Dos días de caminata con 140 kilómetros recorridos a pie y la decisión de continuar la marcha a como dé lugar, generaron la reacción del gobierno de Gustavo Sáenz, quien ayer en la tarde se presentó con parte de su gabinete en Pichanal (departamento Orán). A ese punto habían llegado al mediodía los integrantes de las comunidades originarias que salieron caminando el martes último desde Aguaray (en el departamento San Martín), con el propósito de exigir la conformación de una mesa de diálogo intercultural entre el gobierno y referentes originarios para definir políticas públicas.
La intención no dicha, pero que se denotó en las respuestas de algunos funcionarios provinciales en Pichanal, indica que el gobierno quería frenar la marcha con destino a Salta Capital. “Pedimos llegar a Salta para hablar tranquilamente, porque acá no es el punto exacto para encontrarnos”, dijo a Salta/12 Tichil Mendoza, integrante del Pueblo Wichí de Santa Victoria Este y designado vocero para las consultas con la prensa.
Una muestra más de esas intenciones del gobierno provincial fue la sugerencia que, según se supo, hicieron algunos funcionarios, para que a la ciudad de Salta llegara solamente una comisión con algunos de los originarios. Los caminantes se reunieron ayer en asamblea para definir si continuarán todos o solo algunos.
Según Mendoza, la idea que prevalecía era que llegaran al destino los casi 160 originarios que habían caminado hasta Pichanal (pues integrantes de otras comunidades se fueron uniendo por el camino), pero en colectivo. Los vehículos iban a ser puestos por el gobierno provincial. El argumento oficial para ello fue que de la marcha participan “niños y ancianos” que ya se habían deshidratado y estaban con los pies llagados, además de la situación sanitaria impuesta por la pandemia. En caso de haber resolución asamblearia, se prevé que los manifestantes lleguen hoy a Salta Capital para allí ser recibidos por los miembros de otras comunidades originarias y, de esta manera, dar inicio a la constitución de la mesa de diálogo.
“No es necesario que caminen hasta la ciudad para resolver cuestiones que se pueden resolver” en otro lado, dijo el coordinador del Gabinete de la provincia, Pablo Outes, en una pequeña declaración que dio a los medios del gobierno. Más de uno de los ministros, e incluso el propio gobernador, se refirieron a los miembros de las comunidades como “hermanos”, y resaltaron las políticas que implemente el gobierno provincial hacia los pueblos originarios. Sin embargo, reconocieron la legitimidad de los reclamos sobre una verdad de perogrullo: los habitantes indígenas están postergados desde hace tiempo.
“Yo tenía entendido que me querían venir a entregar un petitorio”, dijo Sáenz en declaraciones que dio al área de prensa de su gobierno. La confusión del gobernador, quien afirmó que había ido al encuentro con los manifestantes porque las peregrinaciones son solo “para el Señor y la Virgen del Milagro”, fue bien explicada por los referentes de la marcha. La mesa de diálogo se debe conformar con participación de las comunidades y respeto del diálogo intercultural, tal como lo vienen diciendo desde antes de iniciar la protesta. Y debe ser en un contexto institucional, con previsión, y en la casa de Gobierno ubicada en Salta Capital.
Un “escenario”
“Nos retiramos del escenario que armó el gobierno de la provincia porque los mismos ministros y gobernantes trajeron mucha gente que nada que ver con esta lucha”, indicó en un audio uno de los referentes de la marcha cuando vieron la llegada de los funcionarios a Pichanal, cerca de las 15.30.
En un hecho inédito, el gobernador y buena parte de su gabinete viajaron hasta el norte para entrevistarse con los habitantes originarios que marchan a la ciudad de Salta reclamando una serie de acciones contenidas en un petitorio de 20 puntos.
En una rendición de cuentas a sus representados, el referente indígena dio a entender que los funcionarios habían ido a “buscar fama” al encontrarlos en este punto de la marcha. Pero dejó en claro que su objetivo se mantenía tal cual se anunció antes de comenzar la caminata: llegar a Capital y conformar la mesa de diálogo intercultural.
La percepción de la intención de evitar la presencia de manifestantes originarios en la ciudad de Salta también se potenció con la decisión oficial de que los ministros fueran a Pichanal a mantener una conversación en vivo y en directo con los caminantes, un intercambio que, sin embargo, no tiene la jerarquía de la mesa de diálogo intercultural que reclaman estas comunidades.
Quienes marchan también representan a aquellas comunidades intimadas de desalojos, las que sufrieron desmontes que continuaron aún en la pandemia, las que no tienen acceso a la educación, salud o incluso, a la justicia con una mirada intercultural, y representan a quienes se les mueren los niños y niñas por causas evitables, a quienes les falta además techo, agua y comida. Muestras estas de que una conversación directa no es el diálogo que piden.
En esa compulsa de pareceres, el gobernador intentó solapar las sospechas de su intención al indicar en el acto realizado bajo un gacebo en medio del calor pichanalense que “no me interesa la foto, tampoco me interesaba que vayan caminando hasta Salta a entregar un petitorio, yo tengo que ir donde están ustedes y escucharlos”.
Acompañaron a Sáenz los ministros de Infraestructura, Sergio Camacho, el coordinador del Gabinete, Pablo Outes; la ministra de Desarrollo Social, Verónica Figueroa; su par de Producción y Desarrollo Sustentable, Martín de los Ríos; el de Salud, Juan José Esteban, y el de Gobierno, Ricardo Villada.