Desde Barcelona
“Tomamos las armas por el pueblo vasco y ahora las dejamos en sus manos, para seguir dando pasos al objetivo de lograr la paz y la libertad en nuestro pueblo, porque para avanzar en la agenda de soluciones hay que adquirir compromisos”, con estas palabras la banda terrorista ETA anunció este viernes en un comunicado a la cadena británica BBC su desarme total, aunque sin hacer explícita referencia a su disolución. Así, cuarenta y nueve años marcados por el miedo y la violencia se culminarán hoy en las afueras de la localidad francesa de Bayona, cuando se formalice la entrega de la localización de su arsenal a los jueces y las fuerzas de seguridad galas. El 8 de abril del 2017 será la fecha con la que, si todo sale de acuerdo a lo pautado, los libros de Historia sellarán el largo período de lucha armada que empezó con la fundación de Euskadi Ta Askatasuna (expresión que en euskera significa “País Vasco y libertad”) en 1958 como reacción a la represión sistemática de la cultura y la lengua vasca durante la dictadura franquista, y que se cobró 829 víctimas mortales y 324 etarras encarcelados.
La noticia del desarme llegó hace dos semanas a través de las páginas del diario francés Le Monde Diplomatique, con un comunicado de Jean Noel Etcheverry, Txetx, activista de Bizi, asociación ecologista abertzale- izquierda independentista vasca-, en el que manifestaba: “ETA nos ha dado la responsabilidad del desarme de su arsenal y en la tarde del 8 de abril estará totalmente desarmada”. Mediante este proceder inédito en la historia de la banda –las anteriores treguas las habían escenificado sus propios miembros encapuchados en videos cedidos a la prensa– el mundo supo que la justicia francesa será la encargada de recibir la localización de los arsenales que aún ETA tiene en su poder para que se proceda a su desarme. El acto contará con la supervisión del Comité Internacional de Verificación –coordinado por Ram Manikanningam y constituido a finales de 2011, cuando ETA declaró el cese definitivo de la violencia– y será llevado a cabo por intermediarios civiles, los autodenominados “Artesanos de la paz”.
El desarme “total, verificable y verificado” de ETA que los mediadores civiles anunciaron en el diario Le Monde constará de dos partes: la entrega de los listados con la geolocalización de los “zulos” donde la banda almacena las armas que se formalizará fuera de Bayona por cuestiones de seguridad y una concentración por la tarde que se espera masiva en el centro de la ciudad para mostrar el respaldo social al desarme y “la dignidad y respeto al sufrimiento padecido por todas las partes implicadas en el conflicto”, según expresaron miembros del colectivo “Artesanos por la paz” en un comunicado con detalles sobre la histórica jornada.
El encargado de dar voz a la decisión del desarme fue el sindicalista y ecologista Jean Noel Etcheverry, uno de los que fuera protagonistas del anterior intento –o simulación de intento– de la banda terrorista de deshacerse de su arsenal en diciembre del 2015. Entre 2014 y 2015 varios publicitados presuntos acuerdos de desarme habían quedado en la nada.
A finales de 2015 –y tras la detención de sus dos principales cabecillas– ETA contaba con un centenar de miembros huidos, entre 15 y 20 activistas encuadrados en distintas estructuras y una capacidad de material que la Guardia Civil cifraba en 500 kilos de componentes para fabricar explosivos y 250 armas cortas de las 404 pistolas y revólveres que robó en Vauvert (Francia) en octubre de 2006. Ahora, sin embargo, expertos antiterroristas citados por la Agencia EFE estiman que el número de activistas en Francia podría limitarse solo a una docena y su arsenal a unas 200 armas de fuego y alrededor de 4 toneladas de explosivos.
Desde esta menguada posición, la organización independentista optó por un desarme unilateral como única carta por jugar en su lucha para que el Estado español reforme su política penitenciaria “de la dispersión” hacia los presos de ETA. De los 342 etarras encarcelados, 264 están distribuidos en cárceles de toda España y sus familiares reclaman desde hace años que se los devuelva a centros del País Vasco, sobre todo a aquellos que están enfermos, tienen las tres cuartas partes de su condena cumplida o no presentan delito de sangre.
La negativa por parte de los gobiernos español y francés siempre fue rotunda y por eso la banda apela a la entrega total de las armas como último recurso, aunque el ministro español del Interior, Juan Ignacio Zoido, aseguró tras el anuncio del desarme que “no hay gestos intermedios con ETA” y para cualquier modificación de sus leyes penintenciarias se exige “la disolución de la organización terrorista”. Mariano Rajoy también se mostró imperturbable ante la decisión de la banda armada y al día siguiente de conocerse la noticia trasladó a ETA que su Ejecutivo “aplicará la ley” y que ésa es su “posición última”. Además, advirtió a la banda armada de que “no habrá nada a cambio de nada”, tirando por tierra las expectativas de la banda de una flexibilización por parte del Gobierno del Partido Popular (PP), fuerza política que durante casi 50 años fue el blanco de sus asesinatos.
Quienes sí consideran el desarme de ETA como “un paso imprescindible para la paz, una aspiración largamente ansiada por la ciudadanía y nuestras organizaciones” son los partidos y los cuatro principales sindicatos del País Vasco y Navarra que, todos excepto el PP, firmaron este miércoles en Bilbao un manifiesto a favor de la entrega total de las armas el 8 de abril en Francia. La foto conjunta contó con la presencia de los líderes del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y de la formación independentista de izquierdas, Sortu, Arnaldo Otegi, quien en su juventud fue miembro de ETA, así como con los responsables del Partido Socialista y de Podemos Euskadi y Navarra, todos unidos en su demanda de celeridad en el desarme hacia el grupo terrorista, así como de colaboración de los Gobiernos español y francés a “coadyuvar en la ejecución definitiva de este proceso”.