San Luis cuenta con su primera ingeniera en mecatrónica, un título al que pocas mujeres pudieron acceder hasta el momento. Rita Yanina Amaya se graduó en la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) gracias a su trabajo final: un prototipo de robot de aplicación automatizada que permite recorrer y revisar tuberías para encontrar fisuras o anomalías sin necesidad de una inspección externa.
Amaya, junto a su compañero Gabriel Iglesias, diseñaron el prototipo de robot que permite explorar y visualizar el interior de las tuberías. “Es un robot inspeccionador de cañerías, creado para caños de 160 mililitros. La idea surgió cuando estábamos buscando qué hacer para el trabajo final y justo un profesor trabajaba en una obra sanitaria de Villa Mercedes; él fue quien nos planteó que la empresa alquilaba equipos robotizados de Buenos Aires y era difícil para ellos conseguirlos porque son robots costosos de alquilar”, detalló al Suplemento Universidad.
“El prototipo puede ser comandado de forma exterior a través de una computadora, y el usuario puede ir visualizando a medida que el robot se mueve dentro de la cañería. Esto permite determinar la distancia en que se encuentra la avería, lo que ayudaría mucho a localizar el lugar donde deberían romper la calle para arreglar. Cuando no se cuenta con este robot o la posibilidad de alquilarlo, lo que se hace es romper la totalidad de la calle e interrumpir la vía pública. Por lo tanto, sería una ayuda económica y también permitiría ahorrarse el hecho de intervenir las calles”, profundizó sobre los beneficios de este dispositivo.
La flamante ingeniera mecatrónica explicó que luego de presentarlo con Iglesias como trabajo final de la carrera decidieron entregarlo a la universidad y quedó allí para futuros desarrollos. Su compañero continuó con la tarea y confeccionó un modelo para implementarlo en la calle. “En nuestro prototipo faltaban cuestiones como, por ejemplo, la longitud del cable y también que fuera impermeable”, puntualizó. La totalidad del trabajo se realizó de forma íntegra en el Laboratorio de Mecatrónica (LABME) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias de la UNSL.
Su pasión se orienta a vincular la robótica con la medicina: “Ya empecé a especializarme para ese lado que es lo que más me gusta”. De todos modos, ve como alternativa el poder seguir dedicándose a la investigación en la universidad pública que le permitió emprender su camino: “Quisiera hacer prótesis inteligentes para quienes perdieron parte de su cuerpo; sueño con poder ponerlo todo para ayudar a ayudar”.
Amaya fue la única mujer de su generación que cursó junto a 30 compañeros varones durante las clases. “Estoy súper orgullosa de ser la primera egresada en ingeniería mecatrónica de la provincia. Aunque también me siento súper responsable como profesional al ser la primera mujer ingeniera mecatrónica de San Luis”, reconoció.