La “gran virtud” de la ley de movilidad que impulsa el Gobierno es que las jubilaciones pueden ganarle a la inflación, como ocurrió en el período 2009-2017 cuando estuvo en vigencia. “Esto, que parece tan sencillo, no lo permite la fórmula que se aplicó en 2018 y 2019, dado que al atarse a la inflación los jubilados solo podían aspirar a equipar ese valor”, describe el Centro de Economía Política (Cepa), en su último informe titulado “La propuesta de una nueva movilidad: ¿Ajuste o beneficio para las personas mayores?”.
La fórmula que impulsa actualmente la Anses y el Ministerio de Economía es similar a la que funcionó entre 2009 y 2017, con actualizaciones semestrales (marzo y septiembre), basada en la variación salarial y de los recursos tributarios. Durante ese período, se produjeron 18 actualizaciones: en 13 de ellas los jubilados le ganaron a la inflación, mientras que, en 5 de esos aumentos, perdieron.
Si se considera la evolución en términos reales de la jubilación mínima, por cada 100 pesos de septiembre de 2008, ese valor alcanzó el equivalente a 137 pesos en septiembre de 2015, y en septiembre de 2017, sumaba el equivalente a 127 pesos.
“La actualización presenta un comportamiento cíclico: los períodos de crecimiento permiten sensibles incrementos de los valores, mientras que si cae el PBI, suele suceder que impacta negativamente sobre el indicador”, destaca el documento, elaborado por el centro de estudios que dirige el analista económico Hernán Letcher.
En tanto, en 2014 y 2016 se produjeron caídas, a la par de la retracción económica. Sin embargo, la movilidad tuvo un comportamiento contracíclico en 2012, cuando el PBI cayó. “Ese año la actualización logró crecer en términos reales, proceso que en buena parte se explica por el incremento de salarios a contramano de la retracción del PBI”, indica el informe.
En tanto, la ley de movilidad que impulsó Cambiemos llevó a una caída del poder adquisitivo de los jubilados durante 2018 y 2019 de casi el 20 por ciento.
Esto ocurrió porque la fórmula actualizaba por inflación, pero el valor de la variación de precios se daba con un desfasaje de 6 meses. Entonces por más que actualizaba cada 3 meses (4 ajustes anuales), el rezago en los dos años de inflación récord llevó a las pérdidas. Si bien esta ley fue suspendida en diciembre de 2019, este año los jubilados hubieran recuperado algunos puntos perdidos, dado que los aumentos de marzo y junio iban a contener la inflación del segundo semestre de 2019, año con la inflación más alta desde 1991.
De este modo, desde Cepa consideran que el “principal inconveniente” de la movilidad impulsada por el macrismo fue no poder aspirar a alcanzar los niveles jubilatorios de finales de 2017, ya que a lo sumo podía incrementarse por el valor de la variación de precios.
El otro problema que resalta el centro de investigaciones es el financiero. En escenarios de inflación in crescendo, las jubilaciones se pagan sin demasiada dificultad porque actualizan con inflación menor, mientras que, como resultado de dicha inflación, la recaudación tiende a aumentar. Pero cuando sucede lo contrario, como desde diciembre de 2019, al reducirse la inflación, la recaudación tiende a ser menor, pero las arcas deben afrontar aumentos crecientes de jubilaciones.
Por otro lado, el informe del Cepa recoge el debate público que se dio sobre el tema. En cuanto a la crítica sobre el límite total de la recaudación del 3 por ciento, el documento recuerda que el tope ya estaba vigente en la ley anterior del kirchnerismo. “Ese límite no resultó un impedimento en la recuperación del poder adquisitivo de las jubilaciones”, dice.
En tanto, en la ley impulsada por el gobierno de Cristina Kirchner, para la variación salarial se utilizaba el Ripte o el índice del Indec, de los dos el que fuera mayor, mientras que la propuesta actual sólo considerará el Ripte, de ser aprobada por el Congreso. De las 18 mediciones entre el 2009 y el 2007, en 6 casos el Ripte quedó por dejabo de la variación del Indec, en 3 casos fueron iguales y en 9 oportunidades el Ripte fue superior. Desde Cepa consideran que el Ripte es más preciso porque se comporta con el resultado de declaraciones juradas, no de encuestas.