Fallecido en las últimas horas en un accidente aéreo, el banquero Jorge Brito fue un hombre que entendió los negocios en su vinculación fluida con el poder político. Una rareza entre los de su estirpe, entabló vinculos con todos los Ejecutivos sin distinción, pero siempre fue más cercano a gobiernos peronistas. El mismo se autodefinía como "el banquero peronista".
Su última aparición pública tuvo que ver con un frase fuerte sobre el Aporte de las Grandes Fortunas. Fue el único empresario que habló de una supuesta rebelión fiscal de aquellos que deberían pagar el tributo.
Su carrera empezó a mediados de los años ´70, cuando creó junto a su cuñado, Delfín Jorge Ezequiel Carballo la compañía financiera Hamburgo. En 1980 fundó el Banco Macro, que presidió hasta el 2018, cuando pidió licencia. Entre 2003 y 2016 presidió la Asociación de Bancos privados nacionales (ADEBA), y también estuvo al frente de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban).
En esos años, se hizo además fuerte como referente político del Grupo de los Seis, que reúne a los presidentes de los bancos, la Bolsa, el agro, la UIA, el Comercio y la Construcción. Pero la representación institucional no fue su core business: siempre prefirió el vínculo individual y directo con la política. El grueso de su expansión bancaria se dio durante el menemismo, según contó en un artículo en este diario Alfredo Zaiat.
Creció durante el menemismo asistiendo financieramente al Grupo Yoma y se metió de lleno en la privatización de los bancos públicos de las provincias de las provincias de Norte y la mesopotamia, con los que multiplicó el alcance de su banco y se consolidó como financista de los gobiernos provinciales. "Compró el de Misiones cuando Ramón Puerta era gobernador; también incorporó a su patrimonio el de Salta y el de Jujuy, que luego se fusionaron", relata Zaiat. Con Fernando De la Rúa, en tanto, mantuvo nexos con Christian Colombo, uno de los jefes de Gabinete del radical. En esos años, su banco creció con la compra, post corrralito, del Banco Bansud.
Con Néstor Kirchner tuvo una relación directa después de un comienzo complicado. Cuenta la leyenda que la relación empezó con una marcada de cancha del entonces Presidente. "Yo conozco al grupito que ha hecho operaciones que no corresponden (...) algunos de ellos manejan bancos que fueron privatizados en las provincias. Yo los conozco, ¿eh?”, dijo Kirchner, invitado a la mesa de Mirtha Legrand. Se refería, precisamente, a Brito.
De allí en más, mantuvieron una relación sin intermediarios. Ya muerto Kirchner, el ex Macro tuvo una participación con otros banqueros nacionales durante el conflicto con los fondos buitre y el correspondiente juicio en Nueva York. En ese momento, trascendió una oferta para comprar esa deuda y revenderla después al Estado Nacional, que no fue tomada por el entonces ministro Axel Kicillof.
Con Cristina Kirchner tuvo idas y vueltas, y con quien más comulgó fue con Sergio Massa, quien le presentó al entonces ministro, Amado Boudou. Con este último también mantuvo una relación, y quedó apuntado en la causa de la compra de Ciccone. Con todos compartió reuniones y, como solía hacer con el abanico completo de las fuerzas políticas, en algunos casos los recibió en su casa de Punta del Este, que lleva el nombre Mamá Ganso.
Con Mauricio Macri tuvo, desde el inicio, muchas diferencias. Y la diputada Elisa Carrió pidió investigarlo. Varias veces les comentó a sus amigos que pensaba que Cambiemos lo quería preso por varias causas. Con Macri, incluso, se conocían de muchos años, cuando Brito fue presidente del Club de Padel Boulougne, del que Macri era vice. Pero nunca comulgaron: "Macri llegó al poder para limpiar su nombre", afirmó en una entrevista.
En los últimos años, Brito se expandió más allá de la esfera de los bancos y se dedicó a otros negocios, como los inmobiliarios, con la empresa Vizora y negocios agropecuarios con Inversora Juramento S.A., Frigorífico Bermejo y Cabaña Juramento. También era accionista en Genneia S.A., una compañía líder del sector energético.