Estabamos “plantando” la edición del día por mensajitos de WhatApp. Eran las 13.16 y de la nada, Sonia Tessa me escribe “Murió el Diegooo???" No entendí nada. Prendí el televisor antes de responderle. “Ojalá Clarin mienta acá también”, y me mandó el link con la noticia, entró a las 13.17. Los canales no lo confirmaban, hablaban de ”descompensación” y decían “lo están reanimando”, pero a las 13.20 todos ponían la placa “Murió Maradona”. Me resistía a creerlo, como todos. Si Diego es inmortal. Después, buscando consuelo, me decía que se fue el mismo día que Fidel, y se me hizo un nudo en la garganta, nada original. Sentí la pérdida de un ser querido, y se lo escribí a otro ser querido. Eso es Maradona, un hombre irrepetible, que nos hizo felices como pocos, y que era un ídolo transversal. Lo mejor se lo leí a otro inolvidable, que se fue mucho antes que el 10, el Negro Fontanarrosa: ”La verdad que no me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo quen hizo con la mía”.
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