Obligado por el hecho de que no está en el gobierno, Evo reasumió la conducción del instrumento político y ahí estará afincado su poder incluso para presionar al Estado y también para defender al gobierno de Luis Arce.
El expresidente de Bolivia se negó incluso a sugerir nombres para posibles ministros y pidió disculpas a su entorno más cercado por no pedir alguien de su gente de confianza estuviera en el gabinete. Evo Morales tiene conciencia de que lo suyo ya no será el poder ejecutivo y que lo saludable es que Luis Arce tome sus propias determinaciones y hasta cometa sus propios errores.
Arce sabe que el líder histórico está ahí, al alcance de un telefonozo pero también parece estar contento con el hecho de que el “Jefazo” se haga cargo del partido.
De esta manera, se supera el problema de que los ministros sean destinados a hacerse cargo de los departamentos lo que en los hechos relegaba la voluntad de los militantes porque las órdenes venían de arriba, pero también era ineficaz porque las autoridades de gobierno no cumplían bien con ninguna de las dos misiones: atender adecuadamente sus despachos y construir eficientemente una aplanadora electoral.
Las elecciones de 2020 mostraron que cuando no se tiene el gobierno es posible funcionar aún mejor como maquinaria para captar votos. Se recuperó la mística anterior al 2005 cuando cada militante, cada simpatizante ponía de su parte lo que podía.
La crisis ya está ahí
El presidente Luis Arce ha declarado que todo lo avanzado en los últimos 14 años ha sido tirado al suelo por el gobierno de facto de Jenine Añez.
La pandemia era vista por Jeanine Añez y sus colaboradores como la posibilidad de ganar las elecciones porque “solo ella” podría estar con la gente a la que le entregaría dinero en mano a través de los bonos.
Y fue todo lo contrario, el corona virus terminó por matar a un gobierno que en los hechos nunca fue popular. No sólo se paralizó el aparato estatal sino que los casos de corrupción fueron la norma y no la excepción. Claro que conforme más se investiga los medios de comunicación de la derecha más buscan posesionar la idea de que se trata de un intento de venganza del masismo.
Lo cierto es que Luis Arce tendrá, por lo menos, dos años difíciles intentando reconstruir la economía. Un tema que es mundial.
Evo de nuevo
Morales regresó a su tierra y después de mostrar toda su musculatura con masivas concentraciones retomó la dirección del MAS que había recaído en el vicepresidente del instrumento, Gerardo García, quien dado que el titular estaba en el exilio ocupó la conducción.
Ahora en lo inmediato está el organizar las candidaturas para las elecciones subnacionales que elegirá a 330 alcaldes y 9 gobernadores.
Evo ha prometido por lo menos tres centenares de alcaldías y 7 de las 9 gobernaciones. Si se repite la tendencia de las elecciones generales del 18 de octubre es posible que el MAS salga muy bien parado de esos nuevos comicios. Sobre todo porque no resulta creíble que las derechas logren unirse.
Y eso, al entender de la cúpula masistas sería el mayor respaldo al gobierno central.
Sin embargo, la carrera para ser candidatos del MAS será enconada. Por ejemplo, en El Alto donde el MAS obtuvo 75% de los votos ya hay 16 precandidatos.
Morales, gran encantador de serpientes, deberá emplearse a fondo para poder evitar que las elecciones se conviertan en un factor de desunión.
Ha dado un gran paso el fin de semana pasado cuando logró sentar en la testera del encuentro nacional del MAS junto a él a Arce, Choquehuanca, los presidentes de las cámaras legislativas y los representantes de los movimientos sociales.
Ese Evo factor articulador de unidad puebla las pesadillas de sus enemigos.