Esta semana se renovó la política de estado más extensa y exitosa que tiene la provincia: la emergencia económica. Esta especie de “pagadios” legal en el que se escuda el Estado, fue extendiendose en el tiempo desde aquel 1990, cuando el gobernador Roberto Augusto Ulloa la declaró por primera vez.

Pasaron Ulloa, Juan Carlos Romero y Juan Manuel Urtubey, y cada uno tuvo un justificativo a mano para seguir año a año con la excepcionalidad. En este 2020 Gustavo Sáenz solo necesito de la palabra pandemia para que se active esta emergencia y otras tantas que se encuentran vigente actualmente.

Así conviven ahora la emergencia social por violencia de género, la económica para el sector turístico, la sociosanitaria en el norte, la impuesta por la sequía también en el norte y obviamente la sanitaria que se generó por el coronavirus, que a su vez es la que sustenta a las demás. Todas en el marco de la emergencia económica de los 30 años.

Dicha emergencia deberá pasar por la Legislatura, pero simplemente para cumplir con el mero trámite de ser validada por los diputados y senadores, no existe ni siquiera en la oposición intenciones de cuestionar seriamente la emergencia, más allá de algún eventual discurso en contra que pueda hacer algún legislador con ganas de mojarle la oreja al gobierno, pero nada más que eso.

Así como tampoco parece tendrá oposición la suspensión de las PASO que ya obtuvo la media sanción en el Senado y esta semana le darán el toque final en la Cámara de Diputados.  El proyecto además incluye la vuelta al sistema de internas partidarias y deja intacto al voto electrónico, a pesar de los cuestionamientos de las últimas semanas y el pedido de distintos sectores por la boleta única papel, todo parece indicar que no habrá innovaciones en la materia.

En cuanto a la emergencia pandémica, más allá de un cimbronazo en Cafayate con un desfasado colapso del hospital, en líneas generales sigue todo bajo control y ahora las noticias al respecto son referidas a las vacunas y los operativos que se están diagramando para cubrir rápidamente por lo menos a los grupos de riesgo.

De Malón de la Paz a tour estudiantil

Para los fanáticos de Sáenz que insisten con verlo como un descendiente directo de Juan Domingo Perón, esta semana el gobernador vivió un hecho histórico en común con el general y que por ahora todo parece terminará de similar manera: sin grandes resultados.

Salta tuvo una reversión del Malón de la Paz que desde el Noa llegó hasta Buenos Aires en 1946 para entrevistarse con el presidente Perón. Si bien dicha caravana contó con el apoyo popular, aquella experiencia no terminó de la mejor manera, ya que a las 24 hs de haber llegado a la capital, las fuerzas de seguridad echaron a los originarios del hotel en el que se alojaban y los obligaron a pegar raudamente la vuelta a sus lugares.

Aquí, Sáenz rápido de reflejos salió a interceptarlos en la ruta con todo su gabinete, en un hecho inusual que fue bien valorado por los marchantes, a pesar de notar la alevosa puesta en escena que representó la movida. Con más espectacularidad que concreciones.

El intento de frenarlos a mitad de camino chocó con la intención de los orginarios de llegar a Salta como sea. Después de más de cinco siglos, ya aprendieron a distinguir los espejitos de colores y quieren que los compromisos asumidos queden asentados minimamente sobre papel y con la firma del propio gobernador.

La única concesión de los caminantes fue la posibilidad de completar el viaje arriba de colectivos, atentos a la cantidad de mujeres y niños que integraban el contingente.

Ahora con el “malón” instalado en Salta, el gobierno no parece descifrar aún sus demandas. El gobernador públicamente redujo toda la movida de las comunidades a la entrega de un documento con una serie de pedidos al gobierno, que en definitiva en nada difiere a una carta a los reyes magos.

Pero básicamente lo que el gobierno ignora es el punto principal planteado por lo originarios: “ser parte”. Con esto lo que piden es que se los tome en cuenta a la hora de diseñar o implementar políticas que los involucre. Mínimamente quieren que se los consulte, pero aspiran de ser posible a conformar una mesa de diálogo permanente en la que puedan sentarse con los del gobierno en calidad de sujetos y no de objetos de las medidas.

Ese es el compromiso que necesitan y lo que quieren llevarse de nuevo a sus casas, más allá de los otros puntos del petitorio como la concreción de nuevos pozos de agua, mejores defensas para la crecida de los ríos, la regularización dominial de sus territorios y personal bilingüe en escuelas y hospitales que puedan ejercer e interpretar una verdadera interculturalidad, concepto clave y de base para entender cualquier tipo de planteo que realicen.

La pauta fehaciente de la falta de comprensión al movimiento fue la recepción a modo de viaje de egresados estudiantil que les preparó el gobierno. Alojados en distintos puntos, el grupo principal hizo base en el Hogar Escuela, hasta allí fueron algunos funcionarios de Desarrollo Social con idéntico espíritu al de coordinadores de agencias de viaje estudiantil, para sacarlos, prácticamente recién llegados y mal dormidos, a cumplir con las actividades previstas pura y exclusivamente por el gobierno.

El plan más o menos era así:

4 am: arribo a los alojamientos previstos. Check in en el Hogar Escuela

8 am: desayuno rápido y chek out de los alojamientos.

8:35 am: traslados de los dirigentes en los colectivos al Grand Bourg. Para el resto de la delegación, mujeres y niños mayormente, hay un paseo por la ciudad incluido subida al cerro en teleferico.

9:15 am: tour por el Centro Cívico, visitas a los ministros y breves charlas de 10 minutos con cada uno de ellos.

10:30 am: Reunión con el gobernador. Entrega del bendito petitorio.

10:50 am: Foto grupal con el gobernador, el ministro Villada y la ministra Figueroa.

11 am: testimonios a la prensa institucional para que cuenten lo bien que la pasaron.

11:15 am: fin de la visita y despedida a cargo del ministro Villada que les dirá adios a cada uno de los integrantes de la comitiva nombrándolos por su nombre de pila o apodo.

11:30 am: regreso al Hogar Escuela para juntar todo el grupo.

12: 15 pm: almuerzo

13:15 pm: City Tour desde arriba del colectivo

14 pm: retorno a sus lugares de origen

14:05 pm: saludo grupal y felicitaciones entre los funcionarios/coordinadores, por lo bien que estuvieron, todo a ritmo de “Un amigo es una luz” de los Enanitos Verdes.

Por el contrario la agenda que plantearon los originarios fue:

9 am: mandar al teleférico, por decirlo de una manera elegante, a los funcionarios/coordinadores que los sacaron de la cama de prepo cuando recién habían llegado y se encontraban descansando luego de caminar durante tres días seguidos.

9:30 am: anunciar que van a reunirse en asamblea y que cuando ellos se consideren listos para hablar con el gobernador les avisan.

Por ahora el encuentro con Sáenz está en compás de espera, hasta que resuelvan las comunidades quienes y qué le van a plantear.

Pero en un año donde la pandemia copó todo, los pocos hechos importante que sucedieron en el 2020 extra coronavirus, tuvieron de protagonistas a las comunidades.

En primer lugar, allá lejos por enero, la serie de fallecimientos evitables que sufrieron niños wichis en el norte, llevó a la declaración de la emergencia sociosanitaria, y entre otras cosas, a medida de urgencia como la construcción de pozos de abastecimiento de agua, financiados tanto por el Estado, como por empresas privadas.

En tanto, actualmente las comunidades afrontan permanentemente problemas dominiales, con amenazas de desalojos o topadoras desmontando su habitat natural.

Ante este panorama, quizás haya llegado el momento de plantear que la secretaría de Asuntos Indígenas salga de la órbita asistencialista del ministerio de Desarrollo Social, y se la jerarquice como un ministerio o secretaría de Estado con autonomía de decisiones y presupuesto. 

La sede de dicha dependencia debería ser en la ciudad de Tartagal, para que el ministro y sus secretarios estén siempre en la zona de los conflictos y asistan de manera directa, rápida y permanente a las comunidades. 

Relaciones íntimas

Murió el viernes en Salta en un accidente con su helicóptero, Jorge Horacio Brito. Para entender la magnitud de la incidencia que tenía uno de los hombre más rico de la Argentina en la provincia alcanza con una serie de datos.

En la década del '90 compra el banco Provincia de Salta, que pasará a llamarse Banco Macro, desde entonces la provincia no volverá a tener un banco estatal.

Hace 24 años el Banco Macro se convirtió en el agente financiero de la provincia y suma más de 100 mil empleados (entre provinciales y municipales) a su cartera de clientes. Por los servicios prestados como agente financiero cobra un porcentaje que se ubica por encima de los 100 millones de pesos anuales.

En ese tiempo logró montar una red de 37 sucursales y 245 cajeros automáticos en toda la provincia, lo que deja al Macro en una posición dominante y muy dificil de empardar si es que alguna otra banca quiere arrebatarle su condición de agente financiero provincial.

Hace 30 años, Brito fundaba en Salta Inversora Juramento, que se convertiría en un emprendimiento pionero en el manejo de ganadería intensiva y que actualmente cuenta con 90 mil hectáreas y unas 95 mil cabezas de ganado. 

Con la red de carnicerías Cabaña Juramento, la empresa consiguió completar el ciclo de cultivo, corrales de engorde, reproducción, faena y distribución. Además, una toma de agua en el río Juramento le permite tener lo que la propia empresa denomina como "independencia hídrica", que se usa tanto para el riego de los campos como para abastecer al ganado.

Inversora Juramento también fue pionera en ampliar los campos de cultivos a costa de desmontes, según un relevamiento realizado por Greenpeace, comparando una foto satelital de 1993 con otra de 2018, se calcula la superficie desmontada en 50 mil hectáreas.

Además Brito tenía Frigorifico Bermejo en Pichanal, una planta industrial modelo para la faena e industrialización de carne vacuna, con capacidad de carnear hasta 12 mil cabezas mensuales. También cuenta con una red propia de carnicerías de esa firma.

Se estima que ambas empresas dan trabajo en la provincia a unas 600 personas, y a esto debe sumarse los empleados del Macro.

Los viajes de Brito a Joaquín V. González eran frecuentes y no cesaron inclusive durante la cuarentena. Consideraba esa finca como su lugar en el mundo.

La última reunión que mantuvo el empresario fue con el propio gobernador Sáenz en la residencia de Finca Las Costas, desde allí partiría a su fatal destino.