La vacuna contra el coronavirus desarrollada por la farmacéutica estadounidense Pfizer y la compañía alemana de biotecnología BioNTech tiene una efectividad en adultos mayores de 65 años superior al 94 por ciento. La vacuna BNT162b1 se aplica en dos dosis, con un intervalo de 28 días entre la primera y la segunda inyección. Está basada en la tecnología del ARNm (ácido ribonucleico mensajero), el cual genera una respuesta inmunológica contra el virus. En los primeros ensayos clínicos provocó “una robusta respuesta inmunológica”.
“Nuestro objetivo fue demostrar que la vacuna candidata de ARN mensajero es segura y eficaz (en este caso inmunogénica, es decir capaz de producir anticuerpos que protejan contra la enfermedad), dos condiciones irrenunciables en la producción de cualquier vacuna”, destacó Alejandro Cané, jefe de asuntos científicos y médicos de la división de vacunas de Pfizer. Según el médico, a la cuarta semana de vacunación “se generan niveles altos y funcionales de anticuerpos”.
En una primera etapa de testeos, la vacuna probó su seguridad tanto en Alemania como en Estados Unidos. En esa instancia, fue suministrada a 45 adultos (entre 18 y 55 años) que recibieron dosis distintas entre sí (10, 30 y 100 mg) y a nueve de ellos les tocó placebo. El Reino Unido fue, a principios de diciembre, el primer país donde empezó a aplicarse.
Las personas que se sometieron a las pruebas desarrollaron una cantidad de anticuerpos que superan a los que presentaron los pacientes recuperados de la covid-19. Los expertos señalaron que “fue bien tolerada”, aunque en algunos casos generó fiebre y otros daños colaterales menores.
Las pruebas en la Argentina
En julio anunciaron que Argentina había sido seleccionada para probar la vacuna de Pfizer. A principios de agosto, empezó la fase 3 en el Hospital Militar con la coordinación del equipo del doctor Fernando Polack, director de la Fundación Infant y médico especializado en virus respiratorios.
En esa instancia se anotaron más de 25 mil personas, aunque solo se requerían 4500. Los voluntarios, además, fueron seleccionados con distintos perfiles: médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud, personas jóvenes y adultos mayores, militares y también individuos con otras profesiones. La mitad recibió un placebo, la otra mitad, la vacuna. En Estados Unidos, además, la vacuna también fue probada en niños.
El desafío logístico
En el caso de la vacuna de Pfizer existe una complicación que hace más difícil su manejo. Por las novedosas modalidades de su diseño, exige que durante su distribución se mantenga bajo una cadena de frío de -80 grados, lo que implica el desarrollo de una infraestructura especial. Por esa razón, el gobierno analiza utilizarla en la ciudad de Buenos Aires, que dispone de las facilidades necesarias.