De Público, especial para Página/12
El martes pasado, la compañía AstraZeneca y la Universidad de Oxford anunciaron los resultados de los ensayos de su vacuna frente a la covid. Esta vacuna requiere de dos dosis, que deben administrarse con unas semanas de diferencia.
La nota de prensa contenía una información sorprendente: la vacuna presentaba una efectividad del 62% pero, si en lugar de administrar una dosis y luego otra dosis, se administraba primero media dosis y luego una dosis entera, la efectividad llegaba al 90%.
¿Estaba previsto experimentar con media dosis?
No. Según reveló un directivo de Astra Zeneca a Reuters, se trató de un error. Uno de los equipos que realizaba el ensayo calculó mal las dosis y inyectó una dosis incorrecta (la mitad) a 2.741 voluntarios.
Pero cuando se estudiaron los resultados, este grupo de voluntarios presentaba mejor protección que los otros 8.895 voluntarios que recibieron las dos dosis enteras.
¿Es este un resultado definitivo? ¿Es mejor poner primero media dosis y luego una dosis entera?
Leyendo la nota de prensa de Astra Zeneca, parecería que sí.
Pero analizándola con más calma, la cosa no queda tan clara y surgen preguntas. Por ejemplo: ¿el grupo de voluntarios de la media dosis y el grupo de las dos dosis enteras estaban compuestos por voluntarios del mismo perfil? ¿Tenían ambos grupos la misma distribución de edades?
Según reveló uno de los responsables del programa de vacunación de EEUU al New York Times, el grupo que recibió sólo media dosis estaba compuesto exclusivamente por menores de 55 años.
Para estar seguros de que, efectivamente, es mejor poner primero media dosis de esta vacuna y luego una dosis entera, Astra Zeneca debería hacer públicos más detalles sobre su ensayo.
¿Existe alguna explicación biológica para que media dosis al principio funcione mejor que una dosis entera?
La revista Nature ha recogido estos días las hipótesis de algunos científicos al respecto. Una de las explicaciones sería que media dosis y luego una entera, simula mejor el comportamiento de una infección (al principio hay menos cantidad de virus en el cuerpo y aumenta según pasan los días).
Otra hipótesis es que, como la vacuna de Oxford está formada por componentes de dos virus (tiene material genético del coronavirus y también un adenovirus modificado de chimpancé), la respuesta del sistema inmunitario ante dos virus a la vez es tan compleja que la dosis más efectiva sólo puede encontrarse a base de ensayo y error.
¿Por qué hay tantas esperanzas en la vacuna de Oxford y Astra Zeneca?
Porque es la más barata y la más sencilla de distribuir.
Las vacunas anunciadas hasta ahora (las de Pfizer-BioNTech y Moderna) requieren congeladores para distribuirse. La de Astra Zeneca aguantaría muchas semanas en un simple frigorífico.
Además es mucho más barata. Aunque el precio no será probablemente un factor importante en los países más ricos, si podría serlo para que accedan a ella todos los habitantes del planeta, algo fundamental si queremos acabar definitivamente con esta infección.