“Fue muy difícil hacer la denuncia, porque la Iglesia tiene mucho poder en un pueblo chico”. Desde Hualfín, su pueblo catamarqueño, Ingrid Figueroa Cruz, expresó su satisfacción por la decisión judicial que rechazó la prescripción del caso, lo que permite mantener su acusación por abuso sexual contra el sacerdote Moisés Pachado. Los hechos ocurrieron entre 1997 y 1998, cuando ella tenía 9 años. Asegura que se siente acompañada por su familia y por “las marchas en las que me acompañan muchas mujeres”, aunque el actual párroco de Hualfín, Rogelio Suárez, “diga que gritamos como endemoniadas”.
Ingrid, de 32 años, está casada y tiene dos hijos. Recién hizo pública su denuncia en diciembre de 2018 “luego de ver el video de Thelma Fardin” denunciando al actor Juan Darthés por el mismo delito. Hoy es “activista por los derechos de la mujer” y dialogó con Página/12 luego de que la Justicia le diera la posibilidad de seguir con su acusación. Lamentó que Pachado siga hoy “amparado por la Iglesia como otros 65 curas acusados de abuso, que siguen sin ser expulsados”.
Este lunes, el pedido de prescripción de la causa fue rechazado en forma unánime por la Cámara de Apelaciones de Catamarca, integrada por Edgardo Álvarez, Mauricio Navarro Foressi y Marcelo Soria. Los fundamentos de la decisión serán dados a conocer el 27 de este mes. La resolución desechó el planteo formulado por Roberto Mazzuco, el abogado defensor del sacerdote imputado.
Ingrid estimó que los fundamentos “seguramente estarán apoyados en lo que fue la decisión de la Justicia de Belén”, que citó el texto de la Convención Sobre los Derechos del Niño, al rechazar la solicitud de la defensa de Pachado. Otro argumento fue que “en su momento no estaba yo en condiciones ni en posibilidad de hacer la denuncia”.
La presentación judicial se hizo recién en diciembre de 2018. Ingrid señaló que “como la Iglesia siempre tuvo mucho poder, sobre todo en estos pueblos pequeños, era muy difícil poder alzar la voz contra un sacerdote”. Recordó que primero hizo una denuncia pública en su perfil de Facebook, y luego fue ante la Justicia.
Ingrid, abusada sexualmente a los 9 años, iba habitualmente a la parroquia, que estaba entonces a cargo del cura imputado. “Por la edad que tenía entonces no contaba con las herramientas necesarias para interpretar lo que estaba sucediendo. Sabía que algo estaba mal porque lo sentía en mi cuerpo, pero tampoco podía hacerlo por las amenazas que sufría de parte” del cura.
Pasaron 21 años hasta que pudo juntar las fuerzas necesarias, y el conocimiento, para poder actuar. “Fue muy difícil y ahora tengo información de que hubo, por lo menos, otras cinco víctimas más, pero no se atrevieron todavía a denunciarlo, sobre todo porque hubo gente que se opuso cuando yo hice público lo que había pasado”.
Explicó que vive “en un pueblo chico y tienen miedo al rechazo de los vecinos, porque aunque las cosas han ido cambiando, es todavía un pueblo muy religioso y hay quienes dicen que lo que hacemos está en contra de la Iglesia, y nada más alejado de eso”.
El viernes pasado se cumplieron 50 años de la inauguración de la Iglesia de Hualfín y se hizo una misa “en la cual se rezó por Moisés Pachado y se pidió por él”, como si el cura hubiera recibido un agravio, cuando es acusado del abuso sexual de una niña.
“En la Iglesia se pidió por un cura que está imputado y eso es una burla, porque nunca se pidió por las víctimas, por las sobrevivientes, se pidió por él”.
El sábado, al día siguiente de esa misa, se hizo una marcha pidiendo justicia que pasó por uno de los costados de la parroquia, cuando se estaba realizando un oficio religioso. “Evitamos pasar por el frente de la Iglesia, pero el párroco actual (Rogelio Suárez) escribió en un perfil de Facebook que nosotras gritábamos como ‘endemoniadas’”.
--Parece una frase de los tiempos de la inquisición.
--A mí me embargaban muchos recuerdos, muchos dolores, cuando pasamos por allí y nos expresábamos, por supuesto. Recibimos esos ataques de la Iglesia, cuando somos las víctimas. Ellos profesan una cosa, pero se contradicen en sus acciones.
Para Ingrid, el problema central es que “se mantienen todavía los pactos de silencio con los abusos y con los abusadores”. Dijo que en la provincia son frecuentes “los abusos intrafamiliares y los abusos de poder”. A pesar de todo, ella cree “que la sociedad está despertando, se hicieron varias marchas y es mucho el respaldo recibido de muchas personas, de muchas adolescentes, nuevas generaciones que se van sumando a los reclamos y eso es bueno”.
Ingrid es hoy “una activista por los derechos de las mujeres” y es muy bueno para ella “poder marchar con otras compañeras, poder llorar juntas, poder sanar nuestras heridas, de manera que esto que estoy viviendo es un antes y un después en mi vida”,
Precisó que ella hizo su declaración pública y luego su denuncia penal “después de ver el video de Thelma Fardin” denunciando al actor Juan Darthés por violación. “Yo venía pensando en hacer la denuncia y consulté con varios abogados, pero en general me decían que ya estaba prescripto” el delito. De todos modos “cuando la vi a Fardin, acompañada por otras mujeres, tan acompañada, sentí que era el momento de hacer mi denuncia”. Su objetivo fue más allá de lo personal: “Lo que quiero es alertar a las madres, para que no dejen a sus hijas cerca de personas como este cura”.
Sobre el paradero actual de Moisés Pachado, sostuvo que “lo tiene escondido la Iglesia, lo que se sabe es que está en una casa de retiros espirituales”, en la ciudad de Catamarca. Es la misma medida que se tomó, en su momento, con el cura Julio César Grassi, luego condenado a 15 años de cárcel por abuso sexual de menores que estaban bajo su custodia.
“La Iglesia no les quita su estado clerical. Creo que sólo hay tres o cuatro curas en toda la Argentina que han sido destituidos, pero hay cerca de 65 o 67 curas acusados, que siguen ejerciendo como tales”, recordó Ingrid.