La suma Samuel L. Jackson más esclavitud nunca da el mismo resultado. En Django sin cadenas (Quentin Tarantino; 2012) encarnó a un personaje difícil de digerir, por momentos repelente que, según el propio actor, se sentía cómodo en su rol de siervo. Su representación de Stephen, con sus modismos del llamado “buen negro”, destapó una serie de debates y cuestionamientos que fueron más allá de la ficción. En la docuserie Esclavizados: una historia de injusticia (estreno por Natgeo hoy domingo a las 22) presenta un ángulo mucho más íntimo y totalizador acerca de la institución y el negocio de la trata de personas. A través de sus seis episodios, Jackson oficia de guía, rastrea sus propios orígenes y se embarca en una auténtica empresa para entender lo que significó y aún simboliza el esclavismo en la cultura global.
Esclavizados, entonces, atraviesa distintas geografías y épocas (del siglo XVI a la actualidad) focalizándose en las implicancias del negocio transatlántico, con barcos hundidos y al mismo océano vuelto un enorme sepulcro. “Más de doce millones de africanos fueron esclavizados. Se realizaron más de 45 mil viajes durante tres siglos. La mayoría de los barcos llegaron. Pero muchos no. Más de dos millones de nuestros ancestros murieron en el mar”, enumera el conductor. Cabe apuntar que Jackson no es el único en dar testimonio. Junto a él aparecen Afua Hirsch (periodista británica reconocida en su país por haber criticado el rol colonial de Gran Bretaña y a Winston Churchill) y Simcha Jacobovici (el documentalista israelí que dirige la serie). El proyecto, a su vez,le brinda una buena parte del metraje a “Diving With a Purpose”, una rama de la Asociación Nacional de Buzos Negros que busca restos de barcos de esclavos en el fondo del océano.
En el primer episodio, por ejemplo, se repasa la historia de El Guerrero. A comienzos del siglo XIX, los británicos se consideraban autorizados para apresar a cualquier barco negrero pues habían decretado ilegal este comercio. Así fue como persiguieron al navío español que acabó hundido en El Cayo Florida. Las recreaciones dan lugar al trabajo de los buzos. Su objetivo es dar con piezas ilustren la esencia y brutalidad del tráfico como extractores de dientes y grilletes. “Antes de llegar a destino, éramos vistos como cargamento y no como seres humanos. Éramos menos que humanos, lo mismo que arrojar algunas cajas o algunos caballos o cualquier otra cosa que estuviera a bordo”, graficó Jackson en una entrevista con The New York Times.
Según el actor -y productor del envío-, este enfoque brinda un nuevo ángulo sobre el tópico y sus horrores. “Sentimos que era una historia muy diferente . Hemos escuchado historias de barcos que llegan, a dónde se dirigen, pero nunca hablamos sobre los barcos que no lo lograron y cuáles fueron las consecuencias de eso, o incluso cuál fue la rentabilidad de eso para las personas que patrocinaban los barcos. Aunque las personas no lo lograron y no pudieron usar sus cuerpos para la servidumbre, todavía se benefician”, explicó el actor.
A su vez, para el protagonista de Pulp Fiction esta empresa audiovisual involucró un rastreo sobre sus propios orígenes. En el inicio se lo ve junto a una tía analizando su árbol genealógico y hacia el final participa de un rito con la etnia benga de Gabón. Más allá de esa odisea particular (el actor la denominó “el remordimiento del sobreviviente”) cada episodio aporta una nueva clave sobre el tema.
Las secuencias de buceo son muy ilustrativas y
funcionan de catalizador para un abordaje económico, político y cultural de la
institución esclavista. Análisis que, según los realizadores, sirve para
comprender mejor al movimiento Black Lives Matter. Hay debate sobre la
ideología que justificó el racismo más allá del lucro. Y hay escenas desgarradoras
como la visita a una plaza en Lagos, Portugal, donde se vendieron los primeros
africanos esclavizados. Cerca hay una fosa común que ahora está cubierta por un
campo de minigolf. Escenarios que Jackson define como “un cementerio y una
escena del crimen” desconocida por la mayoría de la humanidad.