Las mujeres "Arcoiris" de Misión Carboncito organizan una marcha que tendrá lugar en Embarcación el próximo 25 de noviembre, día mundial de lucha contra la violencia de género. En la comunidad del Pueblo Wichí, Patricia Ferreyra encabeza un reclamo puntual contra la venta de bebidas alcohólicas y estupefacientes a menores de edad. Consideran que es su deber proteger a las infancias y juventudes, y piden a las autoridades que intervengan porque afirman que su territorio es zona liberada.
La referenta wichí Octorina Zamora, del Espacio plurinacional indígena Kanbá (un guerrero de la resistencia indígena que peleó por la defensa del territorio) y la Fundación Kajianteya (fortaleza, mujer fuerte) indicó que están brindando apoyo a Ferreyra, quien ha recibido amenazas a raíz de los reclamos que viene haciendo en cuyo marco realizó ya cuatro marchas.
Zamora consideró que también es violencia de género lo que daña "a hijos, nietos y sobrinos", y afirmó que se están violando las leyes con la venta de alcohol a menores de edad y por las zonas liberadas para la venta de estupefacientes. Señaló que todo esto afecta también a las mujeres.
Por su parte, Ferreyra contó que ya dejaron notas a las autoridades municipales de Embarcación y no hubo respuestas. "Anoche (el jueves) un hombre quemó la casa de una familia con su esposa y 7 hijos adentro, los dejó sin vivienda. El municipio solo les envió 11 frazadas, dos pares de calzados, dos bolsones de mercadería que no alcanzan, 40 chapas de cartón y nylon de plástico para que armen una casita, no sé si les van a dar una casita prefabricada", sostuvo.
Ferreyra dijo que hubo suicidios, homicidios en peleas de hombres alcoholizados y también violaciones sexuales. Sostuvo que las autoridades de la comunidad wichí tampoco accionan para dar alguna solución a las problemáticas que atraviesan.
"La gente está mal. Los chicos ya no duermen de noche", aseguró respecto a los problemas que se generan por la droga y el alcohol.
"Nos violan y nadie hace nada"
La referenta también dijo que no quieren más violadores en la comunidad. "A nosotras como somos paisanas nos violan y al otro día estamos tristes sin que nadie haga nada. Nadie se preocupa, nadie nos defiende. A las chicas las violan, y después tienen hijos", denunció.
Ferreyra también dio cuenta de la violencia estructural que atraviesan las mujeres wichí. "Pedimos al gobierno que nos dé trabajo, no bolsones, queremos viviendas, queremos agua para hacer plantaciones porque no tenemos. Estamos sacando agua (para consumo humano) de la escuela Río Bermejo pero no tenemos agua para sembrar", detalló.
La mujer dijo que sobreviven con la venta de carbón y de artesanías, sostuvo que ya se están agotando también los algarrobos en la zona porque los han usado para hacer muebles, y pidió que se haga una reforestación. Y solicitó al gobierno provincial y nacional programas de trabajo que incluyan a las mujeres wichí.
La dificultad para estudiar
Ferreyra también sostuvo que para los chicos y las chicas de su comunidad es difícil estudiar por la falta de recursos. Solo tienen una escuela primaria en Carboncito, por lo que la secundaria la tienen que cursar en Misión Chaqueña. Contó que solían ir en colectivo y que a veces se volvían caminando. En Carboncito hay un terciario donde se dicta la carrera de magisterio, sin embargo, la referenta detalló que los y las wichís casi no acceden a los estudios superiores y esta oferta educativa es más aprovechada por criollos.
Por otro lado, Zamora sostuvo que las mujeres wichís enfrentan la violación de sus derechos continuamente. Dijo que el Estado no les garantiza el acceso a la información de los derechos que amparan tanto en materia de género como de pueblos originarios. "Ahí vemos como nuestros derechos están tercerizados por eso hay ONGS que se ocupan de hablar de estos derechos. Hay una negativa a que seamos conocedoras de nuestros propios de derechos de acuerdo a la ley argentina y leyes indígenas", aseveró.
La referenta señaló que las autoridades comunitarias deberían ser intermediarias para recurrir ante casos de violencias, no sólo de género. Sostuvo que es violencia "la falta de agua, que es fundamental para la vida del ser humano", también, el no tener asegurada la comida diaria, la falta de trabajo, la falta de la titularidad de los territorios que les permita ser protagonistas de sus destinos.
"Si queremos que se cumpla la ley tenemos que salir a manifestarnos", expresó Zamora. Planteó que el IPPIS no viene velando por sus derechos a la salud, la educación, al territorio, por lo que lucharon sus antecesores. También señaló que no tiene un espacio que aborde la violencia hacia las infancias y las mujeres. Consideró que en el organismo también se necesita un cupo femenino. "Siempre nos han dominado los machos, no crían niños, no saben de necesidades. Es un órgano para corromper machos", opinó.
"La realidad de Carboncito es la de todas las comunidades dentro de Embarcación y en otras de la provincia. El flagelo de la droga y alcohol es un problema. Las autoridades comunitarias no accionan para que se frene eso", indicó Zamora. La referenta planteó que debería haber una investigación de la justicia sobre quienes proveen drogas en las comunidades indígenas. Es parte del plan genocida", manifestó.
Zamora sostuvo que las mujeres wichís de acuerdo a su conmovision, son "mujeres Estrella" que "han venido al mundo a humanizar al macho". La referenta también precisó que las fuerzas de seguridad necesitan estar capacitadas para estar en zonas indígenas, "no es solo ir con las balas de goma". "Con el autoritarismo, racismo, y la discriminación, terminamos siendo revictimizados nuevamente", afirmó.