Los fiscales que investigan la muerte de Diego Maradona todavía no imputaron a nadie por ningún delito, pero todo indica que van en camino de acusar al médico Leopoldo Luque por homicidio culposo. Las declaraciones de las hijas del Diez no fueron contra el profesional, pero lo complican: ellas dijeron que Luque estaba a cargo, que las convenció de alojar a Maradona en la casa de Tigre y que era quien daba las instrucciones. Para los fiscales, no se tomaron las prevenciones más elementales, al punto que a Diego se le notaba la hinchazón por el exceso de líquido en el cuerpo, que es lo que produjo el edema de pulmón y la muerte. Frente a esa situación, ni siquiera se le suministró un diurético.
Choque
Durante la tarde de ayer se cristalizó lo que parece una pelea familiar. Las hijas de Maradona todavía no se presentaron como particulares damnificados, la figura que rige en la Provincia de Buenos Aires. Pero por la mañana sí lo hizo el abogado Matías Morla en representación de las hermanas del Diez. Lo notable es que Morla publicó un tuit defendiendo a Luque y eso, de hecho, lo sitúa en una postura distinta a las hijas. La cuestión pintaba como un choque entre hermanas e hijas. Sin embargo, a última hora se conoció que el juez de Garantías, Orlando Díaz, rechazó a Morla y a las hermanas como querellantes porque consideró que los mayores derechos los tienen las hijas e hijos. Esto incluye a Verónica Ojeda, en representación del hijo que tuvo con Maradona, Diego Fernando, que sí se presentó ayer y se constituyó como querellante. El conflicto parece estar planteado: por un lado los hijos e hijas, por el otro el entorno de Maradona, lo que incluye a Morla y Luque.
En el enfrentamiento se cruzan dos miradas distintas del caso. Los fiscales y las hijas ponen el acento en las negligencias que hubo en la atención del astro. El entorno contesta que era Diego el que impedía que lo tratasen, el que se negaba a ver a cualquier médico, el que no quería ninguna internación, y según sostienen tácitamente, estaba en su derecho.
Presentación
Luque se presentó ayer en la fiscalía general de San Isidro, acompañado por su abogado Julio Rivas. Sin embargo, el equipo integrado de fiscales integrado por Laura Capra, Cosme Irribarren y Patricio Ferrari, coordinados por el fiscal general John Broyard, no le tomó declaración porque todavía no resolvieron si será imputado o testigo. En este último caso declaría bajo juramento, pero como imputado no jura decir la verdad.
Está claro que los fiscales trabajan sobre lo que consideran una negligente atención médica de Maradona. Se basan en los siguientes hechos:
*Después de la pelea entre Maradona y Luque, el jueves 19, el médico sólo volvió una vez, el domingo 22. Es decir que en seis días únicamente tuvo atención médica un día.
*Las hijas señalan que era evidente la hinchazón que tenía en las piernas y en la panza, señal del exceso de líquido en el cuerpo. Para los fiscales es un indicio de que no se tomaron las medidas más elementales --el suministro de un diurético-- y se desconocieron los síntomas que avisaban lo que se venía.
*El control de las enfermeras era deficiente, entre otras cosas porque Maradona ni siquiera permitía que ingresasen a la habitación. Eso no estaba consignado como correspondía.
*La historia clínica no era tal. Sólo eran anotaciones sin ninguna organización ni forma de historia clínica. Para los fiscales es un agravante que la documentación haya estado en la casa y no en el consultorio, indicio de informalidad.
El listado de deficiencias es muchísimo más extenso y se traducirá en un largo escrito de los fiscales.
En el horizonte está la imputación por homicidio culposo y luego un peritaje médico donde se establezca, de la mano de forenses, si hubo o no negligencias. También jugará un papel decisivo la mirada de la justicia sobre las negativas de Maradona a ser tratado. Según le dijo a este diario uno de los mayores juristas especializados en ese tema, Alfredo Kraut, con el nuevo Código Civil se consolidaron y ampliaron los derechos de los pacientes a negarse a tratamientos. Todo hace presumir que el expediente tendrá idas y vueltas y que de ninguna manera será de resolución sencilla.