El ministro de Economía, Martín Guzmán, dio definiciones sobre economía y política en el marco de las Jornadas Monetarias del Banco Central (BCRA). Aseguró que uno de los objetivos del gobierno es reducir paulatinamente la inflación hasta niveles de un dígito, transitando un sendero fiscal que converja a una situación de equilibrio. Y derribó además el mito de que, para establizarse, la economía precisa shocks de confianza o mensajes puntuales direccionados a algunos sectores. En la misma línea, cuestionó una vez más las condiciones del préstamo del Fondo Monetario al gobierno de Cambiemos.
"No existe un shock de confianza para estabilizar en el corto plazo. Estabilizar requiere cambiar las conductas de los participantes de la economía y no se logra de un día para el otro", explicó el funcionario, para luego recordar el magro resultado que se obtuvo tras el programa stand by acordado con el FMI durante la administración macrista.
"No hay una bala de plata para cambiar las expectativas de un momento a otro. Una de las premisas centrales de ese programa fue el crecimiento cero de la base monetaria y vimos cómo ese shock no generó un cambio de comportamiento, porque los participantes miran señales como precios y tarifas", puntualizó Guzmán. Para el ministro, una estabilización de la economía "debe sembrar raíces para el futuro" y ese trabajo "lleva tiempo".
Objetivo inflación baja
En las jornadas, en las que compartió discursos con el titular del BCRA, Miguel Pesce; y el Nobel de Economía y padrino político, Joseph Stiglitz, aseguró también que "vemos valor en la soberanía monetaria, y a través de este argumento macroeconómico trabajaremos para reducir la inflación hasta niveles de un dígito, algo que de ninguna manera se puede lograr de un año para otro".
El ministro marcó diferencias entre las acciones que llevan adelante las economías con monedas más robustas y aquellas más vulnerables, como el caso argentino. "La liquidez en las economías más avanzadas pone presión sobre los precios de los activos financieros y de esta manera se beneficiarán quienes tengan esas riquezas. En cambio, esa expresión de liquidez en nuestra economía se canaliza hacia la moneda extranjera", explicó el ministro.
Al respecto añadió que esa expansión se traslada a los precios de "bienes y servicios, por lo tanto se tiene que hacer con un cuidado especial. El gran desafío de la política monetaria no es otro que restablecer todas sus funciones", sentenció.
Necesidades de financiamiento y deuda
En el marco de su ponencia, el ministro planteó la necesidad de reducir las "necesidades de financiamiento por parte del Banco Central al Tesoro nacional, con un especial cuidado sobre esas demandas". Y reiteró su posición respecto a la necesidad de encontrar consensos que promuevan una mayor liquidez global a través de los derechos especiales de giro (DEG).
"Es el momento para una expansión coordinada. El tema de los derechos especiales lo hemos discutido este año en el G20 (Grupo de los 20) y no se logró un consenso aunque sigue en la agenda. Sería una medida efectiva si se hace en forma coordinada con una perspectiva global", indicó.
El ministro abordó además el impacto de las deudas a nivel mundial. "Los países que se endeudaron en moneda propia no enfrentan problemas, en cambio aquellos que lo hicieron en moneda extranjera son más vulnerables a la situación de crisis mundial", señaló. Al respecto, agregó que "en la Argentina no fue un problema gracias a la reestructuración y seguramente habrá otros países que transitarán el mismo sendero. Hay una necesidad clara de mejorar los marcos internacionales para la resolución de las deudas soberanas".
Pesce y el crecimiento
A su turno, Pesce señaló que será necesario consensuar políticas globales para redistribuir el ingreso hacia sectores asalariados y, así, impulsar el crecimiento económico a nivel mundial, de modo de evitar una crisis por la revalorización acelerada de los activos financieros.
En ese sentido, señaló que las políticas de baja tasa de interés y expansión de la cantidad de dinero adoptadas con la crisis financiera de 2008-2009 fueron poco eficaces para dar un nuevo impulso a la actividad económica, mientras que sí generaron un aumento en el valor de los activos financieros.
"Tenemos el desafío de la pandemia y de una economía global que no encuentra los instrumentos necesarios para sostener el crecimiento", aseguró Pesce en el panel de cierre de las Jornadas Monetarias y Bancarias 2020, en el que llamó a "entender mejor lo que está pasando en la economía global para dar respuestas".