La secretaria general de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), María Silvia Leoni, es doctora en Historia y está a cargo del curso de posgrado sobre Historiografía Regional, junto a la docente auxiliar Belén Montenegro, en la Facultad de Humanidades de esa casa de estudios.

La actividad, que empezó el 2 de noviembre y terminará el 11 de diciembre en forma virtual, se enmarca dentro de la Especialización en Historia Regional y está destinada a egresados universitarios de carreras de Historia y de otras disciplinas de las ciencias humanas y sociales.

El curso “apunta a brindar a los estudiantes un conjunto actualizado de claves interpretativas para evaluar, desde una perspectiva historiográfica, los cambios en las formas de estudio de la historia regional y provincial desde fines del siglo XIX a la actualidad en Argentina y especialmente en el actual Nordeste argentino”, explicó Leoni al Suplemento Universidad.

Autora de La conformación del campo cultural chaqueño: una aproximación, la investigadora defendió el concepto de “región”, al señalar que “en el campo historiográfico la entendemos como una construcción y un espacio de inteligibilidad que define el historiador para hacer su estudio”. También se refirió al revisionismo como “una contrahistoria nacional, porque propone una interpretación de acontecimientos y actores de la historia nacional en contradicción con la historiografía liberal o mitrista”.

– ¿Cuáles son los objetivos de la Especialización?

– La Especialización en Historia Regional de la UNNE fue creada después de una larga trayectoria de investigación en historia regional en la Facultad de Humanidades. Surge ante la comprobación de la necesidad de formar docentes en este campo, porque ha sido introducido en la currícula de los niveles educativos provinciales y luego de la ausencia de una oferta de este tipo en otros centros de estudios superiores. La carrera se propone formar especialistas en historia regional desde una perspectiva crítica, portadores de una sólida formación académica, en aspectos epistemológicos, teóricos y metodológicos, y un fuerte compromiso ético y social, capaces de conocer y valorar la complejidad de los hechos sociales y el lugar y la función social de la investigación histórica en el desarrollo profesional docente. Busca crear un espacio de intercambio sobre nuevas alternativas teóricas, nuevos debates y líneas de investigación.

– ¿Qué significa "regional" o "provincial" en este caso?

– A veces se han utilizado estas denominaciones indistintamente junto al término historia, pero en realidad se refieren a dos perspectivas diferentes. El término “región” ha tenido diversas definiciones. Hoy, en el campo historiográfico, entendemos la región como una construcción, un recorte, un espacio de inteligibilidad que define el historiador para hacer su estudio. En Argentina, por otro lado, las regiones que hoy todos reconocemos (NOA, NEA, Patagonia) se fueron definiendo en distintos momentos a partir de procesos históricos, características geográficas y/o procesos de planificación regional. Cuando hablamos de “historia provincial” nos referimos a historias que realizan un recorte político-administrativo y se estudia dentro de esos límites.

– ¿Se contempla el contexto latinoamericano e internacional?

– El problema regional ha sido un tema recurrente –aunque no exclusivo– en la historiografía latinoamericana. El discurso integrador sobre la nación encubrió el problema regional. Paralelamente a los principios de la identidad nacional forjada por los liberales desde el siglo XIX, surgió una especie de “centralismo historiográfico” que ocultó las diferencias espaciales existentes en el nivel local y regional, para crear y justificar la creación de las historias nacionales, como síntesis de las nacientes identidades nacionales latinoamericanas. Se tomó al marco nacional como el límite natural para el objeto de estudio del historiador, con un enfoque predominantemente político-institucional. Con la incorporación de los análisis económicos, se operó una nueva periodización, pero siempre siguiendo la tendencia a la homogeneización del espacio nacional. En la segunda mitad del siglo XX, se produjo una renovación de la historia, con nuevas concepciones sobre la región que permitieron revisar preconceptos sobre el Estado, la sociedad y el mercado nacionales. Se ha producido el desarrollo de una potente historiografía regional latinoamericana en las últimas décadas, con una variedad de instrumentos y de modos de aproximación analíticos y técnicos. Es en ese recorrido que nos proponemos ubicar los espacios subnacionales argentinos, con sus particulares recorridos y con especial énfasis en el NEA.

– ¿Qué hay de la falsificación de la historia que el revisionismo le atribuye a Mitre y a sus continuadores?

– Si bien debemos hablar de varios “revisionismos” en Argentina, como corrientes político-intelectuales, podemos identificar en ellos elementos comunes. Ya en la década de 1930, la noción de “historia falsificada” aparece en el título de la obra de Ernesto Palacio, en la cual se denuncia a la historia denominada oficial, mitrista o liberal, que se identificaba en ese momento con la perspectiva de Ricardo Levene y la Academia Nacional de la Historia, considerados herederos de Mitre. Se argumenta que esta historia ha ocultado, tergiversado la “verdadera” historia a través de una conspiración del silencio que esconde el oscuro papel de la oligarquía argentina y del imperialismo en nuestro devenir. Se ha denominado al revisionismo como una contrahistoria, porque propone una interpretación de acontecimientos y actores de la historia nacional en contradicción con la historiografía liberal. El revisionismo de los treinta fue mayoritariamente rosista, por lo que no tuvo aceptación en provincias como Corrientes, que legitimó su lugar en la historia nacional reivindicando su papel en la “campaña libertadora” contra Rosas. Mitre fue el referente de la historiografía tradicional correntina.

– Además de la bibliografía de autores de la zona o región, ¿se incluyen textos del resto del país o del continente?

– Sí, ya que atendemos a materiales teóricos que abordan la historia regional, así como a la producción europea y latinoamericana que han servido como referente y que además nos permiten hacer estudios comparativos. Del mismo modo, al abordar las distintas historiografías regionales, para poder establecer ritmos, especificidades y aspectos comunes. Esta historia regional cuenta con antecedentes destacados en tendencias como la geohistoria de Fernand Braudel, y para nuestro país han sido referencias la historia regional de países latinoamericanos como México.