Desde que se suspendieron las clases presenciales, en marzo pasado, por la pandemia de coronavirus, más del 80 por ciento de los alumnos de escuelas primarias, tanto de gestión privada como estatal, no tuvieron exámenes. Los estudiantes que sí rindieron algún tipo de prueba, en 3 de cada 4 evaluaciones recibieron una calificación conceptual, y solo 1 de cada 4, una numérica. La mayoría de los estudiantes (el 61, 4 por ciento en el caso estatal, y el 66,8 en los privados) recibió una devolución o corrección de sus tareas durante toda esta etapa de educación a distancia y con aulas virtuales. Y aunque la mayoría de las familias creen que sus hijos están perdiendo aprendizajes, se mostraron conformes con el desempeño de los docentes. Los datos surgen de una encuesta que hizo el Observatorio Argentinos por la Educación a familias de primarias urbanas de todo el país.
Los datos del informe Análisis comparado entre educación pública y educación privada en contexto de COVID-19, del Observatorio Argentinos por la Educación, con autoría de Mariano Narodowski, Víctor Volman y Federico Braga, fueron recogidos en línea, es decir que los resultados son representativos de hogares con conexión a internet, aunque sea mínima o intermitente. Y si bien hace una comparación entre el universo estatal y el privado, el informe hace foco en los alumnos del nivel primario de las escuelas privadas, cuya matrícula representa el 26,8 por ciento del total, de acuerdo a los datos del Relevamiento Anual 2019 del Ministerio de Educación de la Nación.
Según la encuesta, en las escuelas privadas el 82 por ciento de los estudiantes no tuvo pruebas a lo largo del año lectivo. En el caso de las escuelas públicas, la cifra alcanzó al 88,5 por ciento de los alumnos. En ambos sectores, 3 de cada 4 de las evaluaciones realizadas tuvo nota de tipo conceptual y solo en 1 de cada 4 casos esta fue numérica. En las escuelas privadas, el 18 por ciento dijo haber tenido exámenes, mientras que en las públicas lo hizo el 11,5 por ciento.
A pesar de que no se implementaron las pruebas tradicionales para evaluar a los alumnos, sí hubo devolución y corrección de actividades y trabajos por parte de los docentes. En el sector privado, el 66,8 por ciento dijo haber recibido siempre una corrección o devolución, el 27,9 que las recibió a veces, y el 5,3 por ciento que nunca recibió. En el sector estatal los números fueron bastante similares entre los que tuvieron alguna forma de retroalimentación: el 61,4 por ciento recibió siempre, el 28 por ciento a veces, en cambio los que nunca recibieron correcciones o devolución alcanzó al 10,6 por ciento, el doble que en el sector privado.
En este sentido, María de los Ángeles Centurión, profesora de matemática, licenciada en gestión educativa y rectora del Instituto San Isidro Labrador de la provincia de Entre Ríos, explicó que "el examen, que puede ser escrito, oral o grupal, es el momento en el que te sentás a contestar preguntas o resolver problemas y demostrar qué sabes. Pero es una instancia de la evaluación. La evaluación es la valoración completa del proceso del chico, y si bien es posible hacer evaluaciones sin tanto examen, requiere de un gran contacto entre el docente y el alumno. En este contexto de pandemia no se podía calificar y entonces los docentes acudimos a otro tipo de evaluaciones, a la evaluación que se llama formativa, en las que, por ejemplo, cuando el alumno te presenta un trabajo práctico, en ese trabajo práctico puedas ver qué aprendió y con la devolución explicarle de qué otra forma podía haberlo realizado. Es decir, aprovechar la evaluación como instancia de aprendizaje. La dificultad es a veces la formación de todos los docentes para poder hacerlo, la cantidad de docentes que tiene la escuela, el acompañamiento y la conectividad".
Y agregó que en su caso, avanzaron hacia lo que se denomina un curriculum minimalista. "Pensamos qué necesitamos en esta modalidad, cómo podemos hacerlo, y trabajar en base a ese formato. Algunas cosas hubo que dejar afuera, otras pasarlas para el año que viene, y en algunas materias hemos logrado cubrir el programa completo". Y remarcó que "lo que ocurrió es que no fue una educación a distancia ya planificada sino una adaptación sobre la marcha, y de la forma artesanal que lo hicimos se aprovechó muchísimo y no es tanto lo que se perdió, siempre hablando de un ritmo sostenido y un buen vínculo entre la escuela y la familia".
De acuerdo a los datos del sondeo que relevó la situación de las familias y los alumnos durante el aislamiento, los estudiantes de escuelas privadas destinaron una proporción similar de horas por día a actividades escolares que los alumnos de escuelas estatales, en ambos casos, casi la mitad de los alumnos destinan entre 3 y 6 horas por día a actividades escolares: el 52,2 por ciento en las escuelas estatales, y el 48,2 por ciento en las privadas. En el caso de los colegios públicos, el 45,8 destinó menos de tres horas, mientras que en la privada esa cifra se eleva hasta 51,4 por ciento.
Por otra parte, si bien los datos señalan que la mayoría de las familias (el 62,7 por ciento en la estatal y 61,7 por ciento en la privada) consideran que los alumnos están perdiendo aprendizajes escolares importantes, el nivel de conformidad con la tarea docente es superior al 70 por ciento: en la escuela estatal el 42,2 por ciento está muy conforme y el 33 por ciento bastante conforme, mientras en las privadas es 35,4 y 36,2 por ciento.
"Es frecuente que se sostenga que hay diferencias significativas entre la escuela de gestión pública y de gestión privada. Sin embargo, los resultados de esta encuesta muestran en los aspectos analizados: toma de pruebas a lo largo de este año, corrección de actividades y cantidad de horas por día destinada a actividades escolares que los resultados son muy similares. Además, las opiniones de las familias con relación a que las alumnas y alumnos están perdiendo aprendizajes importantes a causa del aislamiento y su nivel de conformidad con el trabajo docente también arrojan pareceres análogos", señaló Gustavo Zorzoli, ex rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, director de la Escuela de Formación Olímpica y referente de Argentinos por la Educación.