Que otros jueguen lo normal (Puntos Suspensivos Ediciones) es un gesto que propone descentrar, en palabras de su autor “parar la pelota y pensar el pase atrás”. En la jerga del fútbol -cantera de donde Moyi extrae pasiones, pensamientos y militancia- el pase atrás es hacerle llegar la pelota a les futbolistas que están defendiendo, una manera de ampliar la perspectiva y empezar de nuevo. En las espaldas, en lo escurridizo y en la incomodidad se ata los botines Moyi, con un libro que según él, le ha permitido una visión más torneada de su identidad como masculinidad trans.

El libro tiene mucho cimiento en tu experiencia con el fútbol como espacio de militancia. ¿Cuándo empezaste a militar en el fútbol?

Un poco lo milité siempre. Para una nena de 11 años de pelito largo poder jugar a la pelota aunque sea en el patio del recreo o con los primos inevitablemente requería una militancia. Pero podríamos decir que empezó con el Club Social y Deportivo Cabrera, un equipo con el que jugábamos todos los Lunes, yo me di cuenta de que quería jugar más. Entonces empecé a sistematizar una práctica que no era solo deportiva: organizar, gestionar y encontrarse con personas desconocidas con un mismo fin: jugar a la pelota haciendo una lectura de la dificultad que es jugar al fútbol siendo cuerpos feminizados.

El índice de “Que otros jueguen lo normal” tiene artículos periodísticos y ensayos escritos por vos, participaciones de otres futbolistas, relatos de partidos, poesía, fotos y un trabajo de archivo muy meticuloso, parece un montón…

Es que el libro es un montón de cosas. Por un lado mi proceso personal de transición y cómo eso se inscribe en mi experiencia deportiva como futbolista, como trans, como lesbiana, como mujer. Da cuenta de las intervenciones, acciones y pensamientos que se fueron tejiendo alrededor de las experiencias de Fútbol Militante, un espacio que empezó despertando el sentido político del fútbol y de la práctica deportiva, jugando y pensando a través de un equipo de amigues y familia.

A lo largo del libro aparece reiteradas veces la pregunta por cómo habitar el mundo y el fútbol sin responder a una jerarquización de la mirada dirigida al frente ni a la imposición ocularcentrista. ¿Por qué elegiste indagar por ahí?

Justamente porque en el fútbol pensar para atrás permite detenerte, pensar la espalda, escapar de lo visual como lo que manda, habilitar otros sentidos, otros gestos. Pensar el pase atrás, por ejemplo. En en el fútbol existe la metáfora de hay que jugar para adelante, el pase atrás tiene un gesto de detenimiento de ese avance, reconocer a les compañeres que están atrás, y que se vuelvan protagonistas, tengan la pelota y a ver cómo ordenamos eso.

¿Tuviste miedo de quedarte sin jugar dentro del fútbol femenino por ser un varón trans?

Si, tuve miedo y creo que sigue estando, pero no es el mismo que cuando empecé a transicionar.

¿Qué es lo que cambió?

Ahora sé que tengo un equipo, con todo lo que eso implica. Ese equipo es Fútbol Militante. De alguna manera, cuando yo transicioné no quise ser más llamado en femenino, entonces cuando entré a un torneo y me seguían llamando en femenino dije “no juego más”. Cuando ocurrieron esas situaciones, por un momento es la soledad total, después vienen las respuestas, el poder organizar y dar cuenta de que se puede jugar al fútbol de otra forma. Yo hoy no siento ese miedo de quedarme afuera pero también siento que es resistencia y lucha no sentir ese miedo, un poco siento que si me relajo probablemente tal vez sea nombrado en femenino dentro de una cancha.

¿Cómo es la militancia trans masculina en el fútbol?

Creo que nos estamos conociendo, yo empecé a reconocerme como masculinidad trans hace 4 años, y escribir este libro viendo de manera nítida y torneada esa identidad fue muy importante. Hace 2 años recién empecé a conocer a otros pibes trans que juegan al fútbol, por eso digo que nos estamos conociendo. Yo siento que vamos tímidamente, porque es difícil. Sucede que nos juntamos a jugar a la pelota los que podemos, los que encontramos el espacio, los que nos animamos. Creo que podría suceder mas si el espacio futbol femenino y el espacio futbol feminista fuera un poco mas claro en como son las reglas y si es verdad que podemos estar todes o no.

¿Cómo sería esa claridad dentro del futbol femenino/feminista?

En el libro problematizo un poco sobre esto. Si el feminismo es un movimeinto politico que piensa de una manera emancipadora, deberíamos poder discutir sobre la profesionalización del futbol femenino centrada en los derechos laborales y la cuestión salarial, enmarcados dentro del sistema capitalista, pero también deberíamos poder discutir cómo fue ese tránsito de fútbol femenino a futbol feminista, a veces el feminismo futbolero queda atrapado en eso de “futbol de mujeres y disidencias” como un anexo , entonces en ese proceso de femenino a feminista hay algo que todavía esta faltando

Reconocimiento…

Y si. Que se reconozca el activismo y la militancia de lesbianas, travestis, trans y no binaries. La discusión no se agota en el tema salarial o de mejores condiciones de trabajo, tiene que poder a por más.

¿Qué es “a por más”?

Pensar que es posible organizar un mundial sin la FIFA. Que así como se organiza un Paro Internacional Feminista, se organiza un mundial sin la FIFA. No es que yo sepa como, lo que si se es que tengo la preocupación enorme de ver conversatorios, zooms y vivos en donde la discusión dentro del futbol feminista esta centrada en las cuestiones salariales, en el sponsoreo. Y yo entiendo que esas son discusiones legítimas, vigentes y necesarias, pero creo que nos estamos olvidando de discusiones que tienen que ver con nutrir la imaginación política para desarmar esos entramados institucionales que tiene el poder dentro del deporte.

En una parte del libro, específicamente dedicada al archivo, hay una mención a una intervención que realizaron con Fútbol Militante y que se llamó “LA FIFA ES MONSANTO”

En esto de los gestos pedagógicos, para el Encuentro Plurinacional de La Plata, pensamos un taller en el contexto del Encontrolazo que se llamaba así. Surgió de pensar la producción seriada de choclo de Monsanto con semillas todas iguales y pensar la producción seriada de futbolistas FIFA: la imagen que vemos cuando vemos fútbol europeo, como la imagen de un futbolista triunfante, musculoso, la ropa impecable, los estadios luminosos. De pensar esa analogía se armó ese taller en donde surgieron preguntas: ¿por qué el acceso a los espacios para la práctica recreativa y deportiva en la ciudad de Buenos Aires está cada vez más privatizada? ¿Por qué las plazas están diseñadas para que no sucedan esos grandes encuentros?

La colección en la que se inscribe el libro se llama Justicia Epistémica, una serie de trabajos de investigación/ensayos realizados por personas trans sobre lógicas cissexistas y transexcluyentes en diversos ámbitos. ¿A qué crees que le hace justicia el libro?

Este libro viene con semillas, literal. Cada libro tiene un paquete de semillas. Es una invitación a sembrar, yo no sé muy bien como es lo de la justicia, las reparaciones, sí sé que toda la colección invita a sembrar, a dar un gesto constructivo, propositivo. No busca revelar, es un aporte que dice cosas y una vez que esas cosas son dichas deberían poder ser escuchadas.

¿El libro es un nuevo gesto en el mundo del futbol femenino/feminista?

Ojalá. Cuando se habla de la justicia epistémica, se habla de reconocer esas otras voces que están hablando y están diciendo, hay muchas vivencias de la comunidad trans, travesti, de lesbianas y no binaries que han sido ninguneadas, por eso también tenemos mucha estrategia de supervivencia y de repensar maneras hackeantes de cómo habitar el mundo. Darle más cabida, incluso reconociendo que tal vez son ideas difíciles de abordar. Pensar que es imposible es el gesto que hace ganar lo mismo de siempre, que hace ganar al JUST DO IT de Nike.

El libro esta disponible en www.puntossuspensivosediciones.com.ar/