Hace seis años, un grupo de amantes del cine puso manos a la obra afanosamente para poder cristalizar un sueño: sacar adelante una revista de crítica y análisis cinematográfico en el tradicional formato de papel y tinta. Su nombre, tan simple y directo como el diseño tipográfico: “Revista de cine”. El primer volumen, editado en septiembre de 2014, conjuró discusiones, intercambios de ideas y rencillas –algunas nuevas, otras viejas y redivivas–, removiendo el avispero de un mundillo muchas veces aquejado por la endogamia y una sensación de falsa armonía. Ahora, en medio de la pandemia que continúa cambiando el mundo que solíamos conocer –y en un año particular en cuanto a la producción, distribución y consumo de películas– Revista de cine 7, dirigida por el cineasta y docente Rafael Fillippelli, se lanza a hacerse preguntas de diversa índole con el objetivo de no abandonar el cine. De pensarlo desde múltiples ángulos, reflexiones, argumentaciones y gustos. Una “acumulación de artículos”, según reza el editorial en las primeras páginas, que exploran cuestiones como el cine de Hollywood hoy, las relaciones siempre complejas y ambiguas entre realidad y ficción y el eterno retorno de la dialéctica arte-negocio.

“Es curioso. A pesar de la edad que nos separa entre el más viejo, 81 años, y la más joven, 31, lo cierto es que todos, a pesar de nuestros distintos pasados, defendemos la idea del papel”, afirma Filippelli en comunicación con Página/12. Para el director de Hay unos tipos abajo, Esas cuatro notas y Secuestro y muerte no se trata de negarse a intervenir en la web. “Por eso hemos sacado un blog de la revista en el cual intervenimos y lo seguiremos haciendo”. Si bien algunas de las personas que aportan textos en este número –como el secretario de redacción de la revista, David Oubiña– vienen de ámbitos académicos ligados al medio audiovisual o la filosofía, el comité de dirección está integrado por una amplia mayoría de cineastas. ¿Por qué escribir sobre cine además de hacerlo? Filippelli sólo puede responder a esa pregunta a título personal. “No puedo ni debo hablar en nombre de los demás. Cuando un director filma, piensa en imágenes; cuando escribe, piensa sobre imágenes. Con el debido respeto que siempre tuve por los críticos, los directores vemos el cine desde otro lugar –el de enfrentarse con los problemas que nos depara lo real– y sin creer que es la única visión del cine, tratamos de aportar nuestra visión”.

Es lo que hace Sergio Wolf en la nota que abre la revista. En ese texto, bautizado como “Bienvenidos a la casa de la ficción”, el responsable de films como El color que cayó del cielo y exdirector del Bafici parte de una anécdota nunca ocurrida entre un aspirante a montajista y el mítico Henri Langlois para bucear en conceptos como realidad, ficción, verdad y artificio en el medio cinematográfico, yendo de los Lumière a Godard y de allí a Tarantino, cuya última realización, Había una vez en… Hollywood, regresa una y otra vez en varios artículos de Revista de cine 7. Unas páginas más adelante, Mariano Llinás se embarca en una defensa –para nada ciega ni maniquea– del cine de superhéroes contemporáneo, partiendo de las célebres declaraciones de Martin Scorsese respecto de Marvel como uno de los ejes del mal fílmico contemporáneo. “Un mapache que habla, un adolescente cuyas muñecas emiten telarañas, un magnate empeñado en la sistemática construcción de armaduras amarillas y rojas: esos antiguos disparates, hoy, ocupan el lugar no sólo del gimnástico Schwarzenegger, sino también el de Meryl Streep”, escribe el responsable máximo de La Flor.

Hollywood como geografía, concepto, quimera, paraíso e infierno. Para Filippelli, “el eje Hollywood que abre el número es, simplemente, tratar de repensar, viendo su estado actual, cuáles fueron los cambios que hoy podemos percibir. El resultado de los textos no es para nada homogéneo. Eso es lo que pretendemos que defina a nuestra revista. Tenemos muchos acuerdos básicos y, fundamentalmente, muchas diferencias. Eso es lo que nos mantiene vivos y juntos. No tenemos manifiestos”. Nicolás Zukerfeld aporta un texto sobre el cine de terror autoral contemporáneo, ejemplificado por el eje Ari Aster-Jordan Peele-Robert Eggers, trazando una línea cuyo origen parte del binomio William Castle-Roman Polanski y el estreno de El bebé de Rosemary. Polémico, el autor propone que “el terror contemporáneo, finalmente, es un terror hecho por y para gente a la que en realidad no le gusta el terror”. En “Joker, el monstruo rococó”, Beatriz Sarlo acerca una lectura estética e ideológica del film protagonizado por Joaquin Phoenix y afirma que “si el cine moderno se define por nuevas relaciones entre la imagen y la palabra, en Joker esa relación formal es intrascendente. (…) El plano caos convierte la forma en mensaje”.

“Desde el comienzo tratamos de incorporar voces que no provienen de la práctica del cine. Nuestra idea fue tener en cuenta la opinión de ellos. No es fácil. Los intelectuales, escritores, poetas y artistas en general, son muy rigurosos con lo propio y cuando hablan de cine razonan como tías viejas. No es culpa de ellos. El propio cine los llevó a comportarse de ese modo.” Así describe Rafael Filippelli algunas de las firmas externas al núcleo de redactores de la revista, que incluyen las de la cineasta portuguesa Rita Azevedo Gomes, el poeta Dylan Thomas y el dramaturgo Arthur Miller, al tiempo que repasa algunos de los otros tópicos analizados en el número. “Estos últimos nombres integran un núcleo temático que es el cine y la poesía. Dylan Thomas forma parte de una mesa donde, entre otros, participan Maya Deren y Arthur Miller. La participación de Rita Azevedo Gomes tiene que ver con su condición de cineasta exquisita y su perspectiva respecto de la poesía en el cine”.

El propio Filippelli se reserva varias páginas para una entrevista con Jorge Altamira (“eso parte de Rodrigo Moreno, quien lo invitó a una proyección de Réimon en la Lugones y, en una conversación posterior, le confesó que él admiraba a Chantal Akerman”), un texto sobre el cine del iraní Abbas Kiarostami y un intercambio de correos electrónicos con sus colegas de redacción alrededor del tema de la ficción y el documental. “No tenemos ideas comunes respecto de esa cuestión. A mí me parece que, simplemente, hay que hablar de películas. Después del neorrealismo y su continuación en los nuevos cines de los 60, el cine combina (incluso en una misma película) lo que algunos persisten en mantener separado”. Las 180 páginas de Revista de cine, verdadera revista-libro realizada con el apoyo de la Universidad del Cine, suman las voces de Fernando Ganzo, Paula Félix-Didier, Alejo Moguillansky, Laura Spiner, David Oubiña y Rodrigo Moreno, entre otras, y el diseño de arte, como ocurre desde el número uno, fue responsabilidad del artista plástico Eduardo Stupía. “Si tuviera que arriesgar una opinión, diría que en los números anteriores Stupía fue metafórico en sus ilustraciones y, en esta oportunidad, algo lo inclinó a acercarse más al tema de la revista. Si se observa con atención, la discusión acerca de lo ficcional y lo documental está ilustrado con fotos de filmaciones de Hitchcock. Una verdadera ironía, ¿no?”.

Revista de cine 7 y los números atrasados pueden adquirirse en Mercado Libre o a través del sitio web de la Editorial Blatt & Ríos: https://blatt-rios.com.ar/

En el sitio https://revistadecineweb.blogspot.com/ pueden leerse otros artículos no publicados en papel.