Con la misión del Fondo Monetario (FMI) ya alojada en un hotel céntrico y dispuesta a pasar 15 días de agenda intensa en el país, se iniciarán las negociaciones con el Gobierno Nacional para cerrar el capítulo de los 44 mil millones de dólares de deuda con el organismo.
El Ministro de Economía, Martin Guzmán, acompañado por el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, recibieron a la delegación del FMI encabezada por la directora adjunta del departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack; el jefe de la misión del FMI para Argentina, Luis Cubeddu y el representante residente del FMI en Argentina, Trevor Alleyne.
El encuentro se da en el contexto de las negociaciones sobre un nuevo programa de apoyo de la institución. Ambas partes consideraron la reunión como productiva. Se espera que la misión del FMI continúe su trabajo y mantenga otros encuentros con autoridades económicas del país en los próximos días.
En las últimas horas, el ministro de Economía, Martín Guzmán, manifestó ante prensa internacional la decisión de pedir un plan de Facilidades Extendidas, que llevaría -de aprobarse- el plazo de pago hasta el año 2024. En este contexto, el Gobierno se encargó de aclarar que esto no supondrá más ajuste ni ingerencia interna del organismo.
Ese esquema, diferente en plazos y condiciones a un Stand By, le permite en los papeles al FMI monitorear bien de cerca los planes económicos de países deudores. Además de exigirles reformas de fondo, como la previsional, laboral e impositiva. Pero en el Gobierno ven la situación de otra forma y garantizan que, ya en charlas previas, se aclaró que en la negociación no se harán "reformas de fondo".
Lo puso en criollo Guzmán, en charla con periodista del mundo. "El programa no va a tener exigencias de ese tipo, hubo fracasos anteriores con esas recetas. Son premisas del Consenso de Washington que no corren más", detalló. Naturalmente, en el Gobierno saben que, aún con el cambio de perfil ante la llegada de Kristalina Georgieva, el FMI "no es una sociedad de beneficiencia". Por lo que entienden que habrá una negociación dura pero sin ir a los extremos.
Visto en perspectiva, el Gobierno tiene antecedentes favorables que muestran exigencias laxas o errores serios. El primero, el stand by que se le otorgó al gobierno de Mauricio Macri y el préstamo récord de 57 mil millones en 2018. En ese préstamo, si bien la crisis que generó Cambiemos hizo reformas de hecho, no se exigieron cambios de fondo.
De todos modos, en el Gobierno también leen señales y detallan que el plan fiscal que se viene aplicando responde a necesidades de ponerle bases al crecimiento y, en paralelo, en guiños al Fondo en la previa a la mesa de debate. En la cabeza de Guzmán ya estaban el cuidado de la emisión y evitar el deterioro fiscal, como partes de un plan de crecimiento sustentable.
Cuentan en el Gobierno que el lunes hubo cuatro hitos que fueron en la línea antes mencionada. Por la mañana, la conferencia de Guzmán con europeos, en la que anunció el envío al Congreso de una ley para legitimar vía el Parlamento la toma de deuda de los gobiernos. Más tarde, un seguimiento de la subasta de 750 millones en bonos.
Un rato después, la conferencia con periodistas extranjeros, en la que, sin que le pregunten, adelantó las Facilidades Extendidas. Y el cuarto hito, cerca de las 22, la foto con el titular de Diputados, Sergio Massa; el jefe del Bloque de Todos, Máximo Kirchner, y los legisladores del oficialismo para comunicar el cambio de fórmula para el cálculo de las jubilaciones, que también irá al Congreso.
Ese paquete, para el Ejecutivo, refleja un alineamiento político interno atrás de una estrategia común. Y respalda el mensaje de un plan económico consensuado. "Hablamos, discutimos, cuidamos el crecimiento y la caja, pero el control lo tenemos nosotros y el plan no se toca", sintetizaron fuentes oficiales ante este diario.