La emotiva noche de la Bombonera tuvo su momento culminante a los 11 minutos del partido de Boca y Newell’s. Fue cuando después del primer gol, casi todos los jugadores de la camiseta azul y oro fueron a ofrendárselo a la hija mayor de Diego, Dalma Nerea Maradona, que seguía el encuentro desde el palco. El barbijo no permitió mostrar a las cámaras la mueca de los labios, pero sí se vieron los ojos inundados. Hubo otros homenajes antes, durante el partido y en el entretiempo, pero ninguno tan espontáneo y conmovedor como esa ofrenda a Dalma y su natural reacción.
En la previa, los jugadores de los dos equipos y los árbitros formaron con la misma camiseta, una de la selección con argentina con la silueta en el pecho y el numero 10 en la espalda; los futbolistas de Newell’s posaron con una camiseta rojinegra con el 10; la pelota del partido llegó en el autito cubierto con la casaca 10 que Boca usaba en el 81 y las camiseta de Boca no mostraron los nombre de los jugadores sino el de Maradona. Todos eran Maradona. Y en el entretiempo, para sumar otra capítulo al homenaje se apagaron las luces del estadio y quedó iluminado el palco desde donde Maradona solía alentar a los jugadores.
El primer gol de Boca, el del festejo más emotivo, llegó con un tiro libre después de una falta a Wanchope Abila en la entrada al área. Se paró frente a la pelota Cardona, dio dos pasos y le pegó de chanfle, con clase al palo de Macagno que después de inclinar ligeramente hacia el otro lado ya no tuvo posibilidad de reacción. Fue la primera llegada a fondo del equipo de Russo, que aumentó la ventaja 8m mas tarde con otro lujo de Caradona. En un contraataque fulminante luego de recuperar la pelota en la mitad de la cancha, Abila abrió para el volante colombiano que quedó con el camino libre después de que Fontanini se deslizara torpemente para cortar su avance. Cardona encaró en diagonal hacia el arco y se tomó todo el tiempo necesario para decidir si le pegaba al arco o tocaba la pelota hacia atrás, pero cuando vio que Macagno abrió las piernas, no dudó más y metió el pase a la red. 2-0. Y un nuevo festejo del crack colombiano: besó a la camiseta sobre el parche con la figura de Diego y levantó los brazos y la mirada hacia el cielo
Hasta el final del primer tiempo Boca, sin deslumbrar, siguió desnudando deficiencias defensivas en el fondo de los rosarinos, que encima se quedaron con diez a los 39 minutos cuando Gabrielli cometió una inocente e innecesaria falta a Cardona en la mitad de la cancha.
En el arranque de la segunda parte, una nueva falla inexplicable de Newell’s le abrió a Boca la posibilidad de marca el tercero. Moreno se mandó un absurdo bloqueo de vóleibol en el área ante un centro y el arbitro Espiniza, que estaba muy cerca, no dudó: penal. Cardona quería patearlo, pero Abila, que era el indicado por el DT, no lo dejó. Wanchope tomó seis metros de carrera y le dio a la pelota con violencia, pero muy abajo y la pelota se fue a las vacías tribunas del Riachuelo.
Cardona se fue sobre la mitad del segundo tiempo cuando ya había terminado de completar el manual del crack, en una actuación que hace pensar que definitivamente se ganó el puesto. Más allá del estreno del pibe Exequiel Zeballos y una chilena de Izquierdoz que salvó Pablo Pérez en la línea, Boca se dedicó a cuidar fuerzas. El trabajo y el homenaje estaba hecho.