En auto, en bicicleta y a pie, este jueves las y los trabajadores de la Salud volvieron a salir de los Hospitales para reclamar por sus condiciones de trabajo: “estamos agotados”, se podía leer sobre un ambos blancos que flameaba desde una ventanilla. “No tenemos vacaciones ni licencias, y nuestros salarios están por debajo de la canasta básica”, señaló a Página/12 Guillermo Pacagnini, titular de la Asociación de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP).
La movilización comenzó frente al Congreso Nacional al mediodía y llegó al Ministerio de Salud de la Nación, donde concluyó con un documento leído por referentes de las más de 15 organizaciones que conforman la Mesa de Organizaciones de la Salud del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). “El reclamo es conjunto porque queremos garantizar que toda la población tenga un sistema de salud público de calidad”, sostuvieron los manifestantes.
"El salario indigno obliga al poliempleo"
Sobre Avenida de Mayo, unas tres cuadras de autos, motos y bicicletas hacían fila para empezar a marchar. “El salario indigno obliga al poli empleo, lo que en tiempos de pandemia significa doble exposición al coronavirus”, dijo Pacagnini, y advirtió que, además, “es una medida anti sanitaria”. Con este término se refería a que, por las condiciones de trabajo que ofrece el sistema público de salud, no se encuentran profesionales para cubrir las nuevas vacantes que se abren. “Parte de la mala gestión de la pandemia en el mundo tiene que ver con la destrucción de los sistemas públicos de salud, que en muchos países ya no existen”, señaló el referente y remarcó que, en Argentina, el sistema privado ya absorbe “al 65 por ciento de los profesionales”, a pesar de que más de la mitad de la población del país depende de los Hospitales y centros de salud públicos.
Con redoblantes que sonaban desde adentro de los autos y carteles y banderas que asomaban desde las ventanillas, la caravana avanzó por Callao y se detuvo frente a la Casa de la Provincia de Buenos Aires. “Estamos esperando una nueva convocatoria a paritarias porque nos ofrecieron un aumento por debajo de la línea de la pobreza”, señaló Pacagnini. Actualmente el salario inicial para un profesional de la salud en la Provincia es de cerca de 45 mil pesos.
“Me angustia tener que salir a reclamar algo que debería ser lógico para cualquier Gobierno”, dijo Cecilia, trabajadora del Hospital Neuropsiquiátrico “Estéves”, en el partido de Lomas de Zamora. Ella egresó como residente en 2006 y trabaja desde entonces en el mismo centro de salud. “Elegí trabajar en el sistema público porque creo en la salud como un derecho y en la transformación del sistema sanitario, pero se pone difícil cuando avanzás y sabés que, por ejemplo, nunca vas a poder acceder a algo básico como poder tener una casa propia”, señaló la trabajadora social.
El reclamo compartido por residentes y enfermeres
“Sin salud mental no hay Derechos Humanos”, llevaba escrito una de las trabajadoras sobre su ambo blanco. Otra, que acompañó la movilización en bicicleta, sostenía en un cartel: “si somos esenciales, paguen nuestros salarios”. Uno de los reclamos de la movilización fue la regularización de los sueldos de 1137 interinos e interinas.
“Somos residentes trabajamos en atención hospitalaria y de primer nivel. Nos dijeron que íbamos a cobrar, estamos trabajando desde el primero de octubre y todavía no sabemos cuándo nos pagarán; dicen que en enero del año que viene”, relató Andrea, trabajadora social del Hospital Narciso López, ubicado en Lanús. López, que terminó su residencia y empezó como interina, remarcó que “es un trabajo con mucha carga horaria y con un sueldo que no se corresponde, además de que no tenemos vacaciones después de un año tan complejo”.
A diferencia de lo que sucede en la Ciudad de Buenos Aires, en la Provincia los enfermeros y enfermeras están dentro la carrera profesional. Sin embargo, según Pacagnini, eso “no impacta sobre el valor de los salarios, porque estamos todos redondeados para bajo”. En este reclamo coinciden los residentes y concurrentes, como Esteban, que cursa el primer año de la residencia en emergentología del Hospital San Martín, en La Plata, y cobra 150 pesos por cada hora de trabajo. “Nunca pensé en abandonar la carrera, pero da bronca y angustia”, señaló el estudiante y remarcó que “el trabajo en las Guardias, tanto en el sistema público como en el privado, está muy desvalorizado”.
Caravana con aplausos
La caravana, que ocupaba cerca de cuatro cuadras, avanzó por la Avenida Corrientes y rodeó la emblemática Plaza de Mayo para dirigirse hacia la Legislatura porteña, donde hace dos meses, mientras reclamaban para ser considerados como profesionales de la salud, un conjunto de enfermeras sufrió una represión por parte de la Policía de la Ciudad.
Ariel pasó caminando junto a su compañera y antes de cruzar la calle se sumaron con aplausos al ruido de las bocinas. “Los necesitamos fuertes y en buenas condiciones”, opinó el vecino, y señaló que “tenemos amigos enfermeros y sabemos que están trabajando en pésimas condiciones. Antes, esta información no llegaba a la sociedad, pero hoy con la pandemia quedó expuesto: la salud está muy descuidada”.
“Todavía no tenemos respuestas, y por eso el lunes vamos a ir personalmente a la casa de (Fernán) Quirós, para pedirle al Ministro (de Salud de la Ciudad) que nos reconozca como lo que somos, es decir, trabajadores profesionales de la primera línea al frente de la pandemia”, señaló Carolina Cáceres, enfermera del Hospital Tornú y referente de la Asociación Licenciados en Enfermería.
En la Ciudad de Buenos Aires, los enfermeros y enfermeras no están dentro del escalafón de profesionales de la salud, lo que impacta directamente en sus condiciones de trabajo y en su salario -que hasta octubre de este año era de entre 30 y 40 mil pesos. Por eso vienen llevando a cabo un reclamo que ya se materializó en un acampe frente a la Casa de Gobierno porteño y en otra convocatoria frente a la casa de Horacio Rodríguez Larreta, y seguirá durante el Día de la Enfermería, que se celebra el 21 de noviembre.
En cada semáforo las bocinas de los autos se escuchaban más fuerte, y algunos curiosos se acercaban a leer los mensajes de los carteles, mientras otros se sumaban al ruido con aplausos o chiflidos. Para Cecilia, “detrás del deterioro del sistema público hay una mercantilización de la salud, porque muchos de los profesionales que hacen sus residencias en el Hospital después se van a trabajar en el ámbito privado”, y advirtió que “esto a futuro destruye el sistema estatal”.
Frente al Ministerio de Salud de la Nación, Norma Lezana, nutricionista y referente de la Asociación de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan, se manifestó junto a compañeros que, como ella, están en un escalafón intermedio llamado “tramo no médico”, que se considera como profesional de la salud pero perciben un salario 30 por ciento menor al de los médicos. “La salud y la vida de los pacientes depende de cada uno de nosotros”, señaló a este diario Lezana, y aclaró que, específicamente en el Garrahan, centro de atención pediátrica de alta complejidad, “la atención está centrada en la persona y demanda conocimientos muy específicos para los que nos formamos durante años, con especializaciones y a costa de mucho esfuerzo”. Este miércoles presentaron un documento dirigido a las autoridades del Ministerio, en el que rechazaron “el 7 por ciento de aumento” en los salarios y manifestaron “la desigualdad que se vive en el Hospital, donde los Consejeros, que son quienes deciden nuestros sueldos, cobran 400 mil pesos, más de diez veces de lo que gana una enfermera”.
Reclamos en los Hospitales de CABA
Mientras avanzaba la caravana por el centro de la Ciudad de Buenos Aires, en el Hospital Rivadavia y en el Fernández médicos, residentes, concurrentes y enfermeros de los hospitales porteños se manifestaron para reclamar por un “salario digno”, por la incorporación de trabajadores administrativos y de otras secciones de los centros de salud -mantenimiento, lavandería- al bono de 5 mil pesos dispuesto por el Gobierno de la Ciudad, y por el pase de enfermeros y enfermeras a la carrera profesional. “No nos alcanza para hacer las compras, para alquilar, para vivir. Estamos cansados de trabajar así”, advirtió Melina Sifres, jefa de residentes en el Hospital Fernández.
Informe: Lorena Bermejo