Desesperados por la falta de respuesta del intendente Rubén Méndez, que a principios de noviembre les prometió solucionar la falta de agua que sufren los vecinos de Salvador Mazza y parajes aledaños, un grupo de criollos acompañados por una cacica del Pueblo Guaraní, viajaron a Salta reclamando que el gobernador los atienda y les dé una respuesta favorable.
A la marcha de las comunidades de pueblos originarios que llegó el pasado fin de semana a la ciudad capital para hacer conocer sus demandas históricas, se sumó este grupo de pobladores de Salvador Mazza que desde hace más de tres meses se encuentra sin suministro de agua.
“No tenemos agua, no tenemos luz, no tenemos camino ni efectivo”, enumeró Margarita Miranda, cacica de la Comunidad Guaraní Iporá, del paraje El Sauzal, ubicado a unos 8 kilómetros de Salvador Mazza. “Tenemos que llegar caminando a través de un camino que abrimos con los vecinos desde que se cerró el acceso a Bolivia por la pandemia”, informó la referenta denunciando también la ausencia del Estado para garantizarles la circulación en su territorio.
Miranda recordó que solo una vez llegó el helicóptero de la Provincia para dejar mercadería “y eso fue con la emergencia socio sanitaria”, y aseguró que desde que comenzó la pandemia no recibieron más ayuda. “Después lo dejaban en la ciudad, y teníamos que ir caminando, y era solo para niños menores de 6 años, a los mayores no nos daban nada”.
En esa comunidad conviven 65 familias que nunca tuvieron acceso a los servicios esenciales, solo hay un pozo de agua en el establecimiento escolar, que es deficitario, debido a que por su potencia permite extraer agua dos horas por día “tres veces a la semana, y se rompe todo el tiempo”.
En tanto que Gabriela Maizales, una criolla del mismo paraje colindante con la vecina ciudad boliviana de Yacuiba, sumó otros pedidos a los de agua y servicio eléctrico: mejorar las defensas de “la quebrada internacional” ante el riesgo de las crecidas del río, la reparación de los caminos vecinales, saneamiento ambiental y atención hacia los pequeños productores de la zona para que puedan seguir trabajando.
“Hoy nos piden el aseo permanente pero ¿con qué agua? Si a veces tenemos que tomar agua contaminada”, expresó, y añadió que desde la misma comunidad decidieron abrir un comedor para alimentar a quienes lo necesiten, criollos u originarios, “pero tenemos que cocinar con agua que no es buena”.
Aclaró que su pedido no es solo para sus parajes, ya que los barrios aledaños a la ciudad del norte provincial sufren la misma problemática, “no solo somos los más alejados, también está el Sector 5, San Cayetano, La Playa y otros sectores”, indicó.
Maizales afirmó que lo que más la angustia es la regularización de sus tierras. "Nosotros vivimos ahí desde hace unos 130 años aproximadamente”, dijo a este medio mientras mostraba las actas de nacimiento de ella, sus padres y abuelos, “mi abuela nació en 1922 ahí”, indicó.
Sin embargo, como de costumbre, desde hace un tiempo apareció un supuesto propietario “que nos amenaza a través de los medios de comunicación hasta con demoler la escuela”. Según Maizales, Héctor Barroso, vecino de Salvador Mazza, se atribuye los terrenos y asevera que se los vendió la provincia “¿pero cómo va a vender un territorio que pertenece al Estado, que está ocupado y donde ni siquiera tiene una cabaña?”.
Para la referenta criolla, Barroso vive de la “servidumbre” que les cobra a las petroleras “dentro de Madrejones hay activos cuatro pozos y a nosotros no nos deja ninguna clase de ayuda o beneficio”.
“Quedate en casa, quedate en casa, nos dicen, pero si me quedo me muero de sed porque no tengo nada”, dijo Valentín Vargas, representante de los habitantes y ganaderos del paraje Madrejones. “Ahí tenemos cuatro pozos petroleros activos, sin embargo, nunca se sentaron a preguntarnos qué necesitábamos”, lamentó, y agregó que con lo que les correspondería por esa explotación podrían vivir dignamente, alimentando a sus animales como corresponde, “pero los tenemos muriéndose de sed”.
Vargas explicó que llegaron a Salta para entregar notas solicitando ayuda al gobierno provincial, a la Cámara de Diputados y a la de Senadores “para ser escuchados y transmitirles lo que está pasando en Salvador Mazza”.
Recordó que en gestiones anteriores no necesitaban ir a pedirle “el agüita a los intendentes”, pero hoy es una sequía total “y ni siquiera mantienen los caminos como para salir en caso de una urgencia, no tenemos acceso a nada nosotros”.
En Madrejones viven 23 familias “con todos los hijos, padres y madres, somos más de 200 personas”, aclaró el referente criollo, y añadió que en su paraje “ni establecimiento escolar” tienen, por lo que sus hijos perdieron el año por la falta de acceso a servicios como internet para al menos recibir educación por esa vía.
“Vinimos con estos pedidos, y hasta no ser escuchados no nos vamos a mover, si no somos escuchados por Gustavo Sáenz, nos quedaremos haciendo vigilia, y si no, nos vamos a ir a Buenos Aires, preferimos dar la vida antes que quedarnos dormidos”. “Pueblo que despierta se mantiene de pie siempre, nos vamos a tener que crucificar y perder la vida en la cara de ellos”, concluyó.
Los tres referentes recordaron que a principios de este mes decidieron cortar la ruta nacional 34 en aquella localidad del norte provincial en el departamento San Martín, y unos días más tarde el intendente Méndez prometió solucionar sus problemas inmediatamente e incluso firmó un acta junto a los presentes, pero no cumplió, y por eso decidieron llegar hasta la capital provincial.
“Tenemos un intendente que ya lleva siete años de gestión y ya hemos presentado más de mil hojas por mesa de entrada, ninguna con respuestas”, manifestó indignada Gabriela Maizales y culminó subrayando: “Nsotros hacemos patria en el lugar, cuidamos la frontera y, sin embargo, así nos tratan”.