Hay hechos históricos que no se esclarecen nunca. Otros, con los que convivimos eternamente llevando una versión falsa de lo que sucedió. Y algunos, sobre los que pasados muchos años, cuando se preservan archivos, puede conocerse algo de la verdad.
Hoy 28 de noviembre se cumplen 45 años del inicio formal de la Operación Cóndor. Hay una historia previa poco conocida que se reseña en parte a continuación. Se trata de una muestra con evidencias sobre la articulación represiva ilegal ocurrida entre 1970 y 1973, años anteriores al inicio formal de la Operación Cóndor.
Lo que se intenta demostrar en este escrito es que desde mucho tiempo antes existió un accionar criminal, al máximo nivel entre los Estados, que consistió en articular información y operaciones, para secuestrar, asesinar, y fundamentalmente trasladar detenidos, de un país a otro, en el Conosur de América Latina, y hacerlos desaparecer.
La documentación secreta desclasificada y hecha pública en democracia, que trata el accionar de las dictaduras militares de la Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia y Brasil es muy variable en cantidad y calidad informativa. Los documentos desclasificados por los EE.UU. aportan y confirman muchos hechos ocurridos a partir de la instrumentación, a fines de 1975, de la Operación Cóndor. Sobre los años anteriores agregan poco y nada.
Seguidamente se reseñan y exhiben documentos secretos que tratan centralmente sobre secuestros de ciudadanos brasileros en territorio argentino entre 1970 y 1973. Son las historias vividas por Joaquín Pires Cerveira, Edmur Pericles Camargo y Jefferson Cardim de Alencar Osorio. Además hay dos fuentes documentales adicionales: una que resulta vital para explicar varios de los secuestros y que se relaciona con una abundante documentación producida por el agente infiltrado Alberto Octavio Conrado Avegno. Y otra que refleja las conversaciones y acuerdos existentes entre las cancillerías de la Argentina y de Brasil para establecer esa articulación represiva ilegal.
DOCUMENTOS SECRETOS DE BRASIL: CLAVES PARA CONOCER EL PRE-CONDOR
Pocos meses después de asumir Juan Perón su última presidencia, el 5 de diciembre de 1973, llegó a la Argentina el mayor jefe de la represión ilegal de Brasil al mando de un comando que, en conjunto con agentes de Coordinación Federal argentina, secuestró dos exiliados brasileros en una calle de pleno centro de Buenos Aires. Los trasladó por avión clandestinamente hasta Río de Janeiro y allí los hizo desaparecer.
El hecho, que fue mínimamente publicado por un diario en su momento, y los documentos secretos que lo confirman, se conocieron 40 años después.
Uno de los secuestrados fue Joaquim Pires Cerveira de 49 años, militante del FLN (Frente de Liberación Nacional). Ingeniero militar, mayor del ejército, y concejal en el sur de Brasil hasta el golpe de 1964. En 1970 fue detenido, torturado y encarcelado hasta que fue liberado meses después en una negociación de canje por un diplomático europeo secuestrado. Vivió en Francia, Argelia, Cuba y Chile. En Santiago de Chile formó parte de la resistencia contra el golpe de Pinochet hasta que fue evacuado herido del Palacio de la Moneda. Se asiló en la embajada argentina en Santiago y tiempo después pudo llegar a Buenos Aires.
El 5 de diciembre de 1973 fue atropellado intencionalmente por un auto de las fuerzas de represión él, y su compañero Joao Batista de Rita Peredo, en las inmediaciones de Riobamba y Corrientes de la capital argentina. Allí fue secuestrado, y luego de allanar la casa en la que se alojaba, fue llevado clandestinamente en un avión militar a Río a Janeiro.
En el año 2005 el ex presidente Lula da Silva ordenó por decreto que todos los documentos secretos del Servicio Nacional de Informaciones (SNI) debían ser enviados al Archivo Nacional de Brasil. En 2012, a partir de la creación, y las investigaciones que realizó Comisión Nacional de la Verdad de Brasil (CNV) mucha documentación secreta que se encontraba depositada en el Archivo Nacional tomó estado público. Entre otras cosas se descubrió la creación del CIEX (Centro de Informaciones del Exterior) apenas ocurrido el golpe militar en 1964, una estructura clandestina al interior del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil. Las cancillerías es habitual que cuenten con personal especializado en recolectar y procesar información de sus sedes en exterior, y producir informes regulares para su propio uso y para los demás sectores de la administración pública. En el caso del CIEX, si bien no hay acto administrativo que lo crea oficialmente, se encontraron en el Archivo Nacional de Brasil 11.327 fojas con su membrete, con diseño y sello común, pero fundamentalmente con informes detallados sobre las actividades públicas y privadas de los exiliados brasileros en las principales ciudades del mundo, entre ellas Buenos Aires.
LOS INFORMES DE AVEGNO: El AGENTE INFILTRADO
Por del historiador Jair Krischke, fundador y presidente del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Porto Alegre, Brasil, se pudo conocer `parte de la “actividad” realizada entre 1966 y 1979 por un agente, de profesión periodista, residente en la ciudad de Montevideo, que se desplazaba por varias ciudades del mundo, cuyo nombre legal era Alberto Octavio Conrado Avegno pero que actuó con varios seudónimos. Hijo de un diplomático de carrera de Brasil que había prestado largos servicios en Uruguay. La situación de su padre le facilitó en gran medida que pudiera infiltrarse en la comunidad de residentes brasileros exiliados en Montevideo, al punto de convertirse en colaborador de algunos dirigentes exiliados que le asignaron misiones de confianza.
Jair Krischke le entregó personalmente a la Comisión de la Verdad en 2012 copia una carpeta de 812 fojas hallada en el Archivo Nacional y que revela esta historia secreta. La misma es una pequeña parte de la “producción” de Avegno, ya que si bien se pueden leer muchos de sus informes, varias veces sólo se indica en una foja, la hora y el lugar en que fue entregado su escrito. Ayuda a darse una idea de la magnitud de la información, que recolectaba y remitía, el hecho que sólo en 1974, realizó 222 informes. También se encuentran asentados reclamos por sus honorarios, entrevistas con dirigentes revolucionarios del peronismo en Buenos Aires, facsímiles de periódicos, formularios e informes. Todo lo que se lee demuestra y confirma su actividad como agente infiltrado de los servicios de informaciones brasileros. Y para darse una idea de la importancia que tenía la información que conseguía y transmitía basta saber que realizó viajes con estadías en Cuba, Argelia, España, Chile, Venezuela y Argentina, entre otros países.
Más tarde, Krischke descubrió a través de sus investigaciones que Avegno estaba vivo: tenía 85 años y residía en Uruguay. Encontró en internet una multa de tránsito de la Intendencia de Montevideo a nombre de María Avegno, esposa del infiltrado. Le planteó a la Comisión de la Verdad la urgente necesidad de viajar a Montevideo para entrevistarlo. Como la decisión se dilataba él mismo tomó un avión y viajó a Montevideo. Cuando llegó, Avegno había fallecido hacía pocas semanas.
Los informes de Avegno consignan las entrevistas que mantuvo con Pires Cerveira en Argelia en 1970 y en Chile en 1971, además de otros encuentros con otros compañeros comunes en fechas posteriores, lo que hace deducir su rol fundamental -y siniestro- en el secuestro y desaparición, tanto de Pires Cerveira como de todo el grupo que sufrió la misma situación entre fines de 1973 y comienzos de 1974.
EDMUR PERICLES CAMARGO
Dirigente de una organización de Brasil denominada M3G (Marx, Mao, Marighella y Guevara) estando preso quedó muy afectado en su visión por las torturas recibidas. Luego de producido canje de prisioneros de izquierda por un diplomático europeo secuestrado, Camargo llegó a Chile en enero de 1971. El día 16 de junio de ese mismo año tomó un vuelo de LAN Chile a Montevideo portando documentos falsos y varios cartas para el ex presidente Goulart. Durante la escala del avión en el aeropuerto de Ezeiza, agentes de la Policía Federal lo secuestraron y lo entregaron a militares brasileros. Al día siguiente fue llevado un avión de la FAB (Fuerza Aérea de Brasil) con destino a Río de Janeiro. Nunca más se supo de él. Algunos meses después un documento del CIEX informa que los exiliados brasileros residentes en Chile manifestaron su extrañeza por el hecho de que a Camargo, a partir de que emprendió el viaje a Uruguay, se lo tragó la tierra. Sin que hubiera explicación alguna a su ausencia.
Lo descripto se encuentra reseñado con lujo de detalles en un documento secreto escrito, en el mismo momento que se producían los hechos, por el agregado militar de Brasil en Buenos Aires.
OTRO SECUESTRO CON DECRETO DEL PRESIDENTE ARGENTINO LEVINGSTON
El coronel brasilero Jefferson Cardim de Alencar Osorio lideró un movimiento de oposición en el sur de Brasil en 1965 conocido como la Guerrilla de Tres Pasos. Fue detenido, acusado de traidor a la patria y condenado a 8 años de prisión. Con la ayuda del mayor Pires Cerveira consiguió escaparse de la prisión en 1968 y asilarse, primero en México, y luego en Argelia y Uruguay.
Apenas Salvador Allende asumió la presidencia en Chile lo invitó a trabajar en su gobierno. Jefferson emprendió el viaje desde Uruguay con su hijo, y un sobrino, vía Colonia el 11 de diciembre de 1970. Al llegar al puerto de Buenos Aires policías de civil lo acusaron de transportar drogas y lo llevaron al edificio de Coordinación Federal. Allí lo torturaron con picana eléctrica. Luego los trasladaron a la sub comisaría de Asuntos Extranjeros donde fueron interrogados por dos agregados militares brasileros.
El embajador de Brasil, Azeredo da Silveira -que luego sería canciller- coordinó las operaciones, al punto que obtuvo un decreto de expulsión en tiempo record del presidente Roberto Levingston, y firmó un recibo, en el que constaba, que el gobierno argentino le hacía entrega del secuestrado en la base aérea de El Palomar. Vale remarcar que el infiltrado Avegno en “su carpeta” reseña la detención de Jefferson; también se encuentran los hechos ampliamente documentados por los agregados militares.
Jefferson fue trasladado con su hijo – su sobrino fue liberado- en un avión militar a la base aérea del Galeao en Río de Janeiro, donde volvió a ser torturado pero no fue desparecido, permaneció preso hasta el año 1977. Su hijo fue liberado dos meses más tarde sin acusación alguna.
LA PROPUESTA ARGENTINA
En el período transcurrido entre el secuestro de Jefferson y el secuestro de Camargo, un telegrama emitido como secreto y urgentísimo, fechado el 15 de enero de 1971, también publicado en el informe de la CNV bajo el título COORDINACIÓN DE MEDIDAS CONTRA LA SUBVERSIÓN, da cuenta de una propuesta de las autoridades de la dictadura argentina “para establecer una adecuada coordinación entre autoridades competentes de ambos países, en carácter confidencial, tendiente a acentuar el control de agentes extremistas, sus desplazamientos, localización y elementos de lucha”.
El embajador de Brasil en la Argentina Joao Hermes Pereira de Araujo, informa que el Director de Informaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina, Ministro Antonio Donovan, mostró alta satisfacción con la reacción de Itamaraty a la propuesta argentina y remarca que el Ministro le señaló, “que se trata de una iniciativa suya, y que el sistema debería tener en cuenta actuar con máxima rapidez en el intercambio de informaciones para ser eficaz”. Son documentos secretos de Brasil los que permiten conocer esta situación.
CONCLUSIONES Y RESPONSABILIDADES
La CNV (Comisión Nacional de la Verdad) de Brasil concluyó en su informe que “pudo documentar la práctica sistemática de detenciones ilegales arbitrarias y torturas, así como la realización de ejecuciones, desapariciones forzadas y ocultamiento de cadáveres por agentes del Estado brasilero”. Solamente el Capítulo 6 de la Parte 1 titulado Conexiones internacionales: La alianza represiva en el Cono Sur y la Operación Cóndor contiene más de 150 documentos con varios miles de fojas. Entre ellas la “carpeta” del agente infiltrado Alberto Conrado Avegno.
En los 21 años que se prolongó la dictadura en Brasil (1964 – 1985) se sucedieron 5 presidentes. El primero, Castelo Branco creó el SIN (Servicio Nacional de Informaciones) máximo organismo de inteligencia y represión. Otros dos militares, Emilio Garrastazú Médici y Joao Batista Figueredo, dirigieron luego el organismo, y también llegaron a ser presidentes. Todos ellos jefes principales a los que finalmente reportaba el infiltrado Avegno. Máximos responsables del accionar represivo, dentro y fuera de Brasil, con pruebas documentales que los implican y que se hicieron públicas recién hace seis años.
Sumergirse hoy en las páginas que Avegno redactaba puede hacer helar la sangre del lector. No sólo por la mención reiterada de sus víctimas y por la especificidad de sus escritos, a veces con sobreentendidos contextuales que no se llegan a descifrar, sino, y sobre todo, por cómo se refleja la maquinaria de horror ejercida ilegalmente desde el máximo nivel de los Estados.