El presidente de Bolivia Luis Arce restableció vínculos con los gobiernos de Venezuela e Irán. El mandatario nombró a los embajadores de ambos países, por separado, en una ceremonía desde la sede del Ejecutivo. Durante el gobierno de facto Jeanine Áñez había echado a los representantes legales del gobierno bolivariano. En su lugar reconoció a un embajador nombrado por el autoproclamado Juan Guaidó. Respecto de Irán, la presidenta interina directamente había ordenado el cierre de la misión diplomática de ese país. Este miércoles los representantes del gobierno de Nicolás Maduro y del Ejecutivo iraní presentaron nuevamente sus credenciales ante el flamante nuevo mandatario del Movimiento al Socialismo (MAS).
En una ceremonia en la plaza Murillo de La Paz, donde se encuentran las sedes de los poderes Ejecutivo y Legislativo del país, los nuevos embajadores de Venezuela e Irán se presentaron ante el mandatario boliviano. Por separado, los diplomáticos Mortessa Tabreshi, de Irán, y Alexander Yánez, de Venezuela, llegaron caminando desde la Cancillería boliviana hasta el antiguo Palacio de Gobierno. Allí fueron recibidos con los honores militares que les brindó la escolta presidencial. Una vez dentro del edificio ambos dialogaron con el presidente y el Canciller Rogelio Mayta. De esta manera la política exterior del país retomó la línea de los gobiernos del expresidente Evo Morales.
Las relaciones entre Bolivia y Venezuela estuvieron paralizadas desde el golpe de Estado de noviembre del año pasado. En ese momento una disposición administrativa del gobierno de facto ordenó la expulsión de los diplomáticos venezolanos. La medida se tomó en medio de acusaciones de supuesta intromisión en los asuntos internos del país. Además el gobierno de facto denunció atentados contra la seguridad interna y violaciones a las normas diplomáticas de parte de la entonces misión venezolana. Hace dos semanas Áñez había otorgado las distinciones diplomáticas a José Cumare, enviado por Guaidó. La expresidenta interina recién llevó a cabo esa decisión dos días después de las recientes elecciones generales en Bolivia, cuando ya se sabía que Arce había ganado con más del 50 por ciento de los votos.
El lunes pasado las autoridades venezolanas habían podido reingresar a su sede diplomática. “Cargados con el amor del comandante Chávez por el pueblo boliviano, Venezuela recupera su embajada en Bolivia y devuelve a su lugar de origen el emblemático cuadro del comandante, recuperado por los diplomáticos en el momento del golpe de estado”, escribió la cancillería venezolana en Twitter. Jorge Arreza, titular de la cancillería, denunció el lunes el estado ruinoso en que encontraron la sede. “Los usurpadores la desmantelaron, se llevaron libros, computadoras, obras de arte, hasta el busto del libertador Simón Bolívar se llevaron; lo que hicieron es lo mismo que quieren hacer con nuestros pueblos”, afirmó Arreaza.
La relación de Bolivia con Irán se interrumpió en junio pasado cuando Áñez anunció el cierre de la embajada. Para tomar esa decisión la presidenta de facto había argumentado cuestiones presupuestarias. Según dijo era necesario realizar una redistribución de ingresos para destinarlos a la lucha contra el nuevo coronavirus, algo que también afectó a la relación con Cuba. Aquella decisión se asumió a pesar de que La Paz y Teherán habían firmado más de una decena de acuerdos en áreas como salud, defensa, investigación, minería y cooperación industrial durante el mandato de Morales.
Aún queda pendiente la restitución de los embajadores de México y España. Ambas sedes diplomáticas habían tenido fuertes enfrentamientos con el gobierno facto. En el caso de México la situación se tensó luego del asilo político brindado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador a Morales, el exvicepresidente Álvaro García Linera y varios exfuncionarios de su gobierno. Respecto de España las relaciones se rompieron luego de casos de corrupción en la compra de materiales sanitarios por parte del gobierno interino a empresas de ese país. Apenas se supo ganador de las elecciones Arce adelantó que iba a recomponer esos vínculos.