Para la comunidad teatral porteña, volver al teatro presencial será un desafío. En un marco de ocho meses de paralización de actividades, el consenso en torno al valor simbólico y necesario de la apertura de las salas es casi generalizado. No obstante, el regreso sólo será posible para quienes puedan cumplir con las condiciones del protocolo que el Ministerio de Cultura de la Ciudad presentó este lunes ante la Jefatura de Gabinete de la Nación, el mismo día en el que se acordó un protocolo general para regresar a la actividad teatral y musical en salas con público.
El documento, que espera su aprobación esta semana, permite el regreso de los espectadores a los teatros, espacios culturales y salas de gestión pública y/o privada de la Ciudad, y es el resultado de un trabajo en conjunto con empresarios teatrales y referentes del sector independiente y el Ministerio de Salud porteño. Y todas las medidas que allí figuran para garantizar la seguridad sanitaria deben ser cumplidas por el conjunto de los asistentes a los espacios: personal propio, contratado, artistas, colaboradores y/o asistentes a espectáculos.
Según se detalla con respecto a la organización en general de la actividad, se deberán revisar y adecuar las diferentes tareas fundamentales en base a turnos rotativos de trabajo, y se tendrá que elaborar una lista con los nombres y datos de contacto de artistas, trabajadores y colaboradores participantes antes de cada función, ensayo o grabación. Por otro lado, el uso del tapabocas será obligatorio en todo momento tanto para el personal como para las personas ajenas al establecimiento. E incluso, para actividades que requieran la atención o contacto con otras personas se deberán utilizar también protectores faciales.
En este punto, sólo quedarán exceptuados de esta medida los artistas que estén sobre el escenario durante un ensayo, función o grabación. Aunque en este punto hay excepciones, puesto que para las escenas o representaciones que requieran mayor cercanía podrán utilizarse la máscara facial o tapabocas, a menos que sean situaciones que impliquen momentos casuales de corta duración, no superior a 15 minutos.
Asimismo, en escena, actrices y actores tendrán que respetar los dos metros de distancia e incorporar el uso de alcohol en gel (sobre todo luego de manipular objetos y/o instrumentos). Y en ningún caso está permitido que el público suba al escenario. A su vez, en distintas partes del protocolo se recuerda la obligatoriedad de la limpieza y la desinfección del escenario y de todos los elementos (materiales técnicos, utilería y de escena) antes y después de cada ensayo, función o grabación.
Otro de los procedimientos centrales será el control de temperatura, que en cualquier caso debe ser menor a 37.5ºC. Previo a la entrada al establecimiento, para los trabajadores habrá un pedido de información acerca de la presencia de síntomas, mientras que el público deberá mostrar la Declaración Jurada de salud vigente (mediante formulario online, aplicación Cuidar o un sistema equivalente), en la cual se consignarán los datos personales y la ausencia de síntomas referidos a COVID. Dicha declaración deberá ser conservada por el organizador, y podrá ser requerida por la autoridad de aplicación de considerarlo conveniente.
Para evitar aglomeraciones, se sugiere que el ingreso y el egreso sean por grupos de ubicación, con un formato similar al del abordaje de aviones. Y en espacios con butacas, se recomienda establecer horarios de ingreso a fin de evitar el ingreso por orden de llegada y también prever horarios del espectáculo más laxos para ingresos y egresos, entre otros. En los accesos, además, se debe poner a disposición del público alcohol en gel o sanitizante, y al mismo tiempo demarcar ingresos y la fila de acceso para poder cumplir con las pautas de distanciamiento de 2 metros entre personas. Y en el caso de realizarse más de una función por día, la entrada y salida del público entre funciones deberá realizarse con un tiempo prudencial de alternancia, que no podrá ser menor a 45 minutos. En este caso, se requiere la desinfección total del predio previo al comienzo de la nueva función.
La modalidad de adquisición de entradas es otra de las informaciones claves. Lo que antes formaba parte del ritual teatral, como pasar por la boletería, ya no será posible y todos los tickets, pagos o gratuitos, deberán ser adquiridos con antelación a la función a través de medios digitales o telefónicos que deberán implementar los organizadores. El control de entradas se realizará mediante un código QR o en la pantalla de un celular. Y en el caso de eventos gratuitos, se deberá reservar cupo previamente con la misma modalidad virtual o telefónica. En este marco, el organizador deberá tener un listado detallado del público asistente al evento.
Por último, y en relación al acondicionamiento de las salas, un requisito fundamental será el de la ventilación, una condición que en muchos casos supone para los teatreros una inversión económica extra, pero ineludible para poder trabajar. En este ítem, la cantidad de público que pueda ingresar a la sala dependerá de la capacidad de renovación del aire. Según se detalla en el protocolo, el coeficiente de ocupación del aforo será de un máximo del 30% en relación a la capacidad máxima habilitada, siempre y cuando el establecimiento cuente con renovaciones de 40 m3/h por persona, sin recirculaciones. Dicha ventilación puede ser natural y/ o a través de sistema de AA central con 100% TAE (toma de aire exterior). En el supuesto de contar con recirculaciones, se deberá incluir un filtrado tipo F7 o superior.
Por otro lado, en el caso de contar con renovaciones de 30 m3/h por persona, el aforo será de un 25%, mientras que para los casos de renovaciones de 20 m3/h por persona, será de un 20%. En ambos casos, se deberá garantizar renovaciones por medio de inyección y extracción de aire forzada y complementar renovaciones faltantes con recirculaciones de aire por medio de sistema de filtrado portátil tipo HEPA.
La forma de disposición de las ubicaciones que permitan limitar el aforo se podrá determinar en función al formato del espacio, cerrado o abierto. En el caso de espacios con butacas fijas: intercalando, en cada fila, las butacas ocupadas y libres. Con excepción de un mismo grupo familiar conviviente, en cuyo caso pueden ubicarse hasta cuatro localidades en continuo. Y en los espacios sin butacas: permitiendo el ingreso según el aforo autorizado, y con ubicaciones que estarán distribuidas y señalizadas en el espacio. La distancia deberá ser siempre de dos metros, y a tal fin se deberán configurar la cantidad de butacas libres que sean necesarias en todas las direcciones. Finalmente, y una vez ubicado cada espectador en su butaca o lugar asignado, no se permitirá el desplazamiento durante el espectáculo, excepto para el uso de sanitarios.