Después del primer paro general contra la política económica, el Gobierno decidió polarizar con el sindicalismo y doblar la apuesta. El presidente Mauricio Macri no dio señales de que vayan a atenderse en lo inmediato las reivindicaciones enarboladas en la protesta el jueves y aseguró que la disputa política se dirimirá “en las elecciones de octubre”. Otras figuras del gabinete respaldaron la opinión del mandatario y relativizaron el alcance de la huelga. Desde la CGT, respondió Juan Carlos Schmid, uno de los miembros del triunvirato que conduce la central obrera: “Un dialogo sin resultados conduce a la frustración”, aseguró.
“Siento que no paró el país; al contrario, activó lo más importante que tenemos en discusión, fue un activador del cambio, porque vimos como nunca antes una toma de conciencia, una profundización del debate de qué es lo que sirve para construir futuro”, dijo Macri en un acto por el lanzamiento de créditos hipotecarios. Para el Presidente, la discusión alrededor de las diferencias en torno a cuáles son las “verdaderas herramientas para construir una Argentina con más oportunidades” serán “dirimidas en las elecciones de octubre”.
Por su parte, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, opinó que la situación económica “no ameritaba parar el país y que la Argentina perdiera millones” aunque también dijo que “es difícil” estimar la adhesión a la medida de fuerza. “Cuando hubo posibilidad de ir al trabajo, la gente fue a trabajar”, afirmó. Para el funcionario, “el paro no existió” en el interior, donde la gente vive más cerca de su lugar de trabajo y no se vio afectada por la falta de transporte.
En la andanada de funcionarios que salieron ayer a sentar la posición del gobierno, un modus operandi poco habitual para el macrismo, asomó la cabeza también el número 2 de Frigerio, Sebastián García De Luca, una de las figuras clave del armado político del PRO. “Vamos a seguir haciendo lo que veníamos haciendo, que es convocar al diálogo, como lo hemos hecho siempre. Lo que seguimos planteando es que los que quieren resolver problemas tienen una mesa de discusión. No hay ningún tipo de animosidad ni revancha”, dijo García de Luca, saliendo del anonimato.
“La verdad es que nosotros seguimos pensando que la agenda de trabajo la tenemos que mirar sector por sector”, dijo a su turno el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quien afirmó que “el diálogo” con las centrales obreras “es cotidiano y permanente”. El principal interlocutor del Gobierno con el sindicalismo aseguró que no entiende los motivos del paro y prometió continuar con las reuniones aunque no garantizó responder a las demandas de la huelga sobre una modificación de la política económica.
En tanto, el jefe de Asesores de la Presidencia de la Nación, José Torello, aseguró que “la gente estaba en contra del paro” según “las encuestas”. En otra sorpresiva aparición periodística, Torello, que tradicionalmente cultiva el perfil bajo, relativizó el alcance de la huelga: “Si lo medimos por lo que la gente pensaba del paro, fue de dudoso acatamiento; si vemos el efecto en la actividad, tuvo un efecto importante”, evaluó.
La respuesta llegó de mano de Schmid, otro de los miembros del triunvirato que conduce la CGT. El titular de sindicato de Dragado y Balizamiento sostuvo que “es un error de interpretación política” por parte del Gobierno “minimizar el paro” ya que “ha habido una formidable demostración del descontento que hay en gran parte del país”. Schmid destacó que “no solamente pararon los gremios confederados” sino que “hubo pequeños comerciantes y productores que bajaron las persianas también” lo que explica el alto grado de acatamiento que hubo en los grandes conglomerados urbanos.
Para Schmid, la medida de fuerza “ha sido una formidable demostración de la capacidad que tienen la central obrera” que “explica también los fracasos de las políticas económicas y las grandes brechas sociales que tiene el país”. El dirigente marítimo aseguró que si bien “el diálogo” con el Gobierno “está abierto”, el problema es que “los resultados no aparecen y un dialogo sin resultados conduce a la frustración” que llevó al paro. “El Gobierno ha tomado medidas, primero, que no le han dado el resultado que esperaban, y segundo, que han agravaron la situación que ya venía seriamente deteriorada”, aseguró.
“Si hay problemas de recesión, caída del poder adquisitivo y no hay consumo, y por lo tanto no hay demanda, lo más natural, es que se corrija esa situación”, agregó Schmid, que pidió “insistir con el diálogo” pero exigió al Gobierno que de respuestas concretas. “Si la situación de apremio de grandes sectores populares del país sigue estando como esta, nosotros tenemos que poner arriba de la agenda, de la cosa publica, las discusiones y los reclamos que expresan nuestros compañeros”, concluyó.