Realizada de manera ininterrumpida desde 2007, la Muestra internacional de cine africano de la Argentina tendrá una edición 2020 similar a la vez que distinta a las anteriores. Si bien la pandemia obligó a mudar las proyecciones del terreno presencial al virtual, se mantiene la voluntad de pensar la diversidad cultural de la región, así como sus problemáticas históricas y del presente, a través de una selección de películas independientes realizadas en África o de temáticas vinculadas con el continente. Es así que la 13° edición del evento, cuyo nombre oficial es Espejos y espejismos, tendrá más de treinta producciones (entre cortos, medios y largos) provenientes de veinte países disponibles para su visionado en la plataforma Octubre TV desde este lunes y hasta el jueves 26 de noviembre. El acceso es gratuito para usuarios de todo el país.

La selección incluye películas de países exóticos para el oído occidental, como Burkina Faso, Burundi, Etiopía, Togo, Niger, Zimbawe o Zambia, así como de otros con más trayectoria y familiaridad en el ámbito audiovisual (Brasil, Estados Unidos, España, Francia, Italia, Alemania). Desde ya que la Argentina también hará su aporte con un puñado de títulos en las cinco secciones de la muestra. Uno de esos apartados es África con ojos de mujer y reúne cortos y largos que retratan experiencias en primera persona de mujeres protagonistas de historias de lucha, conquistas, deseos y complicidades. La representante local es el corto Un cuerpo extraño, en el que Cristian Gómez Aguilar sigue a una migrante que camina por las calles de Bariloche y descubre los prejuicios que la rodean. Esa discriminación atraviesa también los 13 minutos de Josépha, un documental de 1975 que muestra el día a día de una antillana que trabaja en París como esteticista. Por su parte, Su lugar, de Gustavo García Solares, promete una combinación de poesía africana con animación latinoamericana para contar, a través de los ojos de una joven zambiana, una historia de opresión y de esperanza por la emancipación.
Las jóvenes asoman, justamente, como grandes protagonistas de esta sección: así como en Aicha el director marroquí Zakaria Nouri pone la cámara al servicio de la rutina de una chica de 26 años que durante el día realiza tareas domésticas y cuida a su madre postrada, la protagonista de Adiouma, de Jun Cordon, es una ex presidiaria que debe reconstruir su vida luego de cinco años tras las rejas. Sobre encierros versa Soukeina, 4.400 días de noche, de Laura Sipán Bravo, centrada en una chica oriunda de Sahara Occidental que pasó una década encerrada en una cárcel clandestina luego de la ocupación militar marroquí; mientras que Isa, la asistente social protagonista del corto homónimo, descubre el potencial del teatro como espacio de sensibilización y debate para jóvenes de bajos recursos.

Aicha, del director marroquí Zakaria Nouri


La sección Memoria negra adquiere particular relevancia en el año del #BlackLivesMatter, dado que sus títulos exploran el vínculo entre la violencia social y la segregación. Así lo hacen Gaby Messina y Ana Paula Penchaszadeh en el documental Yo, afro, única representante local del conjunto; los españoles Miguel Ángel Rosales y David Batlle en Gurumbé. Canciones de tu memoria negra y Port Trade Portrait, respectivamente; la sudafricana Madu Dube en Conversations With Millennials, y el brasileño Matheus Moura en Ditadura Roxa. Por su parte, los títulos del apartado Biografías (Trans)fronterizas focalizan en las dificultades de ser migrante para quienes logran llegar dejar atrás su lugar de origen. Así ocurre con los dos senegaleses que se conocieron en Buenos Aires y protagonizan Estoy acá (Mangui Fi), de Esteban Tabacznik y Juan Bramuglia, que junto con Ser migrante, del platense Maximiliano Lipihual, conforman la dupla local de una sección que se completa con la marroquí Les aventuriers du desert, de Yves Césaire Tatchiwo; y las españolas Barzaj, de Alejandro Salgado, e Irioweniasi. El hilo de la luna, de Esperanza Barbuzano e Inmaculada Antolínez Domínguez.
La historia reciente del continente incluye procesos de resistencia, reconstrucción y recuperación luego de décadas de colonialismo. Procesos que son el tema nodal de las películas de la sección Fragmentos de la deuda colonial. En Arho: The Afar Salt Trade of North-Eastern Ethiopia, el alemán Till J.F. Trojer, utiliza imágenes visuales y música tradicional para retratar la vida comunitaria de los comerciantes de sal, mientras que los protagonistas de Vivre riche, de Joël Akafou, son un grupo de chicos de Costa de Marfil que sienten que, engañando a turistas europeos, recuperan una porción de libertad. Las convulsiones políticas y sociales ocurridas durante la última década en Burundi y Burkina Faso tienen su lugar en la muestra con Lendemains Incertains, de Eddy Munyaneza, y Sankara is not Dead, de Lucie Vive; al tiempo Dajla: Cinema and Oblivion, de Arturo Dueñas Herrero, documenta la particular experiencia de llevar adelante un festival de cine en uno de los campamentos de refugiados más grandes de Argelia.
La programación de Espejos y espejismos se completa con Escenarios experimentales, integrada por cuatro títulos que abrazan la resistencia a través de expresiones culturales. Así lo hacen los españoles Javier Montijano y Javier López en Encuentro Bikutsi, en la que siguen a un cantautor ibérico que planea hacer una canción con uno de los ritmos más intensos de África, el Bikutsi. En Scenes From a Transient Home, el realizador Roger Horn presenta un retrato de las vidas de un grupo de migrantes de Zimbabwe que regresan de visita a su país de origen, mientras que en Circus Movements, Lukas Berger y Mário Gajo indagan en la cultura del circo como un ámbito de diversidad, cooperación e integración. Escenarios experimentales se completa con Jah Intervention, de los brasileños Daniel Santos y Welket Bungué, cuyo tema no es otro que el considerable aumento de personas negras asesinadas en ese país durante la última década y media.