Desde La Quiaca, Jujuy
El puente internacional "Horacio Guzmán", que une La Quiaca con la ciudad boliviana de Villazón, está cruzado por un enorme cartel que dice en letras negras: "VOLVIMOS". Detrás, las banderas coloridas ya flamean, la música alegre y estridente suena como en un festival, hay mucha pero mucha gente reunida. Esperan a Evo Morales que regresa de su exilio y que se despide de la Argentina. El encargado de dársela fue el presidente Alberto Fernández, que en el mediodía del lunes compartió un acto con el líder boliviano, en el que estuvieron presentes varios de sus ministros.
"El compañero Evo Morales está regresando a su Patria, de la que nunca debió haberse ido, nunca debió haber sufrido este maltrato", aseguró el Presidente durante su discurso, en pleno puente, del lado argentino. Una gran cantidad de gente se reunió tras las vallas cercanas y aprovecharon para sacarse fotos con los invitados que se acercaban donde el más entusiasta fue el senador Jorge Taiana.
En las sillas también estuvieron el ministro del Interior, Wado de Pedro, la de Mujeres, Diversidad y Género, Elizabeth Gómez Alcorta (la más visiblemente emocionada durante todo el acto), el de Cultura, Tristán Bauer, el canciller Felipe Solá, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, la diputada jujeña Carolina Moises, el diputado Eduardo Valdés y el secretario de Comunicación Juan Pablo Biondi, entre otros.
"Esta es una experiencia que tiene que enseñarnos a todos. En estos últimos cuatro años América Latina fue desintegrándose en sus individualidades. No queremos países para algunos, queremos países para todos", definió el Presidente y aseguró que "es el deber de cada uno de nosotros salir en socorro de aquellos pueblos que se ven lastimados". Y ponderó: "Si hay un lugar en América Latina donde las estructuras sociales y económicas han cambiado, ese lugar se llama Bolivia".
"Hoy recordaba con el hermano presidente que hace cincuenta años yo pasaba por acá, siendo un niño, rumbo a Ledesma, rumbo a la zafra", comenzó repasando Evo Morales lo que significa este puente como vaso comunicante entre dos pueblos. "En poco tiempo hemos demostrado que Bolivia tenía mucho futuro. La hemos transformado, ese ha sido nuestro delito", aseguró.
"Yo no dudaba que iba a volver, pero no creí que sería tan pronto. Y eso ha sido gracias a la unidad del pueblo boliviano", contó también. Y dijo que se sentía "sorprendido por el acompañamiento del pueblo argentino, en especial del hermano presidente Alberto Fernández". "Parte de mi vida se queda en la Argentina, después de estos once meses. No me faltaba comida, hermano Alberto: hermanos bolivianos con fruta y verdura, hermanos argentinos con carne", dijo sonriente, en lo que fue un ejemplo muy práctico de cómo "los pueblos trabajamos en solidaridad y complementariedad". A su turno, Fernández prometió enviarle carne para que no extrañe tanto la Argentina.
Morales recordó a Néstor Kirchner y volvió a decir que "el hermano Alberto " le salvó la vida. El pequeño acto se vivió con gran emoción, así como el cierre: Fernández acompañando a Morales el último trayecto del puente, para que finalmente vuelva a pisar su tierra. En el límite se encontraron con dos mineros que le entregaron cascos. Luego llegó el momento y Fernández no pudo contenerse (tampoco Evo) y ambos se estrecharon en un largo y profundo abrazo.
La noche anterior Fernández y Morales compartieron una cena en el Hotel de Turismo de La Quiaca, donde ambos se alojaron. Fernández venía de la asunción del presidente Luis Arce; Morales, de visitar a Milagro Sala en su casa de San Salvador de Jujuy, donde al día de hoy permanece detenida, tras casi cinco años en los que cumplió cárcel efectiva y domiciliaria. "La justicia en algún momento llega. Apoyamos tu lucha, Milagro", le dijo entonces Evo.
Luego de eso, Morales llegó directo para la cena. Gran cantidad de gente se agolpó en los alrededores del hotel, en una escena que se repetiría cientos de veces, ya del lado boliviano, a lo largo del primer día de la "caravana de regreso a la Patria" de Evo Morales: familias con niños, cholas con sus trajes típicos, jóvenes con wiphalas, banderas bolivianas, sikuris, trompetas y bombos, demostrando festivamente su amor "al Evo".
La cena tuvo un momento especialmente emotivo, narrado a Página/12 por tristán Bauer:"En el brindis, Evo tomó la copa de vino en su mano, lo miró a los ojos a Alberto, habían quedado justo uno frente al otro. Y de golpe bajó el murmullo, se hizo una pausa y un silencio casi absoluto. Y así, sosteniendole la mirada, le dijo con voz firme: Gracias por salvarme la vida. Levantó su copa en alto y todos aplaudimos.Fue un momento único e irrepetible".