El gobierno nacional puso en ejecución, a partir de este mes, el sistema de compensación a pequeños y medianos productores de soja, por el cual les devolverá hasta diez puntos de las retenciones que les descontaron por la venta del grano de la última cosecha. Son un total de 37.548 pequeños y medianos productores, más de 25.700 de ellos con explotaciones de menos de 100 hectáreas sembradas. Recibirán devoluciones por 6754 millones de pesos en total, cumpliendo un compromiso de segmentación de las retenciones que asumió el gobierno en enero, con respaldo de la Federación Agraria pero con el rechazo de las otras tres organizaciones de la Mesa de Enlace: Sociedad Rural, CRA y Coninagro. "Volvimos a poner las retenciones a la exportación en su nivel anterior, pero introduciendo la segmentación que benefició al productor pequeño y mediano, no sólo a la agricultura familiar, y en mayor medida al de la zona extrapampeana; es un criterio que respeta la situación social pero también territorial, y corrige un manejo absolutamente irresponsable de los recursos del Estado en manos del ex presidente Mauricio Macri", sostuvo el ministro de Agricultura y Ganadería, Luis Basterra, en la entrevista con Página/12.
¿Podría decirse que están recomponiendo la relación con los productores de granos?
Estamos cumpliendo con lo que prometió el Presidente Alberto Fernández desde el primer momento. La discusión sobre las retenciones a la exportación de granos fue muy manoseada, hubo un manejo absolutamente irresponsable del gobierno anterior. Que un presidente de la Nación, como hizo Mauricio Macri, establezca las retenciones pero atándólas a un valor fijo para el dólar, habla del manejo irresponsable de los recursos del Estado. Se especulaba con la devaluación desde el propio gobierno, de forma tal que así se licuara el aporte al Estado que representan esos derechos de exportación. Cuando asumimos, lo primero que debimos hacer fue corregir eso. Se habló de que habíamos subido las retenciones. No, respetamos las tasas vigentes pero eliminamos esa cláusula irresponsable de un dólar con valor fijo. Después vino la ley de solidaridad y emergencia, que subió en tres puntos las retenciones a la soja y sus derivados, pero mantuvo las de los cereales y productos regionales. Trigo, maíz, algodón, arroz, entre otros. Luego, con la reglamentación, se le bajó la retención a estos productos. Y se asumió un compromiso inédito, al menos nunca se había hecho por ley: la devolución y compensación de retenciones a pequeños y medianos productores. Que es lo que ahora estamos haciendo efectivo.
Muchas veces se había hablado de segmentación y otras tantas los productores terminaron desilusionados por políticas que nunca llegan. ¿Cómo lo resolvieron esta vez?
De las cuatro entidades de la Mesa de Enlace, sólo Federación Agraria consideró que este mecanismo debía promoverse y potenciarse. Así que al momento de instrumentarlo, nos sentamos con esa entidad y las cooperativas federadas. Producto de ese análisis, llegamos a la conclusión de establecer un tope de facturación de venta de productos del año 2019 para considerar qué productores debían recibir la compensación. Luego, establecimos un determinado tamaño de explotación, hasta 400 hectáreas sembradas. Y luego analizamos que hay diferencias notables del impacto de las retenciones para un productor de menos de 100 hectáreas que otro de 350, así que establecimos cuatro escalones, cada 100 hectáreas, para darle un mayor beneficio de devolución a los de menos de 100 hectáreas. Finalmente, agregamos un criterio regional: fuera del área núcleo (provincias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires), los productores debían recibir un beneficio mayor, por menor productividad y mayor distancia de los puertos.
A partir de octubre se dispuso una rebaja de retenciones a la soja, hasta diciembre, para alentar la liquidación de divisas por las exportaciones. ¿Cómo evalúa el resultado?
En octubre hemos tenido un éxito parcial. El sector industrial liquidó las divisas por exportaciones de productos elaborados, aceites y harina. Lo que no se produjo es un mayor flujo de venta de granos de los productores. Pero esto tiene que ver con el escenario en el que toman estas decisiones. Comenzó un proceso de fuerte suba del producto físico (el poroto de soja) que superó los 400 dólares la tonelada en Chicago (mercado de referencia internacional). A la vez, se generó una alta volatilidad local en el mercado cambiario. Esto hizo que el productor se quedara en un activo de calidad (la soja en silobolsas) frente a ese escenario. Con lo cual, tuvimos que el beneficio que le representaba la baja de tres puntos en las retenciones, que se reflejó en mejores precios ofrecidos a los productores en el mercado local, no estimulara una oferta importante. Pero es comprensible.
Entonces, ¿fracasó esa política de incentivos a la venta de la soja retenida en los campos?
No, no fracasó. Se demoró su impacto por las condiciones de los mercados internacional y local. La información que estamos teniendo de las últimas semanas es que, tras cierta estabilidad en la plaza cambiaria de las últimas semanas, empiezan a realizarse las operaciones de ventas físicas de producto. Ya el beneficio no es de tres puntos de baja de retenciones, en noviembre es de dos puntos, pero está claro que el productor tuvo que visualizar un escenario de mayor estabilidad cambiaria para decidirse a vender.
Los precios internacionales siguen altos, con lo cual muchos productores grandes están midiendo si no es el momento de vender. Yo creo que para diciembre el objetivo que se planteó el gobierno con la liquidación de la cosecha se va a cumplir. Lo que estamos observando últimamente, además, es que el productor que vendió cambió el dinero rápidamente por insumos. Los proveedores de productos fitosanitarios, de semillas, combustible, nos indican que prácticamente adelantaron todas las ventas para cubrir las necesidades de la campaña de la cosecha gruesa. Hasta con los bienes de capital se verifica. Hay concesionarias y fábricas de maquinaria agricola o camionetas, que ya tienen reserva de turnos de entrega para marzo o abril, porque agotaron stocks. Los productores se pasaron de una posición física en granos a una posición física en bienes de capital o insumos. Esto también es comprensible en un escenario de alza de precios y volatilidad cambiaria. Lo importante es que vayamos encontrando estabilidad en esos factores y así vamos a ver también los resultados en el agro.