Banfield goleó a Central en el Gigante, por 4 a 2, y a la luz de lo que fue el juego pudo haber sido peor. Errores defensivos, falta de generación de fútbol y escasas variantes explican una nueva derrota ante un equipo que además lo superó ampliamente en el despliegue físico.

El partido arrancó con Banfield dominando las acciones. Un partido sin transiciones, de área a área pero sin profundidad. A los 5 un remate de Palleros hizo vibrar el travesaño de Central. Poco después, Bordagaray "avisaba" otra vez, con una vaselina que se fue apenas arriba del larguero, con el arquero canaya adelantado y sin nada que hacer. 

Pero el primer gol fue de Central, que con poco volumen de juego a pesar de tener mayor tenencia del balón, aprovechó un pelotazo a Torren que por derecha llegó al fondo y mandó el célebre "centro atrás" para que apareciera Emiliano Vecchio que le pegó mal, pero con suficiente suerte porque la pelota terminó en el fondo de la red. 

Iban 24 minutos, y Central lo ganaba uno a cero. Dos minutos más tarde, una escapada del colombiano Cuero por la izquierda desde mitad de cancha, desbordó y lanzó un centro que tomó a paso cambiado a Novaretti y al arquero clavado en la raya. Fontana conectó de cabeza y puso el 1 a 1. 

Estaba mejor Banfield, pero Central intentaba sin muchas variantes, y otra vez Torren, centro atrás y esta vez Vecchio la tiró afuera. Cuando se apagaba el primer tiempo y a partir de un saque de arco, una peinada en tres cuartos y Bordagaray, cumpliendo con la "ley del ex", aprovechó otro desacople entre los centrales y tocó suave ante la salida del arquero, poniendo el placard 2 a 1 para la visita. Merecidamente el Taladro se fue ganando al descanso.

El segundo tiempo prolongó en el arranque el dominio de Banfield, Central se repetía en centros a los que nadie llegaba y el Taladro salía rápidamente de contra. Antes de los 10 Bordagaray desperdició una clara ante un nuevo yerro de los centrales. 

Los cambios del DT no se notaron en el arranque de la segunda etapa y el equipo no hacía pie en mitad de cancha. A los 10 Bordagaray tuvo otra que salvó el arquero, dejando un peligroso rebote. Vecchio insistía, generaba los destellos de un fútbol que sus compañeros no acompañaban. Después de un remate al arco del 10, a la salida Banfield tuvo una de esas que es "más fácil hacerlo que errarlo": la fórmula repetida, centro atrás, otra vez Novaretti falló y Fontana erró desde el punto del penal por arriba del travesaño. Banfield seguía perdiendo oportunidades y no definía el partido. 

Hasta que a los 20, otro córner para la visita y el mediocampista Galoppo en soledad, sin marca y con el arquero sin salir, metió un frentazo en el borde del área chica y puso el 3 a 1. 

Central se repetía en la fórmula, pero los centros eran devueltos por los zagueros. A los 32, el mejor jugador de la cancha transformó el duelo en goleada. Cuero otra vez escapó a las marcas, esta vez por izquierda, y definió ante un arquero que no tenía nada que hacer. 

Los 15 finales mostraron más de lo mismo, Central repitiéndose en el pelotazo, los defensores de Banfield sacando, y cada tanto un contrataque sin demasiada convicción.

A los 47, cuando todos esperaban un centro a la olla a partir de un tiro libre sobre la banda izquierda, la pelota va al medio para Fabián Rinaudo, que tuvo tiempo para acomodarla y sacar un sablazo que se clavó arriba y al lado del palo. 

Rinaudo se llevó la alegría de un gol en su regreso; Central una derrota dolorosa de local; y el Kily González una montaña de problemas por resolver.