Un enorme patio en el barrio de Caballito, al fondo de un edificio. Sentades en el piso y a un metro de distancia, Paula Trama y Dante Frágola hablan con El NO sobre Los Besos, un grupo que logró consolidar y expandir su propuesta musical partiendo de la tradición del pop pero a la vez huyendo de las etiquetas. La suya no es música complaciente ni se rige por la lógica de la gran industria. Tiene otros tiempos. De alguna manera, ocupan un lugar intermedio: entre el circuito comercial y los centros culturales de base. Pueden llenar una sala como el Xirgu, pero también sonar en un festival comunitario o una casa cultural.
Dice Paula Trama, letrista, cantante y guitarrista: "Hay todo un aparato artístico grande por detrás y por delante de la música, que te lleva muchas horas de trabajo. Y nos gusta cada vez sonar mejor y preparar los shows, el vestuario, las luces. Algo que tiene que ver con el placer de tocar, porque cada vez se arman más diálogos con otras personas, bandas o circuitos en los que nos interesa participar".
En seguida, Paula repara. "Solo este frenazo involuntario me hizo pensar en todo este tiempo libre. Toda esa vorágine me gustaba en ese momento. Pero ahora lo pienso y siento que no puedo volver a hacer todo eso. No sé si va a volver esa manija." Es que antes del parate general venían muy al palo: Paula daba talleres de literatura y sostenía otros proyectos musicales, como Susi Pireli (su dúo con Inés Copertino) o su plan solista.
"Siento que hay una parte de Los Besos que se va a volver más interesante (pos Covid), porque van a volver a aparecer esas maneras en las que tocábamos al principio, en movidas culturales: tocar en las veredas, buscar pequeños formatos para conectar con el público", dice Paula, con cierta perspectiva a un año de la publicación del más reciente disco de Los Besos, Matemática sentimental.
"En la presentación en el Xirgu, en noviembre de 2019, laburamos 25 personas, vino mucha gente, fueron muchos meses de preparación. Ese tipo de situaciones seguramente no van a volver por mucho tiempo. Los primeros conciertos van a aparecer en formatos más pequeños, más inmediatos. Y está bueno volver a habitar esos espacios de esa manera", coincide Dante Frágola, ingeniero de grabación y mezcla de la banda.
De hecho, en octubre realizaron una intervención callejera en una esquina de Boedo: tocaron su clásico La cascada de tu pelo enredado para un pequeño grupo de vecinos y vecinas. Fue una actividad organizada por el colectivo Trama Sur, que reúne espacios de cultura independiente de Boedo Sur y Parque Patricios, como Casa Cultural Gran Sur, Galpón Face, Planta y Casa Cultural Víctor Jara.
"Participamos en esa movida para visibilizar esos espacios culturales, era un recorrido audiovisual, y en esa interacción ya hubo algo interesante", destaca Paula. "Sentimos una emoción increíble, pero no fue solo por lo musical: había una especie de necesidad de estar ahí y de conectar con esos espacios que son imprescindibles para estar en el mundo, para la gente que habita el barrio."
En septiembre lanzaron el single Modo avión, producido en cuarentena, a distancia. "La canción surge de una desventura que tuvimos en 2019: problemas de seguridad escénica y diversos accidentes que nos ocurrieron en diferentes lugares", cuenta Paula. "Con Los Besos los procesos de producción son muy colectivos, nos reunimos e intercambiamos opiniones. Pero esta canción fue una producción totalmente atomizada", suma Dante. Además, la banda produjo y colaboró en la canción Alegría dispersa, del tucumano Diosque. Pablo Peta Berardi, pianista de Los Besos, "fue el ordenador de todo eso".
Paula sonríe y tira una primicia: "Queremos grabar un disco nuevo el año que viene. Idealmente producirlo en el verano. El estado ideal de Los Besos es en un estudio de grabación haciendo un disco. Hay algunas preproducidas y también temas nuevos dando vueltas", cuenta la compositora. Y habla de una especie de "mente colectiva", que termina de darle forma a las canciones: un equipo creativo que completan Ariel Chisleanschi (batería y percusión), Federico Fragalá (sintetizadores), Víctor Rallis (trompeta, flugel y coros) y Sebastián Rey (bajo).
¿En Matemática sentimental encontraron la síntesis de lo que venían haciendo?
Paula: Está buena la idea de síntesis. Creo que es eso y también lo opuesto. El otro día lo escuché después de ocho meses y sentí lo mismo que con Copia viva (2018): son discos que van recorriendo la canción de muchas maneras. Y tanto en la instrumentación como en la producción del sonido, en cada tema hay un recorrido totalmente distinto.
Dante: Yo lo veo como algo más lineal, en el sentido de que los discos de Los Besos se van sucediendo y cada disco toma en cuenta de dónde viene, pero a la vez avanza. En Matemática sentimental puedo señalar cosas de los anteriores, pero a la vez aparecen otras novedosas, como Chica de los trenes, que es muy rockero.
Paula: Si agarrás Chica de los trenes, Mi postura, Una pregunta y Un kilo de tu pelo (que parece trapero, con autotune) pensás en cómo llegó todo eso al mismo disco. Es sintético, en el sentido de que probablemente resuma toda una amplitud emocional.
Dante: La verdad es que iba a ser un EP de cuatro temas, pero Paula empezó a traer más temas y estaban buenísimos.
Paula: También porque nos gusta hacer discos, más que sacar singles. El single me deja una sensación de manija de querer decir algo más. Me gusta contar, entonces siento que una canción cuenta solo una cosita… pero flasheamos más cuando hay un concepto detrás, cuando hay más campo para fantasear. Nos interesa salir del discurso de la canción sola y entrar a un ambiente.