"Los argentinos no nos consideramos racistas. ¿Cómo hemos llegado a creer eso? No es algo muy hablado; creemos que está saldada esa discusión. Es como si hubiéramos dado por resuelto el conflicto. Es novedoso y necesario dar este debate", dice a Página/12 el coreógrafo y bailarín Juan Onofri Barbato, integrante del colectivo Escena Política, para presentar Raza y ficción, un ciclo que se propone abordar las múltiples formas del racismo en la Argentina y las ficciones que lo sustentan.
Participarán artistas, pensadores, activistas y colectivos artísticos. Con acceso gratuito, entre hoy viernes y el 29 de noviembre habrá estrenos audiovisuales, prácticas artísticas y conversatorios, con curaduría de Onofri Barbato, la también coreógrafa y bailarina Melina Seldes y la actriz, dramaturga y directora Elisa Carricajo. Fundamentalmente virtual, el encuentro es una propuesta del teatro Planta Inclán en conjunto con la Fundación para la Cultura Suiza Pro Helvetia con apoyo del Swiss Arts Council Pro Helvetia, en el marco del lanzamiento y apertura de sus oficinas en América del Sur.
La programación está estructurada en tres bloques temáticos. "La memoria como territorio futuro" se denomina el primero, e incluye el estreno de Zungu Mapu Rupu Meu: a la Justicia hay que inventarla, pieza sonora de la artista mapuche Soraya Maicoño y el artista visual y poeta Dani Zelko, que gira en torno a las relaciones entre espiritualidad y política, canto y violencia, tierra y justicia. También se presentará una pieza audiovisual y sonora "inspirada en textos de esclavos sobre el descanso como una herramienta fundamental de la resistencia", creada por la cantante de soul y activista Brandy Butler y su colaborador Juan Ferrari. La socióloga Dana Rosenzvit dialogará con Kadiatou Diallo, codirectora de SPARCK, espacio para la investigación, creación y conocimiento panafricano en Suiza.
El segundo momento es "El colonialismo como educación sentimental". "Mientras que en el primer bloque los protagonistas son artistas marrones, en el segundo los blancos se preguntan por su rol y los procesos en que están inmersos", explica Onofri Barbato. "Esta fecha tiene que ver con las ficciones del proyecto blanco y sus monumentos", agrega. El colectivo Escena Política creó una serie de piezas audiovisuales a partir del diálogo con la quechua Sacha Sawila -quien genera conciencia respecto del rol de la alimentación como medicina para el Buen Vivir-, la investigadora suiza Sally Schoenfeldt -que desafía a la historiografía eurocéntrica- y el antropólogo argentino Carlos Masotta.
"Teatro de Justicia" es la parte 3 de Raza y ficción. Surge de un trabajo conjunto entre Escena Política y el colectivo Identidad Marrón. Es otro conjunto de piezas audiovisuales, con distintos registros y géneros (documental, ficción, performance, intervención), diseñadas y emplazadas en el entorno conformado por el Teatro Colón, la Escuela Presidente Roca y el Palacio de Justicia de la Nación. La intención es dejar en evidencia el racismo enunciado por edificios, calles, nombres. Lucrecia Martel y César González participarán de conversatorios con miembros de Identidad Marrón (Florencia y Alejandro Mamaní y América Canela). Kadiatou Diallo ofrecerá un estreno. Algunas de las propuestas -que pueden conocerse en detalle en la página de Planta Inclán, www.plantainclan.com- podrán vivirse en el espacio público.
"Raza y ficción viene a plantear la relación entre la creación y producción de piezas y el racismo estructural. Son piezas muy distintas; los artistas convocados tienen trabajos muy singulares y son de distintas latitudes: la Patagonia profunda, Suiza y Buenos Aires. El corte social es amplio y la mirada cultural también. Queríamos encontrarnos con el trabajo y el pensamiento de artistas racializados: en la Argentina tienen menos voz y posibilidades de producción y exhibición", expresa el coreógrafo. Una de las preguntas que motorizó el encuentro fue por qué el Black Lives Matters no tiene eco en este país.
En efecto, Onofri Barbato trabajó mucho tiempo en cárceles y con "jóvenes racializados" y nunca había pensado la problemática a la luz del racismo. "Pensaba en problemas de clase. No usaba ese concepto para describir a los pibes marrones que siempre han estado excluidos. Y era algo próximo para mí: mi vida como artista estuvo tomada por eso mucho tiempo. Creo que tenemos que dar un primer paso que es asumir el problema, en vez de acomodarnos rápidamente en el lenguaje progre, en tres palabritas que te sacan de los microracismos. Asumir que tenemos que dar un debate profundo, que toma nuestra idiosincracia y que ya no tiene que ver con la colonia. Es mucho más próximo", desliza.
"Para mí este es un momento de repensar prácticas propias y ajenas, de un gran aprendizaje", concluye. Le resultó muy rico el intercambio con Identidad Marrón, organización dedicada a la visibilización, la lucha y el planteamiento de políticas públicas para combatir el racismo. "Somos hijos y nietos, hijas y nietas de personas indígenas, campesinas y/o migrantes. El tratamiento diferenciado a las personas de rasgos indígenas es una realidad, pero se dificulta tratarlo en términos de racismo. En la Argentina hablamos de gatillo fácil, cuando más del 90 por ciento de las personas que lo sufren son marrones. Es una de las grandes muestras de invisibilización que tenemos", explica Alejandro Mamaní, abogado salteño, en consonancia con las reflexiones del bailarín curador del encuentro.
Y continúa: "En la Argentina no nos preguntamos por qué todas las personas en televisión, los líderes políticos o los jueces son blancos. Incluso las películas más indies son de personas blancas contando historias de blancos o, en el peor de los casos, de personas racializadas. Existimos en la realidad pero no en la proyección de la realidad. Nuestro movimiento político es una respuesta". El colectivo entiende al arte como "una herramienta para incidir sobre el tema e intentar colocarlo en agenda", por eso la decisión de sumarse a Raza y ficción. Fue muy importante participar como cocreadores. "No queríamos ser un instrumento para visibilizar la visión de personas blancas, que es una costumbre de ciertas dinámicas", concluye Mamaní.