Metidos de lleno en una suerte de tenso relajamiento con el 99,9% de actividades habilitadas o por habilitarse (el 0,1% que no se habilitaron probablemente sea porque se extinguieron en estos meses de inacción), el apuro por comenzar con la vacunación masiva contra el coronavirus es la clave para que esto sea el epílogo de una pandemia y no el ojo del huracán, tal como sucedió en Europa, que enfrenta una segunda ola, tan o más fuerte que la primera.
La polémica sobre la vacunación obviamente también se vive en la provincia, con un grupo de personas que con argumentos difusos y diversos adelantaron que no se pondrán ninguna vacuna, menos si viene de Rusia. Por ejemplo, el diputado nacional Martín Grande ya avisó en plena sesión que con las gárgaras de dióxido de cloro la va piloteando exitosamente. El racional “Más vale malo conocido que bueno por conocer” es la que va.
La incredulidad que provocaría a una persona de la Edad Media, con sus 35 años de expectativa de vida, el saber que existe una posible cura a una enfermedad mortal pero se la desecha por las dudas, demuestra la anacronía del planteo antivacunas que retrotraería el tiempo a un escenario sanitario similar al de esos aciagos años del siglo IX, tan propensos a las epidemias. Sanguijuelas, compresas calientes, imposiciones de manos, dióxido de cloro, nada como volver a lo clásico.
El completo calendario de vacunación gratuito argentino es uno de los mejores del mundo. Potenciado entre 2004 y 2014, actualmente incluye no menos de 15 vacunas diferentes desde el nacimiento hasta la adolescencia. Tan efectivo es, que permitió erradicar enfermedades enquistadas por décadas, como la rubeola y la poliomelitis.
Pero a su vez son tan frágiles esos logros, que, por ejemplo, una subestimación de la campaña de vacunación durante la gestión de Mauricio Macri, hizo que después de 18 años vuelva el sarampión con un brote que tuvo como epicentro la ciudad de Buenos Aires.
Ahora desde el sistema de salud piden encarecidamente que los niños vayan a recuperar las vacunas del calendario, que por la pandemia se discontinuaron. Preocupa particularmente el brote de difteria que se registra en el continente, cuya inmunización está incluida dentro del calendario argentino. Sería nefasto que la moda de cuestionar las vacunas se extienda. Si eso sucede, el coronavirus será el menor de los problemas.
Presupuesto, por supuesto
Entonces, la tregua que da la pandemia permite diseñar un escenario en el que finalmente se pueda avanzar con cierta normalidad; por lo pronto, en dos semanas se espera el primer proyecto de presupuesto de la gestión de Gustavo Sáenz. Mientras el ministro, más bajo perfil que nunca, Roberto Dib Ashur, supuestamente renegocia la deuda en dólares para aliviar las arcas provinciales, acomoda los números del año próximo que presentará a los legisladores.
Si bien mucho margen para la imaginación no existe, el presupuesto servirá para tener por lo menos una hoja de ruta que permita una política económica un poco más elevada que ir a tocar la puerta en oficinas nacionales para ver que hay y pasar la gorra entre funcionarios encumbrados y empleados no tan encumbrados. Por lo pronto, esto de vivir al día y tapando agujeros financieros ya hizo que la provincia recurra en un par de meses a créditos por 3.500 millones de pesos, que por más blandos que sean, no dejan de representar fondos que no ingresarán en el futuro.
Más allá de la perorata acerca de la herencia del urtubeicismo, que dejó “una deuda de miércoles”, tal como la definió Socorro Villamayor, es ingenuo pensar que en cuanto la actual gestión tenga liberadas las regalías después de pagar el año que viene el préstamo del Fondo de Reparación Histórica del Norte, no recurrirá a un crédito a largo plazo, sabiendo que es la única forma que tiene de pegar un salto de calidad en la gestión.
Idéntica situación sucederá si logra sistematizar y consolidar las regalías mineras, algo que se está planeando desde lo legislativo, con un proyecto que, ya adelantaron, traerá revuelo por el reparto previsto de esos fondos, que a priori sería desventajoso para los municipios mineros.
Por lo que las sentidas rasgaduras de vestimenta ensayadas hoy por los oradores del oficialismo, son las escupidas para arriba de mañana.
El baile del 21
Y la calma pandémica también deja que se arme el baile de las elecciones 2021, algo que era tabú mencionar hace dos meses. Por ahora se especula que serían en mayo, sin PASO (suspendidas, pero no eliminadas, no vaya a ser cosa que sean útiles en 2023, que se renueva gobernador y haya que armar listas colectoras, que no se llaman colectoras, pero que son colectoras) y con voto electrónico.
A la fiesta van cayendo los primeros invitados y algunos colados. Varios de los que se habían llamado a silencio la primera parte del año salieron estos días a hablar públicamente. La mayoría negó que le interese ser candidato y por ahora se limitarían a ver. Son como esos/esas que se acodan en la barra porque dicen que no les gusta bailar, pero después de dos tragos y una cumbia de Gilda, encabezan el trencito con la corbata de vincha o los tacos en la mano. Igualmente, hay que reconocer que son hábiles para el chamuyo y cuando se lo proponen ligan, y bien.
El cargo top que se elegirá en el 2021 es el de senador por la Capital. Se trata de algo más simbólico que práctico, porque es una campaña análoga a la de intendente, en la que no se debe escatimar cotillón, pero una vez sentado en la banca, la opinión para una ley del representante capitalino con sus más de 100 mil votos vale lo mismo que el de La Poma que necesitó solamente de 513 sufragios.
Pero obtener el senador de la capital suele ser un gran logro para el padrino político de turno, tal como sucedió con Sáenz en el 2017, cuando puso el hombro y los recursos municipales para que Guillermo Durand Cornejo le ganara de arremetida al encumbrado Adrián Valenzuela.
Una anécdota que trascendió ese año pinta en cuerpo entero lo difícil que le puede resultar a un senador destacarse en un cuerpo legislativo que se caracteriza por su sobriedad y rosca puertas adentro: cuando el todavía “Chico Malo” Valenzuela amenazó con "entrar con un plumero al Senado para sacarle las telarañas", los popes encabezados por Mashur Lapad, ante tanta vocación de higiene del ganador de las PASO, pensaron en armarle la oficina en el área de “Limpieza y mantenimiento” cerca de las catacumbas de la Legislatura. Después ganó el correcto Durand Cornejo y nunca se pudo comprobar si esa idea era cierta o foma parte de una leyenda urbana.
Volviendo al 2021, como en toda fiesta, se arman parejas para el baile, y la primera parece ser la de Bettina Romero con Miguel Isa. El ex intendente fue uno de los que reapareció después de un tiempo mudo y volvió con elogios para Sáenz y con los tapones de punta para la intendenta, a la cuál dice la “ayudaría” como concejal el año próximo.
“Siendo un profesor generoso a Bettina le pongo un 5”, expresó Isa en una entrevista por Fm Noticias. La alcaldesa capitalina recogió el guante y metió el dedo en el bache, el talón de Aquiles isista, que Saénz tampoco pudo solucionar. Dos pájaros de un tiro. Desde la municipalidad anunciaron el martes pasado que iban a presentar el Plan de Bacheo 2020. Pero algún avispado asesor se dio cuenta que del 2020 queda solo mes y medio, y es muy poco tiempo como para tan pomposo título. Finalmente, terminaron haciendo un balance de las tareas para tapar pozos de este año.
En medio de esa improvisada conferencia de prensa, Bettina habló del largo tiempo de deterioro de las calles y, de paso, también señaló a Isa como el responsable de las irregulares habilitaciones a talleres de revisión técnica. Romero sabe que tiene acceso a la caja negra de la municipalidad salteña, incluidos los 12 años de Isa. La información es poder.
Mientras algunos sospechan que la postulación al Concejo de Isa es una treta para alcanzar una candidatura más encumbrada, otros leen una jugada en tándem con Sáenz para atenazar la voracidad de Bettina y un eventual intento suyo de ir por la gobernación.
El ex intendente usaría el Concejo, más precisamente su presidencia, como una estructura para horadar la todavía inestable gestión municipal de la actual intendenta e intentar llegar otra vez a dirigir el municipio. Algo que cerraría tanto para Isa como para el gobernador.
Y en este baile de las elecciones, al transversal Sáenz se le está empezando a juntar el ganado. Su discurso de "salteño antes que partidario" no estaría dando resultado entre quienes apoyaron su candidatura en 2019. La semana pasada Sergio Massa se vino en persona a un par de actos oficiales para dejar bien en claro quién es el referente nacional del gobernador salteño.
Esto llevó a que desde el PRO le llegue un planteo. “¿Qué somos?”, le dijo la experta en marchas Patricia Bullrich en un zoom organizado por Martín De los Ríos con la plana mayor del macrismo salteño. Aparentemente, las promesas de amor clandestino y en paralelo al massismo hechas por Sáenz no gustaron a la referenta nacional. Bullrich entonces puso en marcha el operativo intervención para sacar a los ponchazos a De los Ríos, a los pañuelazos a Andrés Suriani y a los maurisazos a todo aquel saencista que no comulgue de cabo a rabo con los principios del PRO, tal como lo hacen Martín Grande y Pichona Moisés.
Esto recién arranca, el salón es grande, y si bien en los bailes de las legislativas los vasos y cubiertos son de plástico, no dejan de ser divertidos. Seguramente en breve ya se conocerá con qué música se bailará y, sobre todo, quién será el disc jockey (si es que todavía se sigue usando ese término).