Luego de celebrar su histórica y demorada victoria en los comicios del martes pasado, Joe Biden se enfocó este domingo en los preparativos de su llegada a la Casa Blanca con dos prioridades: la lucha contra la pandemia y la reconciliación de un país dividido. Biden mantuvo su costumbre de ir a misa y poco después se dirigió al cementerio donde yacen los restos de su hijo Beau, su primera esposa Neilia, y su hija Naomi. Por su parte el mandatario saliente Donald Trump volvió a su club de golf privado del estado de Virginia y siguió sin reconocer la derrota en las elecciones del tres de noviembre. Prometió redoblar su ofensiva judicial para impugnar los resultados, algo ignorado por los votantes demócratas que celebraron la amplia victoria de Biden en las calles de las grandes ciudades del país.
Joe Biden anunció el lanzamiento del equipo de transición que compartirá junto a la vicepresidenta electa, Kamala Harris. Estará centrado en los principales desafíos actuales del país: encarar la pandemia del coronavirus, recuperar la economía, avanzar en la "equidad racial" y combatir la crisis climática.
La covid-19, que deja hasta el momento 237.425 muertos en Estados Unidos, será la prioridad de Biden como presidente electo. Este lunes, conformará un grupo de expertos para elaborar un plan nacional con el fin de frenar el virus que pueda ser implementado desde el mismo día en que asuma el poder, el próximo 20 de enero.
Durante la campaña presidencial Biden ya había trazado algunas líneas de su plan frente al coronavirus, como un proyecto destinado a conformar una red nacional para realizar testeos, la obligación de usar tapabocas en edificios federales y la gratuidad de la vacuna, cuando esta sea desarrollada y probada.
Otro eje importante del nuevo gobierno estadounidense consistirá en la promesa de anular el proceso de retiro de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), decidido por Trump, y volver al Acuerdo del Clima de París para prestar especial atención al cambio climático. El líder demócrata prometió anular el decreto migratorio firmado por Trump, que prohíbe la entrada al país de ciudadanos de varios países musulmanes. En ese sentido, también impulsará la regularización de unos once millones de indocumentados.
Biden y su compañera de fórmula Kamala Harris, la primera mujer que llega a la vicepresidencia del país, deben comenzar a barajar la conformación de su gabinete, que se espera otorgue un lugar preponderante a las mujeres y a representantes de las minorías. En sintonía con su discurso sobre la unidad, se especula también sobre la inclusión de representantes del ala más "izquierdista" de su partido, sin olvidar a los centristas y quizás incluso a algunos republicanos. Pero esta decisión está supeditada a cómo quede conformado el Senado, y esos resultados todavía no están definidos.
En la legislatura que termina, los republicanos ostentaron una mayoría en la Cámara Alta con 53 de los 100 escaños. En esta elección, en la que se renovaron 35 escaños, los demócratas perdieron uno y le arrebataron dos a los republicanos. Pero falta que termine el escrutinio en dos estados y en Georgia será necesaria una segunda vuelta debido a que ninguno de los candidatos alcanzó el umbral para ser elegido. El Senado será crucial en la respuesta a la severa crisis económica provocada por la covid-19, que dejó millones de desempleados y profundos daños en la economía estadounidense.
Ya en condición de presidente electo de Estados Unidos, Biden mantuvo su rutina de todos los domingos al acudir a misa en una iglesia cerca de su casa en el estado de Delaware. Católico practicante, el exvicepresidente de Barack Obama asistió junto a su hija Ashley y su nieto Hunter a la iglesia de Saint Joseph on the Brandywine, en Wilmington, su lugar de residencia. Poco después se dirigió al cementerio donde se encuentran enterrados su hijo Beau, su primera esposa Neilia y su hija Naomi.
Sordo a las celebraciones que se prolongaron hasta la madrugada del domingo en Washington, y que se concentraron frente a la plaza donde se encuentra la Casa Blanca, Donald Trump volvió a a relajarse en su club de golf. Si el sábado emitió un comunicado en el que subrayaba que "las elecciones aún no habían finalizado" y denunciaba, de nuevo sin evidencias, "fraude electoral", el domingo simplemente se limitó a citar a dos periodistas de Fox, su canal favorito, y a un artículo del sitio de ultraderecha Breitbart News.
Uno de los pocos republicanos que salió a reconocer la victoria de Biden fue el excandidato presidencial en 2012 y senador, Mitt Romney, quien mostró su disposición a trabajar con el presidente electo. Por su parte el expresidente George W. Bush (2001-2009) felicitó a Biden, y si bien dijo que Trump "tiene derecho" a pedir que se revisen los votos, aseguró que "los estadounidenses pueden tener confianza en esta elección honesta".
Biden y Kamala Harris se convirtieron en la mañana del sábado en presidente y vicepresidenta electos de Estados Unidos, luego de cuatro días de un lento escrutinio. Poco antes de las 11.30 hora local de la costa este, las principales cadenas de televisión emitían sus proyecciones que daban como ganador al candidato demócrata, después de que ampliara su ventaja en Pensilvania en más de 30 mil votos sobre Trump, y superara la cifra mágica de 270 votos electorales necesarios para el triunfo.
La noticia provocó que las ciudades donde hay una mayoría demócrata, como Washington, Nueva York y San Francisco, se convirtieran en una verdadera fiesta con miles de personas gritando "Trump estás despedido", la mítica frase que el magnate pronunciaba en su reality show "El Aprendiz".