Desde Brasilia. Los comicios municipales de este domingo en San Pablo le quitaron el sueño a un Jair Bolsonaro afectado emocionalmente desde la derrota sufrida por Donald Trump en Estados Unidos y por las rajaduras surgidas en su coalición cívico-militar.
Las encuestas proyectan que el candidato bolsonarista, Celso Russomanno, del partido Republicanos, puede ser derrotado en la ciudad más importante de Brasil.
El último sondeo de Datafolha ubicó en primer lugar al alcalde paulistano Bruno Covas, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) con el 32 por ciento, seguido por Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) con el 16 y en tercer lugar aparece Russomanno que cuenta con el 14. Según el sondeo de Datafolha, con números similares a otro realizado por Ibope, el conservador Covas y Boulos, de izquierda, pasarían al ballotage.
Graduado en Filosofía con postgrado en piscología Boulos, de 38 años, es el líder del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST). Su candidata a vice-alcaldesa es Luiza Erundina, una leyenda de la izquierda y los movimientos sociales.
"Tengo 85 años bien llevados, con toda una vida dedicada a la militancia" se enseñorea Erundina en esta entrevista con Página/12.
"Bolsonaro está preocupado, no puede ocultar su nerviosismo porque estas elecciones son una previa de las presidenciales de 2022, estas elecciones son mucho más que para elegir intendente de San Pablo, este domingo se define el rumbo de la política nacional, si ganamos será una derrota de Bolsonaro".
- ¿Es posible un triunfo de Boulos, ubicado 16 puntos debajo de Covas?
- Ahora nuestro objetivo es derrotar al candidato de Bolsonaro y llegar a la segunda vuelta con Covas. Después empieza otra campaña hacia el ballottage. Boulos es la gran novedad de estas elecciones y de la política nacional; es la cara de la esperanza. Estamos determinados a seguir esta travesía peleando cada voto hasta el domingo y después pelear por la victoria en el ballottage del 29 de noviembre".
"Conozco muy bien esta ciudad, se palpa un sentimiento de cambio en los barrios, en la periferia, los trabajadores, los jóvenes",
Luiza Erundina fue la primera intendenta de izquierda de San Pablo. Venció en 1988, cuando era afiliada al Partido de los Trabajadores (PT).
"Nadie apostaba por mí, una asistente social con trabajo en la periferia paulistana, venida del nordeste (región más pobre del país) de donde me fui perseguida por la dictadura por apoyar la reforma agraria".
Aquel triunfo en San Pablo fue un envión para la primera campaña presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva en 1989, cuando llegó al segundo turno, en el que fue vencido por Fernando Collor de Mello.
Erundina traza un paralelo entre 1988 y 2020.
"Hace 32 años le ganamos un candidato que había ocupado altos cargos en la dictadura, hoy enfrentamos a (Celso) Russomanno, apoyado por un gobierno que hace campaña contra la vacuna del coronavirus y reivindica a la dictadura. Es una pelea de David contra Goliat, ellos están usando su poder económico, están utilizando todo tipo de golpe bajo y de fake news seguramente con la cobertura del Gabinete del Odio".
El Gabinete del Odio es una cartera clandestina dedicada a disparar noticias falsas y coordinar campañas contra adversarios, que según se sabe en Brasilia, funciona en el tercer piso del Palacio del Planalto a metros del despacho presidencial.
Esa maquinaria actúa coordinadamente con blogueros de ultraderecha como Oswaldo Eustaquio a quien la justicia obligó la semana pasada a remover un video apócrifo contra Boulos.
En junio Eustaquio fue arrestado por participar, presuntamente con el aval del Gabinete del Odio, en una campaña a favor del golpe de Estado.
Como bien saben Bolsonaro y su admirado Donald Trump, las campañas sucias ganan más eficacia en las horas previas a la votación cuando la víctima, en este caso Boulos, no tiene como rebatirlas. De allí que se teman nuevos ataques en la recta final.
Todos estos ingredientes autorizan a proyectar una elección muy reñida: el líder de los Trabajadores Sin Techo, Boulos, está sólo dos por ciento delante del evangélico Russomanno, puntuación que representa un empate técnico. Sin olvidar que también tiene chances Marcio Franca, del Partido Socialista Brasileño, que tiene dos puntos menos que Russomanno.
Lo único que puede avizorarse como probable es el primer lugar del conservador Covas, del mismo partido que el expresidente Fernando Henrique Cardoso y el gobernador paulista Joao Doria, un exbolsonarista devenido en opositor.
Poco menos de 148 millones de brasileños están habilitados a votar este domingo en 5.568 municipios – se suspendió la elección en Macapá por falta de energía – en los primeros comicios desde que el ex capitán llegó a la Presidencia en 2019.
Los distritos fundamentales, además de San Pablo, son Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre y Salvador. Según las encuestas que suelen errar, ningún bolsonarista es favorito en las primeras vueltas de esos municipios. Pero dos bolsonaristas, Russomanno y el alcade Marcelo Crivella, de Río de Janeiro, pueden llegar a los segundos turnos.
Manuela D´Avila, del Partido Comunista do Brasil (PC do B), está primera en Porto Alegre con el 27 por ciento de intención de voto según la última medición de Ibope, superando por 10 puntos al alcalde Nelson Marchezan, del partido de Fernando Henrique Cardoso.
Manuela, así la llaman sus electores, fue candidata a vicepresidenta en 2018 en la fórmula encabezada por el petista Fernando Haddad, lanzada a último momento cuando Lula fue proscripto a través de una serie de medidas judiciales. A los 25 años llegó al Congreso Nacional y este domingo, con 39 años ,tiene serias posibilidades de ser la única dirigente de izquierda ganadora en una capital de proyección nacional como Porto Alegre, la ciudad más importante del sur brasileño. Aunque esta victoria no le evitaría ir a un segundo turno.
Porto Alegre es una metrópolis de avanzada, con altos índices de politización y una tradición de gobiernos petistas, bajo cuyas administraciones se realizó el Foro Social Mundial.
Al igual que Boulos en San Pablo, Manuela es blanco de la guerra sucia orquestada por el bolsonarismo en las redes sociales, y suele ser atacada directamente por el propio Bolsonaro.
De todos modos, no se puede excluir la hipótesis de que este domingo a la noche el presidente festeje algunos resultados que desmientan a los expertos en demoscopía.
Esto pudiera ocurrir si a última hora hubiera una ola de electores vergonzosos que ocultaron a los encuestadores su preferencia optan por los candidatos oficialistas. O si hubiera una alta abstención por la pandemia del coronavirus, algo que de ocurrir perjudicaría a la oposición ya que el electorado bolsonarista es el que menos respeta el aislamiento.
Lo concreto es que llega en un momento político delicado. Fue derrotado en las elecciones norteamericanas del 3 de noviembre vencidas por el demócrata Joe Biden a quien, hasta este sábado al mediodía no había reconocido, además de desafiarlo con el uso de la "pólvora" (léase guerra) si tropas norteamericanas atacaran la Amazonia.
Semejante disparate hizo que el presidente fuera comparado en los medios y las redes sociales con el Vittorio Gassman de "La Armada Brancaleone", y que recibiera críticas del comandante del Ejército, general en actividad Edson Pujol, y del vicepresidente, general en retiro, Hamilton Mourao. Además de ser cuestionado por varios dirigentes de derecha que en su hora fueron aliados o simpatizaron con el régimen.
Puesto en otras palabras: el partido militar tomó distancia - no rompió, ni mucho menos - de un gobernante que parece amenazado por un aislamiento creciente en los planos interno y externo. Y eso puede agudizarse si este domingo sufriera una derrota de peso.