La pandemia de covid-19, como suele ocurrir con las situaciones excepcionales que cada tanto aparecen en las sociedades deja al desnudo actitudes altruistas y miserables.
Quedan en evidencia una vez más las contracciones inocultables del sistema de dominación y explotación. La capacidad de los capitalistas y sus vueltas de tuerca cambiando la modalidad laboral, precarizando la fuerza de trabajo. La demagogia de los políticos oficialistas y opositores que en toda crisis ven una oportunidad como quienes entrenan para coaching de marketing.
Mientras miles de personas padecen hambre y desamparo, miserias materiales y morales, otras personas exhiben obscenamente su egoísmo de clase privilegiada hasta con espíritu fiestero. La alienación social por doquier y espíritu tanático del que son portadoras y portadores estos egotistas no se conmueve ni por la pobreza creciente ni siquiera por las muertes.
Emergencia de conductas contrapuestas, cadenas de solidaridad, enfermeras, enfermeros, médicas y médicos exponiendo sus vidas en largas y agotadoras jornadas. En contraste hinchas de fútbol y una caterva de insensibles que a través del alcohol pretenden huir de una realidad que a la vuelta de la esquina lo azotará con contundencia.
La lucha de clases no se suspende por pandemia.
Carlos A. Solero