzo colectivo, apelando al hacer cultura entre todos. Hacer libros de poesía ilustrada es un hecho político; la poesía es un acto revolucionario, más en estos momentos tan complicados que nos toca atravesar”, afirma la editora de Pez Menta y comenta que están trabajando en los próximos tres libros que publicarán. “El panorama es tratar de resistir, de empujar, de seguir haciendo cultura, de seguir soñando y mantener el deseo por generar lectores y ofrecer la palabra siempre como espacio de rescate”, sugiere Malamud.
Escribir maldades
La jornada de cierre de la Feria del Libro de Mendoza, el domingo 15, incluirá actividades como Chanti en casa, entrevistas a Graciela Maturo, María Teresa Andruetto, el homenaje a Quino, Hernán Casciari con la lectura de sus cuentos, un jam de poesía y la mesa temática “Escribir maldades”, un diálogo entre el escritor Gabriel Dalla Torre (Neuquén, 1977) y Camila Sosa Villada, la escritora y actriz cordobesa que acaba de ganar el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la Feria del Libro de Guadalajara por su novela Las malas (Tusquets). “Siempre pienso en una frase de Marguerite Duras, que ella dice en Ese amor, Yann Andréa: no existe escritura alegre sin indecencia. O no existe libro alegre sin indecencia. O algo así. Después de la belleza, después de la destreza para escribir, después del estilo, de la sapiencia, de la cultura o de la erudición que puedan llegar a tener las escritoras o los escritores, lo cierto es que, como bien decía Sharon Olds en el Filba, escribir es tratar de liberarse gota a gota de la esclavitud. Escribir también es tirarle sal en la herida a una cultura que ha fracasado. Eso es un acto de maldad muy grande porque es hacer que duela mucho más; es como tirarle whisky a un tajo que tiene alguien en la piel, en este caso la cultura, y ponerse a hablar de cosas que no se hablaban”, analiza Sosa Villada.
¿Qué implica escribir maldades para la escritora cordobesa? “Yo me peleé con alguien que quería muchísimo, mi compañero de dúo de música con el que hacíamos conciertos aquí en Córdoba. Él nunca me explicó por qué se enojó tanto y la verdad es que hasta el día de hoy no lo sé y han pasado dos años de preguntárselo y que no me responda. Él escribió en su Facebook algo así como que al final la loba estaba disfrazada de cordero; que yo era mala. Esto coincidió con que estaba escribiendo Las malas y pensaba que hay algo que se interpreta con muchísima facilidad e irresponsabilidad respecto a las conductas de las personas que no encajamos en el tablero de ajedrez –reflexiona Sosa Villada-. A mí me acusan de no ser humilde; muchas veces en los portales cuando me hacen notas veo los comentarios de los lectores y dicen que tengo que dejar de ser así, de llevarme el mundo por delante, y que tendría que ser más humilde. Mi maldad es no ser humilde y decir a todo gracias y por favor, a pesar de que tengo una vida en la que no estoy tirando basura en la calle, no tengo coche, vivo en un departamento de un ambiente que me sale muy barato, tengo mis balcones llenos de plantas, no salgo a buscar a nadie para pelearme, yo estoy aquí en casa y vienen mis amigos y viene mi amor a quedarse conmigo. Yo no me quedo con el pan de nadie. También me tratan de resentida, pero yo con mi resentimiento escribo libros; no salgo a matar a nadie ni a insultar a nadie por las redes, no me pongo a buscar dónde está la falta para ponerla en evidencia. ¡Tal vez yo soy mala y eso está muy bien!”.
La vida cambió para Sosa Villada desde que publicó Las malas, en marzo de 2019. Además de ganar el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, la novela es finalista del premio Fundación Medifé Filba. “Yo nunca espero casi nada, salvo lo peor. Siempre estoy preparada para lo peor porque me ha servido en la vida prever la peor de las consecuencias, el peor de los resultados; entonces nunca encaro nada con ambiciones. La única vez que encaré algo diciendo esta obra va a ser un éxito, que fue El cabaret de la Difunta Correa, fue la única obra con la que tuve dificultades para que fuera el público a verme, a pesar de que tenía buenas críticas aquí”, admite la escritora y actriz. “Lo que ha significado para mí Las malas es dejar de ser pobre, dejar de estar con los huevos en la garganta cada mes para ver cómo hago para pagar la luz, cómo hago para pagar el departamento, cómo hago para poner el plato de comida en la mesa, cómo hago para comprarme el dentífrico o el champú que me hacen falta. Hasta hace dos años, estaba siempre pidiéndole dinero prestado a mis amigos o a mis padres, teniendo una vida muy acotada, de muy poco margen”. Sosa Villada confiesa las sensaciones que experimenta ante este momento de reconocimiento. “Yo soy travesti, para mí los prestigios, los logros y los premios son otros. Yo vengo de una familia muy humilde, no leo lo que otros pueden llegar a leer acerca del éxito de Las malas. Por supuesto que me llena de orgullo que mi apellido, que mi familia, que mis padres puedan andar contentos por las calles después de tantos años de sentir vergüenza por tener una hija trans… Ahora ellos se han vuelto hasta activistas –revela la autora del libro El viaje inútil con la voz quebrada por la emoción-. Eso me da mucha alegría”.