Una semana atrás, el Ministerio de Turismo de la Nación (en conjunto con el Consejo Federal de Turismo, la Cámara Argentina de Turismo y el Instituto de la Calidad Turística Argentina) publicó el extenso “Protocolo COVID-19 para Balnearios” de 31 páginas, además de una breve “Guía de pautas y recomendaciones” para la “Gestión de playas públicas”.
Tanto en el protocolo como en la guía de pautas se habla de manera genérica sobre medidas de prevención, distanciamiento social, higiene personal, desinfección de superficies, ventilación de ambientes y manejo de casos sospechosos de Covid (hasta aquí, todos incisos ya conocidos y aplicados durante la cuarentena en todo el país). Pero también alude a la organización y desplazamiento del personal de balnearios y la prestación de servicios tales como carpas, sombrillas, áreas recreativas, piscina, gastronomía y las denominadas actividades de turismo aventura.
En ambos instructivos, el Ministerio advierte que expone “criterios comunes para que las autoridades jurisdiccionales implementen sus propios instrumentos”. Es decir: “Cada jurisdicción instrumentará las medidas que entiende necesarias en su territorio”. Esto, lógicamente, deja en manos de cada localidades la obligación y responsabilidad de ajustar la letra chica de estos protocolos genéricos en base a sus necesidades y a sus posibilidades, pero también al riesgo que se está dispuesto a asumir flexibilizando normas (el Ministerio, por ejemplo, “sugiere” no realizar espectáculos en playas públicas para evitar aglomeración de personas, salvo que “el municipio lo autorice”).
El protocolo para los guardavidas
Así las cosas, Villa Gesell picó en punta y el fin de semana subió a su web oficial e hizo circular un protocolo específico para guardavidas (mientras, en simultáneo, los dos principales gremios discuten con las autoridades municipales los haberes de temporada, tal como ocurre en la víspera de todo verano). En agosto la ciudad también había sido la primera en la costa en proponer una serie de directivas generales para el uso de las playas.
Los bañeros también tendrán que aferrarse a estrictos cuidados personales. Desde no compartir elementos con otros colegas hasta mantener distancia social con otros turistas. Dos normas que modificarán habituales postales en la zona del mangrullo y alrededores, como la de guardavidas compartiendo unos mates cuando el mar está calmo, o bien la de turistas acercándose a conversar y preguntar cosas sobre el clima o la ciudad.
Además deberán tener guantes descartables, tapaboca, mascarilla de protección individual N95, simular o superior, lentes de protección, alcohol 70/30 para higienizarse las manos regularmente, tapabocas descartables para colocar en las personas rescatadas y bolsas de residuos patológicos para descartar el material utilizado (las cuales serán de color rojo para ser distinguidas en la recolección de basura).
Al momento del rescate, participarán dos guardavidas: uno que ingresa al agua a socorrer a la víctima, y un segundo (denominado “seco”) que intervendrá en la orilla. Como novedad, en el caso de tener que efectuar maniobras de RCP, solo se realizarán compresiones manuales, mientras que la respiración boca-a-boca será reemplazada por “una bolsa de reanimación con filtro antibacteriano/viral por por personal sanitario entrenado”.
Banderas sobre la saturación de gente en la playa
Pero la principal novedad que aporta el protocolo geselino es la aparición de un sistema de banderas que indicará a la distancia si cada playa está saturada o no. Haciendo una lectura propia del mecanismo que se utilizó mucho durante el verano europeo, Villa Gesell usará los mástiles de los mangrullos como si fueran semáforos viales: el estandarte verde indicará que aún se puede ingresar, mientras que el rojo indica que no hay más lugar y, por lo tanto, el turista deberá buscar otro balneario con espacio disponible.
Gesell ya tiene experiencia en pensar banderas para advertir peligros en las costas: después de la tormenta eléctrica que provocó la muerte de cuatro personas en el balneario Áfrika el 9 de enero de 2014, la Villa creó para la temporada siguiente un estandarte negro atravesado por un rayo, señal de que la playa debe ser evacuada inmediatamente.
La pregunta es: ¿cuál será número que establecerá el límite entre una playa apta para seguir recibiendo turistas y otra que ya está saturada? “Están evaluando esos datos. Por el momento, el análisis será medio a ojo”, explica a Página/12 un guardavidas de mucha experiencia en las playas geselinas. “Nosotros simplemente debemos avisar al Operativo de Seguridad en Playa si vemos que el balneario en el que estamos trabajando está a punto de colapsarse. Eso es todo lo que debemos hacer. Nuestro laburo seguirá siendo el de controlar el agua, efectuar rescates y pedir apoyo si es necesario”.
Como sea, la noticia es triangulada entre el o la guardavidas, el operativo de seguridad de playa y los encargados de administrar el sitio web gesell.tur.ar/estadodeplayas (también se está trabajando en una app para celulares), donde se podrá observar en tiempo real las banderas de cada uno de los 82 balnearios que tiene el Partido de Villa Gesell sobre la costa, desde el de Calla 313 (en el extremo norte) hasta el de Calle 47, en Mar Azul, pasando por todos los de la localidad de Gesell, Mar de las Pampas y Las Gaviotas.
Campings
En otro orden de cosas, el gobierno provincial acaba de anunciar el permiso para la oferta de campings, algo que inicialmente estaba vedado y había generado numerosas críticas en Villa Gesell (la ciudad más fuerte de ese rubro en toda la Costa Atlántica). A la inversa, la Municipalidad anunció que no autorizará la apertura de boliches bailables, pese a que desde Provincia autorizaron la apertura únicamente de aquellos que tengan patios o espacios abiertos. El asesinato de Fernando Báez Sosa frente a Le Brique luego de un incidente dentro de la disco, sumado a casos de violación tanto dentro como en los alrededores del boliche Pueblo Límite fueron algunos de los motivos para esta decisión.
Los hoteles y los micros
A pesar de estar autorizados a operar desde el martes 1º de diciembre, varios hoteleros de Villa Gesell consultados por Página/12 aseguran que están tomando reservas recién para la segunda quincena del ese mes. Y otros directamente decidieron no abrir en verano, entre ellos los hoteles sindicales (con el de Luz y Fuerza a la cabeza, con alrededor de 300 plazas, un restaurant y un bar abiertos al público).
Algo similar sucede con el transporte de larga distancia: el primer día del mes próximo saldrá un único micro desde la terminal Dellepiane del barrio de Bajo Flores, entre la Avenida Perito Moreno y la autopista 25 de Mayo (en reemplazo de la de Retiro, aún en obra) y, de momento, no hay más opciones recién hasta el viernes 11. Lo mismo ocurre con Pinamar. En cambio, localidades del Partido de la Costa como Mar de Ajó, Santa Teresita o San Clemente del Tuyú tendrán algunos servicios el viernes 4 y el sábado 5.