Damián Mendoza, el hombre que la casi medianoche del 10 de marzo de 1976 intentó persuadir al ex gobernador Miguel Ragone de que su vida estaba en peligro, falleció en la madrugada de ayer, a los 90 años, cuando se encontraba internado en una clínica de Buenos Aires, informó su hijo, el historiador Maximiliano Mendoza.
"Partió el compañero Damián Mendoza", lo despidió en un texto al que adhirieron organismos de derechos humanos y organizaciones gremiales y sociales.
Mendoza fue un testigo clave para desentrañar la participación criminal de distintas figuras del quehacer político salteño en el operativo de secuestro y desaparición del ex gobernador, y en el posterior encubrimiento de este hecho cometido el 11 de marzo de 1976.
La noche antes del secuestro Mendoza fue a la casa de Ragone a advertirle que debía huir, porque lo iban a secuestrar. Durante la investigación penal de este hecho, iniciada recién en 2004, el testigo declaró con identidad protegida. El 20 de abril de 2011, en el primer juicio oral por Ragone, contó que este dato se lo pasó el mayor Marcelo Rodíguez, amigo suyo y del ex gobernador, que provenía de Córdoba pero que por entonces estaba prestando servicio en la Compañía Ingenieros de la Guarnición Ejército Salta.
Mendoza y Ragone se conocían desde hacía años, la amistad había nacido por la afición que ambos compartían por la riña de gallos y por su militancia en el peronismo. El testigo relató que el militar lo llamó por teléfono y le avisó: “Salvá a tu amigo, porque va a suceder esto”, y le contó que existía un plan para secuestrar a Ragone, hasta le dijo que para apoyar a la patota criminal, desde Córdoba estaban viniendo dos comandos, “en una Chevy roja”.
Mendoza contó que inmediatamente se fue a advertir a su amigo. Llegó a su casa alrededor de las 23 del 10 de marzo, pero Ragone era escéptico: “No te olvidés que yo he sido gobernador. Yo tengo mejor información que vos, a mí nadie me va a hacer nada”, le dijo y le recomendó que se tranquilizara.
Mendoza también dio datos del conocimiento que tenían otras personas sobre el secuestro del ex gobernador. Contó que tiempo antes del secuestro, en el club de gallos del que era presidente el sacerdote Carlos Escobar Saravia, lo escuchó cuando comentaba a un hombre de apellido Leonardi, residente en El Quebrachal, “que sabía por (el entonces juez federal de Salta Ricardo) Lona que a Ragone lo iban a asesinar”. “Escobar Saravia sabía muchas cosas por la información que le daba Lona”, añadió el testigo. El año pasado Lona fue condenado por no haber investigado el secuestro de Ragone, y está imputado por delitos de lesa humanidad.
En su momento Mendoza hizo una denuncia penal por amenazas contra el sacerdote, que fue capellán del Ejército. Es porque cuando en el Juzgado Federal Nº 1 de Salta se reabrió la causa por el secuestro y desaparición del ex gobernador, el cura le mandó un mensaje con su hijo: “Decile a tu tata que no se meta en la causa Ragone”.
Mendoza también contó que el 19 de noviembre de 1976 fue secuestrado, encapuchado y golpeado y que tras negociar con sus captores ofreciéndoles entregas de dinero, lo liberaron en Pampa Blanca, Jujuy. Dijo que desde entonces lo expoliaron. Su hijo contó que esta situación lo obligó a exiliarse, "regresando a principios de la década del '80, etapa en la que se radicó en la provincia de Tucumán".
Un peligro real
Cada vez que le tocó declarar, Mendoza explicó la desazón que le provocó que Ragone no comprendiera que estaba ante una amenaza concreta. Recordó que tras su visita, no pudo conciliar el sueño hasta que el amanecer del 11 de marzo se levantó temprano y se fue a su negocio, donde recibió la confirmación de sus temores alrededor de las 8.30, de boca de su mujer, quien lo llamó por teléfono y le avisó que ella misma había presenciado el secuestro del ex gobernador.
"El aporte de sus testimonios fue central para poner luz en la causa de Ragone, para determinar las responsabilidades compartidas entre la Policía de Salta, la Policía Federal y el Tercer Cuerpo del Ejército encabezado por Luciano Benjamín Menéndez, así como además, expuso la complicidad del poder político y judicial salteño, como la participación del ex juez Federal Ricardo Lona", sostuvo ayer su hijo.
Según recordó, su padre comenzó su militancia en el peronismo salteño junto al dirigente y ex senador nacional José Armando Caro, cuyo equipo integró cuando éste fue nombrado interventor en Santiago del Estero, a principios de 1955.
"Mendoza también fue dirigente, durante la década del sesenta, de la Confederación General Económica (CGE) conducida por José Ber Gelbard y amigo personal del Dr. Miguel Ragone, con quien compartió además buena parte de su militancia política", reseñó Maximiliano Mendoza antes de contar otros aspectos no muy conocidos: "A partir de 1975, Mendoza ayudó junto a Ragone a proteger a militantes políticos perseguidos, y luego del secuestro y desaparición del ex gobernador, continuó haciéndolo ya en plena dictadura militar".
En el comunicado informando de su muerte, se destacó su militancia, su convicción: "Porque creía en una Patria más justa, libre y soberana, porque luchó por la Memoria, Verdad y Justicia, por su testimonio de vida, decimos ¡Damián Mendoza, Presente!".