Un equipo de constructores descubrió dos tumbas con extraños murales, que datan de 1.800 años, mientras realizaban tareas de excavación en la moderna ciudad de Dezhou, el este de China. De acuerdo a las imágenes difundidas, las antiguas estructuras están hechas con ladrillos y pintadas con raros dibujos que llamaron la atención de los arqueólogos.
Por las características los especialistas creen que pertenecían a una familia influyente, cuyos miembros podían ser tanto funcionarios como aristócratas de finales de la dinastía Han (20-225 dC).
"Excavamos y había pinturas coloridas en los ladrillos. Sentimos que podríamos haber encontrado una tumba antigua'', relató Sun, el supervisor de la obra en construcción. El descubrimiento obligó a los trabajadores a detener de inmediato el proyecto e informar a los funcionarios locales del hallazgo.
Representantes del Instituto Provincial de Arqueología y Reliquias Culturales de Shandong se hicieron presentes en el lugar, y confirmaron que en rigor había dos tumbas. Según precisaron, una de las estructuras mide 20 metros de largo y 6 metros de ancho, mientras que la otra es algo más pequeña, de 16 metros por cuatro metros.
Otra de las conclusiones de los investigadores tiene que ver con que las tumbas pertenecían a la misma familia. Se basan en que se habían construido una al lado de la otra y orientadas en la misma dirección.
"Son ejemplos representativos del área de Dezhou y muy raros", explicó Zhao Fangchao, del Instituto Provincial de Reliquias Culturales de Shandong, a la prensa local. Y destacó que el descubrimiento resultó de vital importancia para comprender "el método de entierro, la historia y las costumbres funerarias de Dezhou e incluso de todo Shandong".
En el lugar los arqueólogos también desenterraron una variedad de piezas funerarias de arcilla, incluidos edificios en miniatura, cuencos, tazas y figuritas de pollo. Además, ordenaron continuar con las excavaciones para realizar un análisis más profundo del sitio.
Patrones pintados
Más allá de las estructuras en sí, lo que asombró a los arqueólogos fueron los patrones pintados en las paredes de ladrillo en rojo, negro, blanco y azul. Para el restaurador Han Yingxun, la pintura se habría extraído de recursos naturales, como el cinabrio, un mineral en polvo que logra producir un pigmento rojo.
Yingxun también explicó que los patrones, incluidas las líneas geométricas y las de peces y plantas, al parecer habrían estado de moda y reflejaron la estética de las personas hace casi dos milenios.