Algunos portales informativos dieron a conocer el reciente fallecimiento del barrabrava “Matute”, fundador de la emblemática hinchada “Los Borrachos del Tablón”, que fuera despedido con una caravana a Villa Gesell por sus ex compañeros de tribuna. Lo que nadie reflejó fue la despedida que recibió Javier “Pierre Nodoyuna” Gómez, capo de la hinchada del Deportivo Compasión de Berazategui, quien nos dejara el sábado pasado. Lo que sigue es, en exclusiva para Peligro de Wolf, el último adiós que le dedicara su ex compañero de paraavalancha, Alfonso “Cabeza de Rodilla” García:

“A la edad de 71 años, y con más de 50 dedicados a alentar a nuestros queridos colores, el sábado pasado, el querido “Pierre Nodoyuna” Gómez, partió de este mundo, dejando tras de sí, un ejemplo de aguante, patoterismo y deshonestidad, que jamás podrá ser olvidado por quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y admirarlo.

Su vida estuvo ligada al paraavalanchas desde su juventud. Comenzó su actividad como barrabrava de los equipos de hándbol y ping pong del club, a mediados de la década del 60. En 1971 fue elegido cortador oficial de papelitos y al año siguiente, después de robarle una bandera de 45 metros a un hincha rival, fue ascendido a barrabrava del equipo de fútbol y pasó a subirse al segundo paravaalanchas de la tribuna, junto a los líderes de la barra de aquellos años, el Gordo “Cabeza de Bulón” y Porrón Frío.

Durante toda su carrera como barrabrava arrojó más de 1100 proyectiles, apretó a 22 jugadores y 14 árbitros, robó 26 banderas, regenteó a 35 “trapitos” y fue autor de una decena de cánticos.

Hace algo más de una década había anunciado su decisión de retirarse de la barra ya que su gerontólogo personal le había diagnosticado artrosis y hernia de disco: “Cuando los pibes cantaban ‘El que no salta es un cuervo’ y yo tenía menos movimiento que un pisapapeles, sentí que mi carrera estaba acabada”, me confesó una noche mientras le arrojábamos pilas doble A Duracell a un juez de línea de apellido Rodríguez.

Lo encontré vez pasada, cerca del sector Vitalicios del estadio. Recordamos viejos tiempos y sobre todo un viaje a Mendoza, cuando le vaciamos un cenicero en la cara a aquél dirigente que no quiso pagarnos el viaje de vuelta.

Hasta luego “Pierre Nodoyuna” querido, sé que a partir de ahora alentarás al equipo desde el cielo. Nos quedan los recuerdos, las banderas robadas, los proyectiles arrojados y aquellas fotos de frente y perfil que nos sacó la Federal. Tus enseñanzas nos guiarán cada vez que nos subamos a un paravalancha o cuando garroneemos entradas.

Para despedirte, leeré uno de aquellos esforzados poemas de tribuna que escribiste a los 19 años cuando todavía cursabas la carrera de Letras y soñabas con imponer el estilo de Pablo Neruda en el repertorio de canciones de la hinchada:

“Puedo decir los cantos más tristes esta noche.

Cantar, por ejemplo:

Yo te quiero, campeón y,

por alentarte, cada domingo muero.

Aunque al ver cómo jugás

me recuerdes al mar:

porque náuseas me das.

Puedo decir los cantos más hirientes esta noche.

Y decir, que ver cómo nos golean cuesta.

Por cierto, nuestro arquero apesta,

tiene menos reflejos

que vampiro en un espejo.

Está tan lejano el gol y tan largo es el partido.

Alentarte a ti me agrada

cuando a tus colores banco.

Y al ver al referí de negro me dan ganas

de practicar tiro al blanco”.