Desde Brasilia
Enmudecido. Jair Bolsonaro no se manifestó hasta el momento sobre el triunfo de Joe Biden en las elecciones estadounidenses, recibido de buen grado por Luiz Inácio Lula da Silva que celebró especialmente la derrota de Donald Trump.
"El mundo respira aliviado con la victoria de Biden, en este momento tan importante en que el pueblo norteamericano se manifestó contra el trumpismo y lo que éste representa por sus ataques a los derechos humanos y agresiones a nuestra querida América Latina", afirmó el ex mandatario del PT. Su compañera, Dilma Rousseff , destacó que el resultado es "un aliento para quienes luchan contra la extrema derecha".
Tanto Lula como Dilma fueron más enfáticos en la derrota de Trump -- de quien Bolsonaro es un émulo--, que en los elogios a Biden, quien siendo vicepresidente norteamericano viajó a Brasil en 2016 para respaldar el golpe que derrocó a la entonces mandataria.
A contramano de su habitual verborragia Bolsonaro, que suele formular dos o tres declaraciones por día, no se había pronunciado hasta las 16 horas de este domingo sobre el desenlace de los comicios noticiado por la CNN Brasil a las 13.20 horas del sabádo..
En cambio la semana pasada no dejó pasar un día sin hablar de las elecciones: manifestó su apoyo a la candidatura de Trump, su oposición a Biden y deslizó sospechas sobre posibles irregularidades en el conteo de votos, una especulación expresada con todas las letras por su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, a quien le fue asignado el papel de activista a favor de la reelección del presidente republicano.
Pero desde el sábado Bolsonaro se llamó a silencio: ni una palabra sobre el nuevo mapa político en Washington. Ese mutismo retrató su aislamiento frente a otros mandatarios de la región de diverso signo político, como Alberto Fernández, el uruguayo Luis Alberto Lacalle Pou, el venezolano Nicolás Maduro y Sebastián Piñera, de Chile. Todos saludaron a Biden, sin que con ello hayan bendecido su administración.
El excapitán del Ejército se convirtió en una curiosidad global, incluso dentro del "dream team" de la ultraderecha ya que hasta el premier británico Boris Johnson y el presidente húngaro Viktor Orbán felicitaron al exvicepresidente de Obama.
En Brasilia se especula respecto de cómo serán las relaciones diplomáticas con la futura administración demócrata y las razones del obstinado silencio.
Un tema sensible será la Amazonia. La futura administración de Biden y la vicepresidenta afrodescendiente, Kamala Harris, puede poner un freno a la devastación de la floresta perpetrada por el régimen brasileño. El demócrata citó el tema durante uno de los debates de campaña con Trump, causando el enojo de Bolsonaro que lo acusó de "interferir" en la política interna y amenazar la soberanía brasileñas.
En general no se apuesta a que el conservador Biden asuma posiciones francamente rupturistas con Brasilia. Sí se considera plausible que naufrague la actual alianza entre Estados Unidos y Brasil en la ONU en la agenda relacionada a las cuestiones de género y derechos humanos.
Fuentes parlamentarias dijeron a este diario que el mandatario enfrenta presiones de militares, no se sabe si esto representa al conjunto de las Fuerzas Armadas, para que se comporte con un mínimo de pragmatismo y envie un telegrama al futuro inquilino de la Casa Blanca porque con el correr de los días este mutismo se vuelve cada vez más oneroso.
Una posición similar es defendida por un sector del cuerpo diplomático para el cual es conveniente conducirse con realismo ante la victoria de Biden, mismo que el resultado de los comicios sea judicializado por Trump.
"Pragmatismo" y "realismo" son dos expresiones repetidas en los palacios del Legislativo y de Itamaraty (Cancillería), separados por una avenida en el centro de Brasilia.
En el campo conservador, el expresidente Michel Temer, protagonista del golpe de 2016 y aliado de Bolsonaro, "felicitó" a su "amigo Joe Biden" en la tarde del sábado, más o menos a la misma hora que lo hizo el exministro de Justicia, Sergio Moro, artífice de la causa Lava Jato. Moro fue un socio clave de Bolsonaro con quien rompió relaciones en abril pasado al renunciar a su cargo en el gabinete. El exjuez expresa a un sector que busca un recambio conservador , presindiendo del bolsonarismo, pero con apoyo militar, las elecciones presidenciales de 2022.
Esos comicios brasileños están en la cabeza de todos, también la de Bolsonaro, que al llamarse a silencio y poner en duda el recuento de los votos norteamericanos, abre paso a una futura denuncia de fraude si él fuera derrotado dentro de dos años. En rigor hace dos años, el exmilitar amenazó desconocer las elecciones que lo llevaron a la presidencia si éstas no lo daban como ganador: se anticipó a Trump.