El equipo del presidente Donald Trump usó a la Argentina y, en especial al macrismo, como ejemplo de fraude electoral. Lo curioso es que los abogados del mandatario estadounidense hablaron de influencia chavista y cubana respecto de una empresa, Smartmatic, que sólo intervino en una elección en la Argentina, la de 2019, fue contratada por el gobierno de Mauricio Macri --muy lejos de soluciones chavistas o cubanas--, no tuvo la menor intervención en el resultado definitivo y, además, sus cómputos provisorios no estuvieron errados, sino que fueron precisos. Las controversias con Smartmatic se centraron en que tardó en presentar el software antes de las PASO y la impresión de todos los expertos en cuestiones electorales es que exhibían una baja calidad técnica y mucha improvisación.
Rarezas
Trump --igual que otros anteriormente-- se despachó con una acusación extraña: le hicieron fraude al que domina el aparato del Estado. O sea, al que juega de local. Pero, además, no presentó evidencias de ningún tipo, por lo tanto sólo recurre a parafernalia y violencia en el discurso, pero no a pruebas. En ese marco es que sus abogados, Rudolph Giuliani y Sidney Powell, dispararon con argumentos que no tienen el menor fundamento. En la bolsa, entonces, metieron a Smartmatic, Venezuela, Cuba, el chavismo, la Argentina.
Elección
Smartmatic sólo participó en la Argentina en las dos elecciones que se desarrollaron en 2019. La empresa se presentó a la licitación de los comicios de 2017, pero perdió contra Indra, el gigante del software español, que procesó los escrutinios provisorios entre 1983, con Alfonsín, y 2017. Pero Smartmatic, fundada por tres venezolanos -Antonio Mugica, Roger Piñate y Alfredo Anzola- pero con sede en Boca Ratón, Florida, Estados Unidos, sí ganó la competencia de precios de 2019 para hacer el escrutinio provisorio de las Primarios Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y luego la elección presidencial y legislativa. El contrato incluía el ballottage, pero Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner ganaron en primera vuelta.
Sistemas
La estructura electoral argentina es muy tradicional y ha demostrado enorme confiabilidad. Existen dos instancias. Por un lado, el escrutinio provisorio, que no tiene ningún valor legal pero sí tiene impacto político, y que es el conteo de votos para difundir en la noche de las elecciones. Está a cargo del Ministerio del Interior, aunque la ejecución es del Correo Argentino. Eso es lo que explica que Smartmatic y antes Indra hayan sido contratados por el Correo y todo se hace en las instalaciones del Correo.
El recuento para el escrutinio provisorio se hace sobre la base de los telegramas que se confeccionan en cada mesa consignando el resultado, con la firma de las autoridades de mesa y los fiscales. Esos telegramas se envían a centros de cómputos del Correo donde se utiliza el software, en este caso de Smartmatic, para dar a conocer los resultados en la misma noche.
Perfomance
La aparición de Smartmatic produjo desconfianzas esencialmente porque la trajo el macrismo y porque venía de algunas controversias anteriores, más por urnas electrónicas que por los softwares.
Previo a las PASO hubo momentos de gran tirantez porque Smartmatic no les entregaba a los fiscales informáticos de las fuerzas políticas el software que iba a utilizar. A esto se agregó que varios expertos anunciaron que el sistema era vulnerable y que podían ingresar hackers.
Finalmente, faltando pocos días para la elección, el software se entregó, con poco tiempo para la verificación.
Lo real es que el escrutinio provisorio, procesado por Smartmatic les adjudicó a Fernández-Fernández un 47,65 por ciento de los votos y en el escrutinio definitivo el porcentaje fue del 47,78. Hubo sólo 0,13 por ciento de diferencia y la fórmula del Frente de Todos sacó levemente más votos en el conteo definitivo. En paralelo, Mauricio Macri-Miguel Angel Pichetto sacaron 32,08 por ciento en el provisorio y 31,79 en el definitivo, un 0,29 por ciento menos. Fueron diferencias mínimas.
Sin fraude
En la Argentina lo que vale es el escrutinio definitivo, que realiza la Cámara Nacional Electoral (CNE), es decir el Poder Judicial. Se hace provincia por provincia y el conteo es responsabilidad de los jueces electorales de cada distrito, aunque todo confluye en la CNE, actualmente integrada por Santiago Corcuera y Alberto Dalla Via. El software que se usa es el diseñado por la Justicia ya hace bastantes años, o sea que Smartmatic no tuvo nada que ver. Además, la base del escrutinio definitivo no son los telegramas sino las actas de cada mesa. Cuando hay alguna incoherencia en esas actas, firmadas por las autoridades de mesa y los fiscales de cada partido, en el escrutinio definitivo se abre la urna y se cuentan las boletas, en presencia nuevamente de las autoridades electorales y los fiscales.
Todo esto deja evidenciado que es falso el argumento de Trump-Giuliani-Powell. No hubo fraude en la Argentina, Smartmatic no tuvo nada que ver con los resultados válidos y, finalmente, tampoco se anotaron fallas de importancia en el escrutinio provisorio en el que sí participó la empresa Smartmatic.
A esto hay que agregar, que la mano detrás de la llegada de la empresa a la Argentina no fue ni la del chavismo ni la del gobierno de Cuba, sino la de Macri, el amigo de Trump.