El refuerzo de tropas federales de seguridad que el gobierno nacional envía desde abril de 2012 se instaló de tal forma en la demanda popular ante la proliferación del delito callejero que por momentos todo pareció reducirse a cuántos gendarmes Rosario recibiría o dejaría de recibir. Pero ese deslumbramiento hoy parece desteñido. Una encuesta realizada en durante el mes de marzo, en todas las seccionales de la ciudad, revela que la consideración social sobre los beneficios de la presencia de Gendarmería en la seguridad pública cayó 20 puntos porcentuales en los últimos cuatro meses. Hoy, sólo el 15% de los rosarinos tiene una visión positiva de las fuerzas enviadas por Nación en cuanto a su aporte a la prevención del delito.
El estudio fue elaborado por el Centro de Estudios de Medición de Opinión Pública (Cemop), dirigido por Julián Crucella. Se hizo en base a 392 encuestas a personas de ambos sexos, distribuidas proporcionalmente sobre la geografía rosarina, estratos sociales, niveles de instrucción y ocupaciones.
Con el propósito de medir la evolución del sentir ciudadano respecto de la seguridad entre el último sondeo, en noviembre del año pasado, y el presente, los encuestadores buscaron la comparación de ambos momentos. La mitad respondió que percibe que la situación no cambió desde entonces, el 39% dijo sentirse más inseguro y el 10,5%, por el contrario, dijo que se siente más seguro. La mayor parte de este decil que se siente mejor habita entre bulevar Seguí, vías del ferrocarril Belgrano, cruce Alberdi y el río.
El 63,6 por ciento de los encuestados contestó que ya no ve efectivos de Gendarmería por su barrio.
Pero las causas por las que un rosarino se siente seguro o inseguro son diversas. La encuesta focalizó en el ítem "Gendarmería", como síntesis de la medida en seguridad más mentada en los últimos tiempos y que mereció más de un tironeo entre el gobierno local y el nacional. En este sentido, vale decir que el 63,6 por ciento de los encuestados contestó que a estos uniformados federales ya no los ve por su barrio. Esta es la impresión de casi toda la ciudad, menos la zona sur comprendida entre calles Biedma, Ovidio Lagos, Circunvalación y el río. Los barrios donde la gente no percibe la presencia de gendarmes son microcentro, Parque, Pichincha, Echesortu y zona norte.
Consultados acerca de la contribución de este refuerzo al esquema de seguridad en la ciudad, la encuesta descartó al 63 por ciento que directamente no lo percibe y en cuanto al resto, el 21,4% contestó: "Sí, los veo pero no creo que hayan aportado algo positivo". Mientras que el 15 por ciento restante respondió que sí, que cree que la presencia de gendarmes ha servido para mejorar. En noviembre pasado, cuando los encuestadores del Cemop formularon la misma pregunta, los optimistas llegaban al 35%.
El primer envío de tropas federales para operar en las calles rosarinas tuvo lugar en abril de 2012, por decisión de Sergio Berni, secretario de Seguridad en el gobierno de Cristina Kirchner. Se dijo que llegaron unos 3000 hombres, entre efectivos de Gendarmería, Prefectura Naval, Policía Federal y Policía de Seguridad Aeroportuaria. Por esos primeros días hubo un raid de allanamientos antidroga y controles en la calle. Y su permanencia en la ciudad fue motivo constante disputa entre el ex gobernador Antonio Bonfatti y la intendenta Mónica Fein con la Casa Rosada. La escena se repitió con la asunción de Mauricio Macri en la Presidencia, y luego de varios meses sin atender el pedido, la ministra Patricia Bullrich envió en octubre casi 3000 gendarmes a la provincia de Santa Fe, de los cuales 1357 recalaron en Rosario, pero ya con un plan distinto al exhibido en sus comienzos, y un patrullaje ostensiblemente menor.