“El anuncio fue la respuesta a una demanda constante que no sólo fue escuchada sino honrada” detalla Claudia Piñeiro a propósito del anuncio presidencial que “termina con el lema de la campaña”, señala. “Creo que el presidente, además, le dio el lugar de importancia que se merecía, al anunciarlo de esta manera. Sabía que lo estábamos esperando con ansiedad, y hace rato”, destaca la escritora, una voz reconocida en el reclamo por el derecho al aborto “legal, seguro y gratuito”, remarca.
“Sentí que nos habló saldando por fin la deuda, por la promesa que nos había hecho --explica--. Yo no tenía dudas de que lo iba a hacer, pero hacía falta su confirmación, a medida que pasaba el tiempo, y se escurría el año parlamentario”, reflexiona.
“El discurso me pareció excelente. No solo fue un anuncio, sino que explicó en detalle los argumentos” sostiene Piñeiro. “Y los argumentos esgrimidos son irrebatibles” señala. Uno de ellos tiene que ver con la salud pública, explica. Otro es “que el aborto ya existe, que no aumentará por la ley, sino que la ley lo sacará de la clandestinidad para que la mujer no corra riesgos y su aparato reproductivo tampoco”.
Piñeiro destaca también que el presidente incluso explicara cómo funciona el “aborto medicamentoso con Misoprostol”. Y sostiene: “Quien se oponga a aprobar esta ley, frente a semejantes argumentos, está apostando a su propia ideología, o a sus intereses, en lugar de apostar a la salud de las mujeres”.
“Estaba demorado, sí --detalla--, pero llegó y es lo importante. La pandemia cambió los tiempos, eso lo teníamos claro. Pero en la medida que algunas cuestiones volvían a la normalidad, que se enviaban otras leyes y que el aborto medicamentoso no complica el sistema de salud sino todo lo contrario, porque se hace en el domicilio y se reducen los ingresos hospitalarios por abortos clandestinos mal practicados, no había motivo para seguir esperando. Por eso salimos más fuerte a reclamar en estos últimos meses”.
La Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y el movimiento feminista en general, tuvo mucho que ver con que esto sea hoy una realidad, define Piñeiro. Para ella, “la sociedad ya legalizó la palabra aborto en el 2018”. Hoy se usa esta palabra en lo cotidiano, se habla en las familias, en grupos de trabajo o amigas, sin tapujos, señala. “Ese fue el gran logro en el 2018. Ahora le toca al Congreso estar a la altura de la circunstancia” advierte. Sus fundamentos no dejan dudas. Propone “tomar conciencia de la cantidad de mujeres que murieron por abortos, desde el día que dijeron no a la ley”. “El debate ya se hizo. Un debate es para buscar un lugar donde la sociedad se sienta cómoda respecto a un tema”, señala.
La escritora rememora aquel debate y confirma: “Movimos los dos extremos hasta un encuentro posible. Quienes quedaron aferrados a su ideología no creo que necesiten más debate, sino entender el reclamo social que hoy es evidente. Como sociedad acompañaremos el proceso y estaremos a mano para conversar con quien lo quiera, pero sobre todo todo para seguir reclamando que sea ley”.