En el marco de la pandemia de coronavirus que afecta al mundo, científicos investigan con asombro y preocupación la aparición del virus Chapare en Bolivia. Según se dio a conocer en los últimos días, desde el mundo de la ciencia ya habían alertado en 2003 sobre su existencia en aquel país antes de que empezaran a circular las noticias sobre los primeros casos.
Todo surgió a raíz de un grupo de investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), que descubrió la transmisión de persona a persona de un virus extraño en Bolivia que puede causar fiebres hemorrágicas y que es similar al ébola.
El virus Chapare pertenece a la familia de los arenavirus, que generalmente se transmiten a las personas a través del contacto directo con roedores infectados o indirectamente a través de la orina o las heces de un roedor infectado.
Hubo al menos dos brotes documentados hasta la fecha. El primero ocurrió en 2003 en la provincia de Chapare, Bolivia, que derivó en un caso fatal. El segundo brote ocurrió en 2019 en la provincia de Caranavi, Bolivia, y terminó con cinco casos confirmados, tres de los cuales fueron mortales.
Las primeras advertencias
Según informó la epidemióloga Caitlin Cossaboom, en el brote de 2019 los pacientes presentaron síntomas como fiebre, dolor abdominal, vómitos, encías sangrantes, erupción cutánea y dolor por detrás de los ojos. Los signos de alarma detectados en ambos brotes también incluyeron dolor articular y muscular, de cabeza, de estómago e irritabilidad.
En aquel entonces, el director de Epidemiología de Bolivia, René Barrientos, declaró que se trataba de "una cepa nueva del género de los arenavirus", bautizada por los científicos como "chapare arenavirus" por su localización en una vasta región selvática del centro de Bolivia, llamada Chapare.
"Allí se encuentran los mayores cultivos de coca bolivianos y la zona sufre endémicamente otras enfermedades también transmitidas por roedores, como el hantavirus", contaba Barrientos en aquel momento.
El reciente brote sorprendió a las autoridades sanitarias, ya que inicialmente lo único que sabían era que se trataba de una fiebre hemorrágica que producía síntomas similares a enfermedades como el ébola.
Esto provocó una rápida movilización de expertos en enfermedades infecciosas del Ministerio de Salud de Bolivia, los CDC y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para explorar los orígenes de la enfermedad, incluida la obtención de muestras de pacientes y el desarrollo de una nueva prueba de diagnóstico.
Ante la falta de información, los investigadores insisten en que es necesario realizar más análisis para conocer otras posibles vías de transmisión. Todavía se desconoce dónde se originó este virus, cómo infecta a los seres humanos y si existe una probabilidad de que los brotes se extiendan en Bolivia o en otras regiones de América del Sur.
Los científicos creen que el virus del Chapare podría haber estado circulando en Bolivia durante varios años, pero los pacientes infectados pueden haber sido diagnosticados erróneamente de dengue, una enfermedad que es común en la región y puede producir síntomas similares.