¿Y después del fútbol qué? La carrera de un futbolista como se sabe tiene un tiempo determinado, algunos llegan a estirarla un poco más, otros menos, pero antes de los cuarenta ya están afuera. Muchos tratan de ingeniárselas para seguir involucrados con el universo que rodea a la pelota. Las opciones que más resuenan son la dirección técnica, el periodismo deportivo o la parte que atañe a lo dirigencial. Sebastián Domínguez, que debutó en Newell´s Old Boys, pasó por Vélez Sarsfield (equipo con el que ganó cinco títulos), Estudiantes de La Plata, Corinthians (Brasil), América (México) y vistió la camiseta de la Selección Nacional, decidió retirarse en 2017 y optó por el periodismo. Actualmente despliega todo su conocimiento adquirido como protagonista dentro de un campo de juego y se destaca en su rol de comentarista de la Premier League (en esa gran dupla que conformó con Miguel Simón) y en su labor como panelista en la cadena ESPN a través de los programas ESPN 90 y ESPN FC.

“Si bien el conocimiento del juego lo tengo y lo puedo poner en palabras, hay toda otra parte que tiene que ver con los tiempos de la televisión, de las transmisiones y llevar el ritmo en ciertas situaciones que lo transito a prueba y error”, dice Domínguez, mientras pide un minuto para estacionar su auto en el garaje del canal. “Todo lo voy preguntando y lo voy sacando de mis propios compañeros. Aprendo mucho en el día a día. Es un desgaste grande. Si vos llegas con otro rodaje, habiendo experimentado en una facultad o un terciario un montón de cosas que después te van a pasar trabajando ya tenés otra manera de resolverlo”, continua y revela que “el otro día hablaba con Ariel Scher y le preguntaba si no había algo para estudiar a distancia y tratar de mejorar y no quedarme con lo tengo”.

Domínguez tuvo una infancia en la que no le faltó nada. Clase media, pero sin tirar manteca al techo. Sus padres fueron empleados bancarios y además su mamá se recibió como Licenciada en Ciencias Políticas. El estimulo de la lectura y la inquietud siempre estuvieron presentes en su casa y eso es algo que le quedó impregnado. Gran lector y además ideólogo de la colección "Pelota de papel". Un proyecto en el que, junto al periodista Juanki Jurado, se encargaron de convocar a jugadores de fútbol para que escribieran un cuento. En la primera edición participaron Javier Mascherano, Pablo Aimar, Jorge Bermudez, Roberto Bonano y Juan Pablo Sorin, entre otros. En la segunda estuvieron Fernando Gago, Javier Saviola, Ángel Cappa y la tercera fue íntegramente de mujeres futbolistas: Sol Domínguez, Gabriela Garton, Delfina Corti, Ayelén Pujol, son algunos de los nombres. “Y se viene algo así como una cuarta. Algo un poco más grande. Vamos a salir con todo, pero no puedo adelantar nada”, dice.

-¿Qué crees que debe tener o hacer un buen comentarista?

-Poder resumir cosas en el tiempo que te pide la transmisión, lo cual muchas veces no es fácil. Que el partido no pierda ritmo. A veces me pasa que una jugada que siento que tengo que explicar con cierta profundidad termina por sacarle ritmo a un relato que viene con una cadencia que tenes que dejar. Por otro lado, también es bueno ese comentarista que se adapta rápido a todos los relatores. No todos son iguales: algunos son más radiales, otros tienen otro tiempo para relatar. El comentarista debe tener intervenciones que le ayuden al televidente a ver el partido. Tenes que llegar a encontrar algo que sorprenda y que a la vez ayude a entender el partido. A veces pasa que hay partidos que no te dan nada y ahí hay que generar que el partido tenga otro sentido. Pocos lo logran. Mis referentes de comentario son Varsky y Latorre. Ellos dos son los que más escuché. Y Marcelo Espina también.

El ex defensor de la Selección Argentina, Vélez y Newell´s, antes de terminar sus días como jugador de fútbol, se recibió de entrenador en 2014. Y si bien ahora pasa sus días en un estudio de televisión, su cabeza en ningún momento deja de fantasear la posibilidad de dirigir un equipo. “Tengo días muy lindos en los medios, pero hay días en que siento que no es mi lugar. Que estoy en un sitio donde no termino de encontrarme. Es una lucha difícil que no me deja disfrutar los momentos. Es como que siempre estoy buscando lo que no tengo, en este caso sería ser entrenador. Todo lo que es el costado formativo del futbolista, más integral, que tiene que ver con la persona y poder generar un vínculo es algo que siempre me apasionó, desde que era jugador”, dice.

La postura de Domínguez sobre el fútbol de hoy es clara y en esa exposición que desliza, más con miras de técnico que de periodista, deja entrever el ojo atento de sus años de competición. Una especie de antropólogo involuntario, que de aquel trabajo de campo tomó las siguientes anotaciones. “Hay un montón de cosas que colaboran para que el futbolista sea más eficiente y entre esas cosas está el prepararte. Hoy se le da mucho más lugar a la neurociencia, a los psicólogos deportivos. Antes todo era una boludez en el fútbol, porque el que jugaba bien, jugaba bien, el que era rápido, era rápido, el que era lento, era lento. Hoy ya encontramos la forma de transformar a los jugadores lentos en competitivos, a los jugadores muy habilidosos a que se comprometan con el equipo. El fútbol se mejoró y en esa mejora el que no piensa va quedando en el camino. Y esa es la diferencia que a veces vemos con Europa”.

-¿Qué crees que necesita nuestro fútbol para volver a ser competitivo?

-Lo que necesita nuestro fútbol de forma urgente es planificación. Que entienda que la formación está por encima del resultado principalmente, que el futbolista tiene que competir para ganar, pero tiene que entender que en el medio hay un proceso de formación que es importante: la formación de la persona y enseñarle a convivir dentro de un grupo. Hay un montón de cosas que no pueden fallar por priorizar un resultado, no pueden estar bien porque ganaste. Hay cosas que tienen que empezar a estar mal y que tienen que corregirse más allá del resultado.

-¿Qué sería primordial tener en cuenta dentro de esa planificación?

-Argentina necesita tener ciertos puntos estratégicos a lo largo y a lo ancho del país que pueda permitirles a los buenos futbolistas de la zona poder entrenar de la misma manera que en los lugares donde está el epicentro del fútbol. Que no sea solamente Buenos Aires donde tengas la capacidad de entrenar al mejor nivel, o Santa Fe o Córdoba. Lo bueno sería que vos estés en La Quiaca y tengas un centro de entrenamiento con las mismas posibilidades. Ese es el siguiente paso para poder decir que de acá a veinte años vamos a poder competir con Alemania. Hoy podes competir un tiempo, pero después te va a costar. Estos son países que lo vienen haciendo hace veinte años. Alemania durante un tiempo relegó el resultado y apostó a la formación.

Hace poco Aimar dijo en una entrevista para el sitio Cenital “que para recuperar algo de lo que nos hizo potencia” hay que volver a dejar jugar más a los juveniles y quitar del protagonismo a los entrenadores y su obsesión por ganar. Y destacaba que había que “apelar más a la inteligencia, al desparpajo, a la habilidad, al engaño jugando, para seguir compitiendo con las potencias”.

Aimar es uno de esos perfiles que elegiría para la formación de futbolistas a largo plazo, pero bueno cuántos Aimar tenemos en el país. Cuántas posibilidades hay de conseguir cincuenta Aimar más. Esa me parece que es la primera búsqueda y después vienen los jugadores.