El gobierno nacional pega con una mano y hace que tiende la otra. Cuarenta y ocho horas después del primer paro general en su contra, el presidente Mauricio Macri, en una entrevista con la señal alemana Deutsche Welle, volvió a caracterizar al sindicalismo como un “sector” que “quiere volver al pasado” y dijo que “hay mucha política” detrás de los reclamos, al mismo tiempo que manifestó su voluntad de “retomar el diálogo” con la cúpula de la CGT, a quienes días antes había tildado de “mafiosos”. En la misma línea se manifestaron varios miembros de primera línea del gabinete nacional, criticando duramente a la dirigencia sindical. Desde los gremios no tardó en llegar la respuesta: tanto desde la conducción de esa central obrera como desde la CTA se manifestó el malestar por la postura antagonista que adoptaron las autoridades ante la medida de fuerza en contra de las políticas económicas.
“Hay un sector de la sociedad, que por suerte son una minoría, que insiste en volver al pasado. Ese es el debate que está sobre la mesa”, dijo Macri a la cadena alemana. Consultado por el paro del jueves pasado, el presidente optó por volver a identificar a los manifestantes con militantes políticos de la oposición como había hecho un día antes, cuando dijo que los reclamos enarbolados en la protesta se resolverían políticamente en las elecciones y no antes. En ese contexto, propuso hasta tanto retomar un “diálogo” que permita acuerdos sectoriales como los que se firmaron con el sector de la energía, el automotriz y la construcción.
“Hay un montón de trabajadores que lo votaron a Macri, y él no puede responderles ‘Si no estás de acuerdo con lo que hago, armá un partido político y presentate a una elección’”, le contestó Micheli, que calificó como “poco felices” las declaraciones del Presidente. El referente de la CTA además anticipó que “como están las cosas, no queda otro camino” que continuar con un plan de lucha: “Quisiéramos que hubiera este Consejo Económico y Social, que nos pudiéramos sentar a discutir y tratar de resolver las cosas entre todos, en los tiempos que necesita el Presidente pero también en los que necesita la Argentina”, dijo.
Por su parte, el secretario general del gremio de Canillitas y miembro del Consejo Directivo de la CGT, Omar Plaini, dijo que “de parte del Gobierno hay un ataque a la dirigencia sindical injustificado”. Para Plaini “antes era la herencia recibida, ahora la dirigencia sindical” pero lo que logra el Gobierno es “alimentar todo el tiempo el todos contra todos. Así no vamos a resolver los temas de la Argentina. Bajemos los decibeles, que el Gobierno llame a dialogar”. El dirigente canillita dijo que si Macri “no da precisiones al hablar de mafias descalifica a la política” en lugar de “achicar la desigualdad y evitar que existan las asimetrías”.
Desde el Gobierno varios funcionarios de primera línea salieron a respaldar a Macri. Por caso, el ministro de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, comparó al jefe del gremio de taxistas, Omar Viviani, con “Don Corleone”, el capo mafia inmortalizado en el cine por Marlon Brando; y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, volvió a atribuir el “acatamiento muy importante” que tuvo el paro general a la falta de transporte público, relativizando la convocatoria. El jueves “fue un día perdido para la mayoría de los argentinos”,se quejó.
“Hay una interna en la representación gremial”, agregó Frigerio, destacando la “gran mesa de búsqueda de consenso y diálogo” que propone el Gobierno y de la que participó el triunvirato de la CGT hasta que decidió lanzar el paro, que el ministro del Interior calificó como una medida “sin consigna concreta” pero con intencionalidad política. “Fue un día perdido, pero no importa, miremos para adelante para trabajar en resolver los problemas concretos”, concluyó.